Concurso de relatos: Relatos

Tostador

Pobre diablo

No notó el silencio... tampoco el tiempo, si vio como su vida pasaba ante sus ojos, con el alma desgarrada y el corazón destrozado, su mirada perdida, vagando de situación en situación, viendo pasar vidas, viendo pasar su porvenir, pobre diablo abandonado, le pesa su mala suerte y su estupidez de no levantarse y dejar de lado el ayer.

Pero ese pobre diablo debería darse cuenta ya, que la vida son solo dos días que no hay mas oportunidad, y aunque sin rumbo sea y sus ojos no vean claridad, siempre tendrá alguien que le querrá y le valorara…

Y ahora levanta, temeroso, busca un lugar para su bien estar, debería darse cuenta que lo que busca… no debería ser un bar, y que en una copa de güisqui el camino no encontrara, entender, entiende que no va a llegar a ningún lugar, pero que mas da, si sin su licor se demora y no quiere encontrar la sobriedad, por que el camino es duro y largo, a eso se le llama libertad, tener un sitio donde despejar, tener un lugar al que llamar hogar, al pobre diablo le domina el tiempo y le absorbe su voluntad, sabiendo que cada minuto el se lo tiene que ganar, para disfrutar solo unas pocas horas en su "hogar" hoy no quiere bien estar, quiere soñar despierto con su amigo el "ballantines"...

Y ahora disfruta, retoza!! le envuelven unas risas y una bonita sensación de no saber donde está, lo que no sabe, es que cuando se acabe el efecto todo volverá, y si no es así, escúchenme, el tiempo lo dirá.

Pobre diablo, que a palabras necias se entristece, aun sabiendo con creces que solo son memeces, el, frente a tanta presión no se encuentra como pez en la mar, y a base de su medicina se lesiona el cerebro, sin mas, a causa de tanta sensaciones que no le deja vivir en paz...

Pesca, pero las piedras no les deja pescar...
Duerme, pero en el suelo a el le incomoda estar..
Bebe, aunque sabe que luego le ira mal...

Y a golpe de cerveza de esta noche no pasara, eso piensa mientras se da cuenta de que las cosas difícil ve con notoriedad, y tanto humor no debe ser bueno, por que cuando luego llegue el dolor dejara marca en su interior, pues a dolor no esta sometido su corazón, y pediría una vida con un millón de abrazos y ilusiones, pero solo sabiendo que su familia le acogería en condiciones, ya puestos a pedir, pediría una bonita infancia y un sueño de verdad, no uno de esos que se rompen... pues sus sueños son de cristal...

Y dando la cara a tanta incomodidad, el llora y se desvanece en este parque tumbado… maltrecho borracho de pueblo al que cuando ves, cambiarte de acere debes, y el.. nota su dolor y lo entiende como una noche interminable… cree, que la luna se enfado con el, y que el sol nunca mas volverá a salir para el..

Un regalo a si mismo debe hacerse, una mente maravillosa y una vida escandalosa, donde pueda reflejar su rostro en un plato, y no morir en el intento, y ser de nuevo el hombre que un dio fue, este menester provisional mucho esta empezando a durar, y el pobre diablo en unos meses vera su alma volar por los cielos de este jardin en el que hoy esta tumbado retozando entre güisqui y su soledad.

Por EnTeOmEgA

5 horas

¿Cuántas te quedan? se escuchó de fondo, entre las sábanas de la otra cama. Mi hermano otra vez hablaba en sueños, otra vez murmuraba palabras y frases sin mucho sentido… aunque esta vez, la respuesta a su onírica pregunta era cinco, cinco horas. Ese era exactamente el tiempo que tenía hasta que comenzara mi último examen: cinco horas.

Siempre había sido un adicto a la noche antes: por la tensión, por la emoción y, sobre todo y para no engañarnos, por mi vaguería. Éste era mi segundo año en la facultad y aún no me había adaptado del todo a las mañanas de café, cañas y pinchos y a las tardes de café, cañas y mus. Para un “no iniciado” la Universidad le parece otro sitio más al que se va o bien a estudiar o bien a pasar el rato; pero como uno bien se da cuenta cuando está dentro, la Universidad es el principio y el fin: dejas por fin de ser un niño, tomas responsabilidades, los que son aún vírgenes dejarán de serlo (y los que no saben su orientación sexual la acaban por descubrir); y es el fin de la juventud, ya que por primera vez en tu vida te das cuenta de lo cerca que está la vida adulta: amigos que se prometen, las ETT, notas, carreras…

Pero en verdad sólo hay que saber dos cosas antes de entrar en ella: la primera es que nada ni nadie son lo que parecen ser y la segunda es que, aunque en verdad lo sea, no te olvides de lápiz y papel y condones.

Y allí estaba yo, con el flexo ardiendo, bebida energética para mantener abiertos los cansados párpados que se empeñaban en cerrarse y unos 200 folios sobre la historia moderna de Europa. Fechas, acontecimientos y lugares que recorrían mi cabeza como una vieja canción infantil. Rimas, asociación de ideas, memoria visual, siglas, acrónimos, chuletas… todo valía. Había asistido a un gran número de clases, así que la mayoría de las cosas me sonaban, aunque los detalles eran mi perdición, al igual que la de cualquier estudiante de letras. Carreras sin futuro, por devoción, con alto número de parados, que no aportaban nada al Estado… eso éramos nosotros, el último eslabón de una cadena que comenzaba en la antigua Grecia y Roma, y que recorría los grandes literatos de nuestro Siglo de Oro o los filósofos franceses hasta llegar a principios del siglo XXI, en donde todo tenía que ser útil, servir para algo, tener algún objetivo (y, obviamente, ese objetivo como meta principal debería ser el apuesto señor, de traje de Armani gris, Dinero).

Lugares y fechas de hombres que nacieron y murieron y todo lo que hicieron y sus motivaciones: asesinatos, grandes inventos, guerreros, historiadores, ilustres mecenas… Poco a poco y repitiéndomelo en voz baja se iban grabando en mi cabeza, como si de un pequeño cincel se tratara y que a fuerza de leer, releer y repetir una o dos mil veces, éste quedaba más fuertemente grabado en la dura roca y así menos posibilidades había de que la vorágine del examen la borrase.

Chute de cafeína, crujir de músculos, cerrar de párpados, sudor en la frente y en las manos, legañas que pelean… tres horas y media… tempus fugit.

Una vez soñé que era una araña que se colaba por la ventana y que acababa muriendo ahogada en el lavabo. Dicen que los sueños son proyecciones mentales de tus miedos y deseos. No hacía falta consultar a un especialista para que me dijera que debía dejar a la chica que coartaba mi libertad. Siempre me había gustado la psicología.

El zumbido de un mensaje de texto hizo que mi hermano interrumpiera su rítmico respirar y comenzara a murmurar abriendo y cerrando la boca como un salmón fuera del agua. Sabía que no estaba solo y que millones de personas a la vez estaban irritando sus ojos con folios manchados de tinta; pudriendo su cuerpo con cafeína, tabaco y otras y variadas sustancias; y maldiciendo a los de arriba por el poco tiempo que tenían, o suplicando porque el tiempo se detuviese o que fuera más despacio. Curiosas formas de saborear el preciado tiempo.

El tiempo es oro, a quien madruga Dios le ayuda… frases hechas y refranes que guardaban entre sus junturas la sabiduría popular de cientos, quizá miles de años. Y nosotros lo desaprovechamos durmiendo, viendo la televisión, emborrachándonos, enamorándonos, jugando al ordenador, comiendo, rascándonos, yendo a clase o al trabajo… nosotros tiramos esa ilusión de los minutos por la cadena inexistente de nuestra vida, allá donde van los recuerdos del Alzeimer, o las cosas que hemos perdido como la niñez, la inocencia, la sonrisa o la compasión.

Algunas veces me pregunto si todo esto ha merecido la pena, si tantos esfuerzos harán que un día me levante y me dé cuanta de que soy una persona mejor, de que valgo más que los yupis que, felizmente casados, van al trabajo con la perfección a su lado. La cultura es mi aliada, pero como creo haber dicho en algún otro sitio, en estos tiempos no vale para nada.

Una hora y diez minutos. Café frío y tostadas con mermelada de fresa calman el rugir de una noche de estudio. Ducha que sangra los poros de mi piel calma la cansada mente. Vaqueros, mi camiseta preferida y unas zapatillas calman el fatigado cuerpo. El cóctel nunca falla. Cartera, llaves, móvil, estuche, sonrisa, lentillas… último repaso antes de salir de casa.

Que tengas suerte sonaba mientras salía de la habitación. Veinticinco minutos. Una última mirada al espejo y todo se desmorona: colores sombríos funden los recuerdos, escalofríos, movimientos involuntarios, sudor frío que baña mi cuerpo, vueltas hacia un lado y hacia el otro. ¿Quieres dejar de moverte? amenaza mi hermano, mientras se da la vuelta y gruñe algo en alguna lengua oscura. Perezoso me levanto y contemplo la situación: dolor de espalda, ropa empapada de sudor, la cabeza algo revuelta acompañando al estómago y la certeza que vino con un suspiro de que aún quedaban veintitrés días para el examen de Historia moderna de Europa, que el verano era muy largo como para agobiarse todavía y que sería mala suerte que mi sistema de estudio volviera a fallar otra vez en septiembre.

Por bydiox

El tiempo

La oscuridad y el sonido de aquel viscoso líquido me impregnaban de vida por cada poro de mi cuerpo. Una cálida sensación que hacía tiempo creía haber olvidado. Un rítmico sonido, suave como una dulce brisa que acaricia tu rostro mientras observas como el reflejo de las nubes sobre un apaciguado mar cubre enormes distancias en el firmamento. De nuevo aquella sensación, ella llorará y yo sufriré respirando ese aire contaminado. No quiero volver ahí fuera de nuevo, estoy bien aquí… no lo intentes… no empujes… Demasiado tarde, estoy volviendo a nacer.

Han pasado treinta años desde mi centésimo décimo octava reencarnación y parece que fue ayer cuando noté por primera vez la vida corriendo por mis venas. El mundo ha cambiado demasiado como para poder reconocerlo si me hubiese saltado alguna de mis anteriores vidas, pero tengo suerte de recordar mi propio y ajeno pasado. Eso me concede una ventaja sobre los demás que no me gustaría perder, aunque ya ni siquiera me importe en realidad el prójimo. Con el tiempo me doy cuenta de que si ame a alguien alguna vez, esa fue, sin ningún tipo de dudas, la muchacha de los cabellos rojizos.

Puede sonar patético no recordar el nombre de alguien al que aparentemente tanto procuras recordar de buenas maneras, pero más bien definiría ese sentimiento como algo que me llena de tristeza. Prefiero recordarla como tan borrosamente pueda, dejándole un rostro tan ambiguo que pueda enamorarme de cualquier chica pensando que es ella. Pero eso tampoco me llena de satisfacción, es más, ni siquiera permanece ese pensamiento mucho más de un latido de mi corazón. Sonrío y sigo con mi vida de nuevo.

Es primavera otra vez, los árboles se esfuerzan en florecer para recibir agraciados la visita de los pequeños animales que partieron antes de la estación anterior, dejándoles tan solos como la Luna sobre un manto de cielo negro, demasiado contaminado como para dejar pasar la luz de sus compañeras de juegos en los días de más diversión. Vuelvo a casa, después de un flojo día de trabajo, por el camino del parque del centro de la ciudad. Las farolas iluminan mis pasos mientras las parejas se arremolinan a los más gruesos árboles para dar rienda suelta a su pasión. Que suerte tienen algunos – pensé entonces, y proseguí la marcha, como cada noche después de las nueve.

Al final del camino, justo antes de que mi zapato derecho cambiase la tierra por baldosas de extraña manufactura, una dulce voz se introdujo en el interior de mi cabeza, mientras mi mente rebuscaba en su propio almacén lustros atrás, intentando poner cara a esa voz. El bello de la nuca se me erizó tan pronto como los ojos de mi mente dieron con la imagen de aquella chica de inusual cuero cabelludo. No puede ser – pensé rápidamente, y temeroso de la infalibilidad de mi propia cabeza, me giré lentamente ante un nuevo latigazo de su voz. Mi mirada cruzó su rostro como el pincel que acaricia el lienzo en busca de una nueva obra de arte. El corazón me latía sobremanera, haciendo que mi respiración se tornase descontrolada y furiosa. Ella sonrió y a mi se me rompió el alma.

Tanto tiempo buscándola, tantas vidas de espera y ahora la tenía frente a mí. Ella también fue fruto de la maldición que hoy en día me tiene encarcelado en este mundo. De hecho, fuimos maldecidos los dos al mismo tiempo, únicamente que hasta ahora no nos habíamos vuelto a encontrar. Sonreía como le recordaba hacerlo. Los ojos se le achinaban cuando lo hacía, mientras los hoyuelos se le acentuaban, como un mecanismo que se repetía en los momentos de felicidad. Yo, en cambio, no sonreí, sentí miedo, pánico. Me desmayé.

Es ella, seguro que es ella – me dije mientras aún navegaba por los ríos de me inconsciencia. Me sentía despertar de nuevo. Estaba tumbado sobre una superficie dura e incómoda y estuviera donde estuviera, no se trataba de un mal despertar en mi cama a las tantas de la noche. La oscuridad se había acentuado y las farolas perdían su cuerpo entre la negrura de la noche mientras la iluminación de sus bombillas mantenían el parque levemente iluminado.

-¿Te encuentras bien? – dijo la muchacha con voz dulce.
-Sí, gracias. – respondí con tosquedad. La miré extrañado, fruncí el ceño y me incorporé torpemente mientras el corazón se me aceleraba de nuevo.
-Nunca has aguantado demasiado bien las sorpresas – me susurró mientras al mirarla veía como sonreía de forma inocente.

-Sí, es ella, sin ningún tipo de dudas – pensé enseguida. Sacando valor de la nada, le miré firmemente a los ojos, tragué saliva y respiré profundamente.
-Te he estado esperando… mi niña – recordé entonces que no recordaba su nombre, aunque dudaba que eso le importase ahora mismo. Sonrió de nuevo.
-Yo llevo buscándote todo este tiempo, Zeus – finalizó. Aquellas palabras se me clavaron en el corazón como infinidad de cuchillos sobre mantequilla medio fundida. Recordaba mi nombre original, me pareció increíble.

Me levanté esperanzado, con el corazón en un puño tras lo acontecido. Tenemos tantas cosas que contarnos… - murmuré entre sollozos. La cabeza de la muchacha cedió y su mirada cayó al raso. No tenemos tiempo, mi querido – dijo lentamente.

Arqueando una ceja, abrí los ojos como dos enormes platos y me senté de nuevo a su vera. ¿A que te refieres? – le pregunte con algo de miedo.
-¿Madre no te lo contó?- lloraba desconsolada. En el momento en el que nuestros caminos volvieran a cruzarse, la maldición se rompería una hora más tarde... – hizo una grave pausa que me incomodó en demasía. -… haciendo que nuestros cuerpos reposen eternamente a partir de entonces.

No puede ser. No me podía estar pasando eso. Ni a mí ni a ella, era injusto. ¿Por qué?. No entendía nada.

La miré de nuevo a los ojos y la agarré con decisión pero con suavidad. Mis brazos la rodearon y su cabeza reposó en mi pecho mientras seguía llorando sin remedio. Le besé la cabeza mientras un par de lágrimas cayeron sobre su cabello.

Tantas vidas deseando terminar de una vez con esta farsa y me doy cuenta de que lo único que voy a poder saborear de la mujer a la que tanto he llegado a amar son las lágrimas de su desdicha. Tanto tiempo queriendo morir, tanto tiempo deseando nacer sin vida, tanto tiempo maldiciendo a nuestro padre para que todo acabe de este modo. Sin lógica, sin más amargura que el de dos enamorados destrozados por volverse a ver.

Dejaré de pensar en ella, de recordar su imagen en mi refrescada mente, de escuchar su voz en esas frías y largas noches de insomnio. Quizá debería haber aprovechado mejor mis anteriores vidas, hacerle saber a mi padre lo que tanto odiaba reconocer de mí, pero no podía, jamás pude ni podré, soy demasiado cobarde para ello. Me doy cuenta ahora de que he malgastado tantas vidas que quizá allá donde me dirija después de esta última oportunidad, no tenga en mis manos la propia elección de lo más mundano. Lo tendría bien merecido.

Pereceremos aquí, en este parque, agarrados el uno del otro para evidenciar que el tiempo que hemos estado sin tenernos no ha sido más que el vacío de nuestras almas al no querer encontrarse por miedo a sentir un amor aún mayor del que nos proporcionamos en nuestro día. Porque el amor duele, tanto o más que la pérdida de alguien querido.

No me apena morir, pues es algo a lo que estoy demasiado acostumbrado, lo único que realmente me encoleriza es saber que ni ella ni yo pasaremos más tiempo pensando el uno en el otro, recordando gestos, caricias, frases susurradas al oído y confesiones entre sábanas. Todo eso desaparecerá como lo harán nuestras almas, que lejos de perdurar en la inmortalidad del infinito, se descompondrán como lo haría una nube de polvo emergiendo del suelo esparcido por una brisa encolerizada transformada en un fuerte viento.

Por dGr

Las agujas del cuco

Ding-dong. Es curioso como el último de los doce suena con más fuerza, como si quisiera dejar constancia de su fortaleza. Ensimismada, sigo estudiando ese majestuoso cuco que adorna el comedor, allá en lo alto de la sala, cual vigilante incansable del tiempo. Otra vez esa palabra que había perturbado mis sueños aquella noche volvía a aparecer. Suspirando bajo la cabeza, hasta clavarla en un espejo que refleja todo mi cuerpo. <<Q escena más tierna>>. Si mi madre me viera ahora no dudaría en hacerme una fotografía. <<Carla, es para recordar este momento>>, me dice cada vez que me enfado cuando coge su cámara. Ahí estaba yo, inmóvil, con mi camisón rosa que me esconde las rodillas.

Casi sin querer, cautelosamente, el susurro del viento entraba a través de la ventana acariciando y ondulando mi pelo. Sintiéndome agradecida por el frescor recibido, me acercó a la ventana y miro la luna mientras me apoyo sobre ese “mirador de luces nocturnas”. Al recordar está metáfora un calor apacible me conquista y mis mejillas se tiñen de rojo, a la vez que esbozo una sonrisa. <<Es cierto, por las noches desde aquí se ven muy bien las luces que visten el cielo>>. Cuando presumía de mi ingenio con mi hermana mayor de veinte años, siempre intentaba eclipsarlo con una alegoría aún más aguda.

  • Tú verás luces por la noche Carla, pero yo veo palomas enormes durante el día.
  • ¿Enormes palomas, Lidia?
  • Si, las inmensas nubes son como palomas emigrantes del espacio.
    De nuevo mi mirada se encuentra con el cuco. Las doce y veinte. << Es cierto, pues si que pasa rápido el tiempo>>. De repente el color de mis hoyuelos se torna en nostalgia. Mis pensamientos se congregan otra vez.
    <<Pronto cumplirás diez años Carla, ¡tu primera cifra doble! Te haces mayor>>.Las palabras de mamá retumban en mi cabeza. ¿Me hago mayor? ¿Qué significa eso? ¿Por qué de una hora a otra, cambio de niña a mayor? No quiero, no quiero hacerme mayor. Aún soy una niña. Aprieto fuerte los ojos y las manos, formulando un deseo. <<Ojala el tiempo se parará ahora>>. Abro los ojos y de nuevo el cuco rompe mis sueños. <<No, el tiempo no descansa ni un instante>>.

Un tercer objeto aparecía para mí esa noche en el comedor. Un libro que me pareció que brillaba con un fuerte resplandor, Con recelo, me acerco a la estantería y lo tomé en mis manos. Cuando lo abro, veo las cuatro primeras fotos. Es un bebé. Una adorable niña que mis padres mecían en sus brazos. Al ir pasando las hojas, las fotos evolucionan en el tiempo. El bebé se ha ido convirtiendo en una niña, hasta llegar a una foto en el que podría estimar que la niña tenía quince años más o menos. << ¡Es Lidia!>>.

Acababa de ver pasar el tiempo con mis propios ojos. Ahí estaba, impreso en aquel álbum, escondido entre aquellas fotos. Cada una de ellas reflejaba unas cuantas vueltas de las agujas del cuco. Al pasar las páginas, el tiempo se exhibía, como regocijándose de su poder y riéndose de las preocupaciones que me habían robado el sueño esa noche. Y para colmar su dominio un rotundo ding-dong volvía a nacer en el salón. <<Ya lo sé, estás aquí, ya has dejado constancia de que tú no duermes>>.

¿Así de fácil ejerce su poder el tiempo? ¿Es capaz de cambiar a una persona tan bruscamente? Pero entonces… hay que temerle al tiempo, él es nuestro enemigo. Es quien rige las normas de todo y quien nos dice que hacer en cada momento. Cuando él dice es de noche, si el propone que llegue la aurora el sol debe despertar y alumbrar el alba. <<Si él afirma que me hago mayor, los días se construyen sobre mí>>. Además no entiende de preferencias, ni de privilegios, se hace presente en todo el mundo. <<No me salvaré aunque me esconda>>.

En ese instante nacía de mis ojos una lágrima limpia y pura, cual rocío de la mañana, refrescando mi cara a lo largo de su sinuoso recorrido y emigrando hacía mis labios.
  • Carla ¿Qué haces despierta a estas horas?
  • Lidia…

Lentamente me giré hacia ella y la abracé con mucha fuerza. La conté todo lo que habitaba esa noche mi cabeza. Busqué en su mirada consuelo y regazo. Y mi cruel respuesta fueron dos ding-dong.

  • Ves, Lidia, ahí está de nuevo. Tengo la sensación de que pretende burlarse de mí.
    Mi hermana me contesto con una tierna risa y un abrazo que me calmó enseguida. Es curiosa la confianza que siempre me ha hecho sentir.

-No te enfades Carla. El tiempo también es tu amigo.-<<¿Mi amigo?>> Esa noche había concluido que eso era falso. – Es cierto que el tiempo deja su huella a lo largo de los días. Pero si eso no fuera así todo sería muy aburrido, ¿no crees? Al fin y al cabo un día estás triste, otro contenta. El tiempo hace que los malos momentos se borren de tu memoria o al menos que se nublen ante otros más agradables. Gracias a que el tiempo existe disfrutas de él cada segundo. Intentamos vivir cada día al máximo, consiguiendo todos nuestros sueños e ilusiones que se encuentren a nuestro alcance. Y si un día es malo, pensamos que el día siguiente será mejor. Así, en nuestra mente se escribe un diario, en el que marcas las esquinas de las hojas que quieres releer. Mientras que intentas arrancar las páginas teñidas de malos recuerdos que un día te hicieron llorar.

Ding-dong. Ding-dong. Ding-dong. Mi hermana miró el cuco y no pudo evitar sonreír. A continuación me observó a mí y me besó con ternura en la nariz.

  • Vamos mi pequeña mujercita. Es tarde, No pierdas tu tiempo en llorar.

Tras decir esto se marchó de nuevo a su cama. Resultaba irónico el sonido que había otorgado a la palabra tiempo en su frase. Pero, para mi sorpresa, al mirarme en el espejo, yo sonreía. Es increíble la capacidad de convicción de la que está dotada Lidia. Con un pequeño pero sabio discurso había hecho gala de su madurez, y era capaz de tornar el negro en blanco, sin grises de por medio.

Mientras miraba de nuevo el majestuoso reloj, centraba toda mi atención en ordenar mis ideas. <<El tiempo también es mi amigo>>. Mi habilidad de deducción comenzaba a funcionar. Reconstruir todo lo sucedido esa noche me llevó apenas unos minutos de mi tiempo. <<Tiempo>>. Una tímida risita se escapó de mí.

Es cierto, el tiempo pasa inexorablemente pero eso es lo que le hace interesante y por lo que merece vivir cada día. Si ese día no fuese a acabar, no haríamos cada momento único. El saber gozar cada instante es lo bonito. Cada etapa de tu vida tiene algo especial, si averiguas la clave para ser feliz. <<Ser niña ha estado muy bien, conseguiré que cada año sea lo mejor posible, multiplicando las alegrías y dividiendo los momentos amargos>>. En lugar de perder mi tiempo, como las despreocupadas cigarras, me regocijaré en cada segundo aprovechando mi tiempo, cuales trabajadoras hormigas. << ¡Eso es!>>. El tiempo rige mi vida, pero ese tiempo es mío. Y yo lo uso a mi modo. De repente ese antiguo enemigo, no solo se había convertido en mi amigo, sino que ahora era mío, un tesoro que tenía que cuidar y guardar durante mucho… ¡tiempo! <<Mi tiempo me tiene que durar fresco y flamante durante mucho tiempo>>. Además tengo que intentar que mi diario tenga muchas páginas azules y doradas. Y no solo eso, sino que también, al recordar sus letras, conseguir que un pellizco de mis sentimientos se asomen con una sonrisa. Pero no debo olvidar que el tiempo también me dará momentos negros, agrios, tristes… que tengo que saber afrontar con madurez. Añadiendo todos los errores que cometeré, interpretando que son lecciones que deben perpetuar en mi mente para no realizarlos de nuevo.
Cuatro. Cuatro nuevos ding-dong acababan de ser trinados por el cuco. <<Si, amigo mío, se que es tarde>>. Me giré en dirección a mi mirador de luces o de palomas… <<Depende del tiempo>>. Las estrellas brillaban con un fuerte resplandor, como si quisieran darme las buenas noches y la luna se mostraba radiante, como llena de orgullo por ser la farola que más alumbra la noche. En la lejanía del manto estrellado me pareció visualizar una puerta abierta en el horizonte. <<Tengo mucho tiempo para llevar acabo todas mis metas>>

Anduve de nuevo hacía el cuco y recogí el álbum que yacía en el suelo. Al dejarlo en su sitio centré mis sentidos en la cámara de fotos de mamá. La estreché en mis brazos mientras nacía una nueva idea al mirarme en el espejo. <<La última foto con nueve años mamá>> A ella la encantará. Haré feliz un espacio de su tiempo. Fotografié una limpia e inocente sonrisa.

Una vez concluida mi última tarea de esta noche me tumbe en el sofá en frente del reloj. Las cinco menos veinte. <<No me dormiré hasta que las agujas den las cinco y el cuco cante para mí>>, Sin embargo, exhausta, emprendí un viaje hacía un mundo mágico lleno de color.

Un sonido familiar resonó en mi cabeza y no pude evitar sonreír. Un calor placentero se apoderaba de mí. Lo que yo no sabía es que en el quinto y último de los ding-dong mi hermana Lidia me devolvía la sonrisa mientras me tapaba con una manta. Premió mis mejillas con un dulce beso y acarició suavemente mi pelo.
-Disfruta todo tu tiempo Carla, incluso aquel en el que estas dormida. Duerme bien, princesa del cuco.

Por aRiaNa

Crepúsculo

Todavía recuerdo las palabras de mi abuelo aquella noche. Podía ver en su mirada que se sentía cansado. Ya no tenía ganas de seguir luchando. Estaba dispuesto a abandonar y afrontar su destino.

Aquella maldita enfermedad llevaba varios años devorándolo lentamente.

Me habló de su pasado. Proyectos, ilusiones, sentimientos y emociones que sentir y compartir. Mi abuelo tenía apenas 20 años cuando conoció a la mujer de su vida. “Ha sido, es y será siempre mi otra mitad, yo sólo nunca podré estar completo” me decía. Y realmente lo había sido y lo fue durante toda la vida, había sido un medio-hombre, como dice mi hermano pequeño al escuchar esa frase.

Desde que conoció a su otra mitad, su vida cambió. Todo se iluminó, sus fuerzas se centraron en que cada decisión, cada esfuerzo y cada paso adelante estuviese encaminado a su objetivo final. Había pasado muchos años malgastando el tiempo, sin un rumbo, sin una motivación... pero todo cambió para él. Ya no estaba despilfarrando tiempo: lo estaba invirtiendo. Solamente pensaba en pasar el tiempo junto a su amada, en que cada año su objetivo estuviese más cerca. Él solo la tenía a ella y ella solo lo tenía a él. Merecía la pena esperar. Sin duda la mereció.

“El tiempo no pasa en balde para nadie. Todas las personas cambian con los años, maduran con cada decisión que deben tomar en su vida. Lo que hemos sido es lo que somos y lo que terminamos siendo, porque todas nuestras acciones tienen su repercusión en el futuro. No debemos preocuparnos por haber hecho algo mal en el pasado: debemos ocuparnos de que aquello que hemos hecho mal en el pasado no nos afecte dentro de unos años. Eso es lo que debes hacer si crees que alguna vez has hecho algo mal. Debes tener recuerdos, y deben ser recuerdos que no te hagan perder la esperanza aunque sean negativos. Deja que ese recuerdo te invada, deja que los sentimientos regresen y entonces lucha contra ellos en caso de que sea necesario. Lucha con fuerza. No te rindas. Piensa que sucedió porque tenía que ser así y nadie puede ya evitarlo. Y recuerda que todo lo que haces en la vida tiene sus consecuencias en el futuro. Algunas consecuencias las empezarás a sufrir al instante, otras tardarán años en descubrirse. Pero créeme cuando te digo que todas aparecen. Deberás saber mantenerte en tu lugar para no hundirte cuando una consecuencia afecte directamente a tu mente y no te deje pensar o actuar como tú querrías, cuando no te deje vivir como tú desees. Apóyate en las personas que te rodean si llegado el momento crees que tú solo no puedes aguantar en pie. Déjate ayudar si creen que pueden hacerlo y, sobretodo, deja que las personas que te rodean demuestren que te quieren, que eres importante para ellos y que quieren lo mejor para ti. Entonces seréis tú y los tuyos, no habrá nadie más, y eso te hará olvidar hasta el momento más amargo de tu vida.”

Mi abuelo estaba recostado en su cama cuando me dijo todo esto. Es duro. Es duro pero esperanzador que una persona que ha vivido tantas experiencias te las transmita en sus últimos esfuerzos por hablar. Estaba casi fulminado y me pidió con un gesto que le llenase el vaso de agua. Fui a la cocina para llenarlo. También de paso empapé con agua una toalla que después iba a poner en la sudorosa frente de mi abuelo. Sonó el teléfono en el camino de vuelta desde la cocina. Mi madre quería saber cómo estaba mi abuelo, y aguanté lo posible para que no se me saltaran las lágrimas y soltase un sollozo que me hiciese explotar en un llanto del que no sabía si lograría escapar. “Está... mamá... está mal”. Hubo un silencio. Ella me pidió que me tranquilizase, que estaba de camino y que no tardaría en llegar a casa.
Volví al cuarto en el que se encontraba mi abuelo y le ofrecí el vaso de agua, del que apenas tomó dos pequeños sorbos. Tenía la respiración un tanto acelerada y le costaba respirar con normalidad. Tomó una bocanada de aire para volver a hablar.

“Tu madre... Tu madre es lo que más quiero en el mundo junto a tu abuela. Ya sabes que se parecen mucho. Siempre se han compenetrado muy bien, se han apoyado en los momentos difíciles y han estado juntas en sus momentos más felices.

Traer a un bebé al mundo es lo más bonito que alguien puede hacer por la humanidad. Enseña a tu hijo todo lo que sabes, edúcale como te educaron tus padres pero aportando tu particular visión de la vida. Esa persona te querrá por ser su padre, y más adelante te querrá por que le hayas dado esa educación. Sabrá apreciar los momentos buenos y sabrá afrontar los momentos malos porque no los habrá pasado sola: siempre habrás estado con ella para ayudarla y esa sensación de protección y seguridad estará siempre en su memoria.”

Tenía su mirada fija en mis ojos mientras me hablaba. Quería que no me perdiese ni una palabra de lo que me estaba diciendo. Yo sabía que mi abuelo se mostraba como un libro abierto, un libro fascinante, maravilloso. Le puse la pequeña toalla sobre la frente. Estaba algo destemplado y por un momento dudé acerca de si ese trapo mojado le iba a ayudar en algo. La casa estaba en silencio. Solo la respiración entrecortada de mi abuelo y mis pequeños sollozos lograban romper por momentos ese clima de calma y tranquilidad. El lugar ideal para dejar de luchar y decidir descansar para siempre. Solo faltaban sus familiares y personas más cercanas, pero claro, estas cosas no pueden predecirse. El odioso azar decidió que el momento fuera ese y mi abuelo lo afrontó así, decidiendo contarme todo lo que me estaba contando. No habría podido ser de otra manera.
El tiempo es incontrolable. No podemos decidir el transcurrir de los acontecimientos. Las cosas nos vienen de cara; podemos evitarlas o afrontarlas. Muchas veces no nos damos cuenta de que tenemos una oportunidad frente a nosotros hasta que ha transcurrido un tiempo determinado. Muchas veces estamos manteniendo una discusión de la que intentamos salir airosos y no se nos ocurre la frase ideal para defendernos hasta momentos después de haber terminado la situación. Pensamos: “oh, eso le habría dejado las cosas bien claras”. Claro, le habría dejado las cosas claras, pero para cuando se nos ocurre es tarde y tenemos que vivir siempre con el “qué hubiera pasado si...”.

Al ser humano se le escapan muchos detalles, cosas impredecibles. Cuando afrontamos un nuevo día y recorremos el espacio que nos separa de nuestro lugar de estudios o de trabajo no nos fijamos en las cosas que nos rodean, en detalles que pasamos por alto porque simplemente no tenemos la mente predispuesta a reconocer esos detalles. Estamos demasiado ocupados pensando en el rutinario día que nos espera como para pararnos a pensar por un momento que, si mirásemos al cielo aunque fuera solo unos segundos, nos daríamos cuenta de que no estamos solos, nos daríamos cuenta de que el mundo es enorme, de que hay vida y problemas más allá de los nuestros y que no debemos estropear un dia entero por culpa de unos minutos de indecisión o preocupación. No merece la pena malgastar el tiempo de esa manera. Hay que afrontar los días con una sonrisa, con los ojos bien abiertos y con la esperanza depositada en nuestros objetivos, tal como me había dicho mi abuelo hacía unos intantes.

Mi abuelo giró la cabeza para atraer la atención de mi mirada perdida, fijada en algún lugar aleatorio que siempre busca la mente para dejar pasar el tiempo mientras organiza sus ideas. Nuestro cerebro crea un concepto espacio-temporal muy interesante: la mente se concentra en un punto para dejar que el tiempo pase sin importar dónde estamos. En ese momento la mente está preparada para pensar, y nosotros nos dedicamos solo a eso y llegamos a olvidarnos de dónde estamos.

“Sé que es un momento duro, pero debes afrontarlo con serenidad. Yo estoy preparado para lo que tiene que ocurrir. Se supone que este momento le da miedo a todas las personas, y es normal: es el momento en el que dejamos de existir físicamente y dejamos de poder hacer cosas que todavía queremos seguir haciendo. Yo no lo veo como un momento al que hay que temer, sino como una ocasión en la que puedes valorar el transcurrir de tu vida y darte cuenta de que ha sido plena. En mi caso lo ha sido, ha sido plena, no tengo dudas. He estado toda mi vida con la mujer a la que he amado, he tenido hijos con ella, he podido cumplir mis objetivos, que eran los mismos que los de la mujer a la que amo, mi otra mitad”. Sonrió al pronunciar esa última definición, quizás porque recordó las palabras de mi hermano respecto al medio-hombre. Tras un instante continuó hablando en tono tranquilo “Ella lo ha significado todo para mi y me ha hecho entender el concepto de la vida desde otra perspectiva. Verás, el tiempo pasa deprisa cuando te lo pasas bien, en los buenos momentos, pero puedes vivir feliz y sin embargo los días pueden pasar despacio a pesar de toda esa felicidad. Los días pasan muy despacio cuando no estás con la persona a la que amas. El tiempo hace que un día sin saber nada de ella pueda parecerte una semana, hace que una semana sin verla pueda parecerte un mes, y hace que un mes entero sin poder sentirla entre tus brazos pueda parecer una auténtica eternidad. No pienses que vaya a decirte ahora eso es el amor. No. Esto es lo que yo entiendo por amor, pero quiero que tú lo descubras por ti mismo, que sientas las sensaciones tan bonitas que te invaden cuando te enamoras. Tienes una vida por delante para conocer a alguien, en ese sentido no debes desesperarte. Quizás llegue un dia en el que el tiempo empiece a apremiarte, quizás el paso del tiempo te haga pensar que debes resignarte a encontrar una mujer que te haga sentir incompleto cuando no estás con ella. No dejes que el tiempo destruya tu ilusión, sé siempre tú mismo, no finjas nada, no inventes nada. Deja que el mundo te conozca tal como eres. No pienses en tus defectos, ocúpate de que tus virtudes te hagan brillar. Solo así podrás conocer a personas como tú.”

En ese momento volvió a sonar el teléfono. Corrí a cogerlo. Mi madre otra vez. “Cariño, estoy a quince minutos de casa, el coche me ha dejado tirada, tengo que ir a pie. Voy corriendo hijo, no tardo.”

Lo dijo con voz temblorosa, tratando de esconder el llanto que la abordaba. Es curioso el concepto que las personas tenemos de tiempo al relacionarlo con tranquilidad. Me resultó curioso escuchar como mi madre me decía que no me preocupase, que no tardaba nada en llegar, como si el tiempo que ella tardase en llegar a casa fuese de la mano con el tiempo que mi abuelo resistiese a la llegada de la muerte. Como si al decirme que no tardaba nada me fuese a sentir más tranquilo. Las personas asociamos la prisa, las ganas de llegar a algún sitio, con la sensación de tranquilidad que eso producirá en la persona que nos está esperando. Es una forma de decir “estoy aquí, no me he ido”. Pero lo más curioso es ver como esta simple relación que establecemos (y que al pensarla puede parecer tan absurda) termine funcionando. Una persona se relaja cuando espera a alguien durante un rato sin saber nada del motivo de su tardanza, pero recibe una llamada y se tranquiliza. Por eso me llamó mi madre.

Pero mi tranquilidad en esos instantes no iba a hacer que dejara de tener miedo por la situación de mi abuelo.
Volví a la habitación. Mi abuelo respiraba muy despacio, demasiado despacio. Apenas tenía fuerzas ya para respirar. Supe que lo que iba a decirme a continuación sería lo último que diría en su vida. Me sequé las lágrimas y afronté ese momento con aparente tranquilidad; debía aguantar hasta que mi abuelo me abandonase.

“Lo que hemos sido es lo que somos”.
Mi abuelo dejó de respirar. Había comenzado su viaje por el tiempo, volvió a donde la historia de la vida comienza. Todo principio tiene un final. Lo bonito es saber que cuando termina podemos recordar lo maravillosa que ha sido nuestra vida y podemos de algún modo volver a empezarla. Esa noche mi abuelo me contó todo lo que sentía, todo lo que había vivido, para de algún modo hacer que su vida siguiese en mi, que aprovechase el tiempo que se me había otorgado.

Desde aquél dia ese ha sido mi objetivo: vivir la vida tal como me la había planteado mi abuelo. Y le agradezco mucho todo lo que me explicó. Todo ha sido mucho más fácil.
He aprovechado cada momento, cada instante del tiempo, sin dejar que el tiempo se apoderase de mi.
Se trata de eso: de tener un objetivo y luchar por él.
Gracias abuelo.

Por sokomizer

El tiempo sera tu aliado

“El tiempo sera tu aliado”, me dijeron cierto dia…Cuanto pude reir, por no llorar, al escuchar aquella expresion.
¿El tiempo mi aliado? ¿Cómo va a ser el tiempo el que me ayude? Algo que ni puedo ver, ni tocar, ni oler, ¿Cómo puede algo asi librarme de esta pena que llevo dentro?
Para mi el tiempo no dejaba de ser algo inmaterial, que según algunos, me sacaria del abismo en el que estaba cayendo.
Y fue asi durante muchas semanas, hasta que un dia todo cambio. Me levante por la mañana, como todos los dias, apresurada porque el despertador habia estado sonando durante 20 minutos y habia sido incapaz de salir todavia de la cama, de aquel lugar que, durante una epoca, habia sido mi lugar preferido, aquel en el que llorar y pensar en alto, en el que me quedaba dormida con mil pensamientos pasando por mi mente.

Sali de habitacion y recorri el pasillo, como cada mañana. Entre al baño y me mire al espejo. Por primera vez en muchas mañanas, el reflejo que veia en el espejo no era el de un rostro sollozante.

¿Sera el tiempo? Me pregunte a mi misma. ¿Sera el tiempo el que ha conseguido que hoy no me levante con esas ganas horribles de llorar? ¿Qué podia ser, sino? Nada habia cambiado en los ultimos dias, ningun acontecimiento nuevo habia sucedido en las ultimas horas, y sin embargo aquel dia era diferente.

Entonces comprendi las palabras que, semanas atrás me habian intentado hacer comprender. El tiempo. El tiempo habia conseguido que las cosas ya no dolieran como lo hacian antes, el tiempo habia conseguido que me habituara a mi nueva vida y sobretodo, el tiempo, me habia enseñado que ninguna herida queda abierta para siempre.
Desde aquel dia, pensaba mucho en aquella nocion inmaterial llamada tiempo.

El tiempo habia conseguido que mis heridas comenzasen a sanar, pero tambien habia puesto muchas cosas en su sitio. Aquel que oso hacerme daño en su dia, se habia convertido en un ser vacio, habia desperdiciado su vida por un capricho y tras una epoca comprendio sus errores.
¿Sera verdad eso que dicen que el tiempo pone a cada uno en su sitio? Como tuve tantos ratos libres para pensar, comprendi que tambien aquella afirmacion tenia mucha verdad.

Recorde como, el dia en que todo paso, volvi a casa con aquella molesta sensacion de injusticia. El no poder hacer lo que yo queria con mi vida, el sentir que no dominaba los acontecimientos a mi antojo, y que, encima todo se volvia en mi contra, me hacia sentirme furiosa, muy furiosa, ni si quiera habia llegado todavia el momento de ponerme triste, porque entonces solo pensaba en lo que aquellos dos se merecian.
Pero, al final, a cada uno le llego su momento. Ella perdio todo el interes en el, simplemente porque se trataba de una chica caprichosa que no sabia quedarse sin lo que se proponia, aunque ello implicase destrozar la vida de algunas personas. Se le habia pasado la euforia del niño intelectual y acabo cayendo en los brazos del guapo de turno que no hizo mas que sacarle el dinero.

Pero lo de él fue peor. Abandonado por quien el habia apostado, despedido de su trabajo por tomarse demasiados dias libres y apartado de muchos de sus amigos que jamas habian llegado a comprender sus actos.

¿No es esto justicia? ¿No es es justicia el que cada uno se lleve lo que se merece? ¿Y quien habia impartido esa justicia?
El tiempo. Mi querido amigo tiempo, no solo habia sanado mis males, si no que ademas habia conseguido que cada uno se llevara su merecido.

Ese tiempo del que habia dudado ahora casi podia sentirlo, sentir la satisfaccion de no llorar cada mañana, la satisfaccion de saber que cada uno tenia lo que se habia buscado. Y tambien podia olerlo, ¿a que huele el tiempo? A mi aquel dia el tiempo me olia a rosas, un precioso ramo de rosas que me habia regalado dos dias atras, una persona que comenzaba a ser muy especial en mi vida. ¿Y a que sabe el tiempo? A café. Un buen café matutino, cuando no tienes preocupaciones, es el mejor sabor que puede sentir tu paladar.

Sin embargo, a pesar de haber descubierto que el tiempo si podia sentirse de todas aquella maneras, todavia no habia descubierto como tocarlo.
¿Se puede el tiempo tocar?
Entonces, cierta noche descubri que el tiempo tenia el agradable y suave tacto de la piel de la persona a la que en ese instante amaba.

Por RePuWoMaN

Crónica

Crónica

...sonó un CRACK!, como si de un pistoletazo de salida se tratase, y a continuación, una fina grieta se abrió en aquella extraña estructura ovalada de color blanquecino. Una sustancia gelatinosa, de densidad aceitosa se empezó a deslizar por ella, aumentando el flujo a medida que se hacia más y más grande, hasta que terminó de salir en todo su conjunto cuando amabas partes se separaron, deteniéndose, ahora sí, el tiempo y envolviendo la atmósfera de una paz y tranquilidad absoluta.
La parte central y de mayor peso resbaló, avanzando milímetro a milímetro, tan lento como si de metros se tratase, hasta caer al vacío.
El tic-tác de un reloj cercano, ajeno a lo que ocurría, se detuvo y una estela siguió al núcleo amarillento como la cola de un cometa producto de la evaporación de las masas heladas de agua pertenecientes a su estructura irregular, al desplazarse a velocidades vertiginosas por el oscuro espacio, opuestamente a como lo que allí, en el interior, terminando de salir de la extraña figura cóncava, se encontraba.
No podía decirse que el tiempo estuviera parado, pues cierto no era, la precipitada forma seguía adelantándose, reduciendo la altura a la que sería, sin ella saberlo, el punto y final de su corta vida.. Se movía impredeciblemente, bajo la acción de la gravedad, rotando, adquiriendo extrañas formas en su lineal trayectoria, aumentando su velocidad mas y mas, imperceptible para el ojo humano y a cada fracción de aquel segundo que parecía no querer transcurrir.
El calor se empezaba a notar en oleadas, como Celsius sentía a cada paso que Luci se acercaba tras la puerta del mismísimo infierno el fortísimo calor que irradiaba; incesantes, a las que era imposible huir, encontrar una salida, escapar de lo que sería inevitable, como la zozobra de una barca en una tormentosa noche de finales de verano en la mitad del inmenso océano, o incluso como la propia muerte.
El final estaba cerca, y solo podía recordar de su corta vida, como era cuando estaba dentro. Desde su nacimiento hasta su salida de aquello que desconocía y que había sido su hogar. Recordaba como algo, un golpe seco, le había hecho despertar del largo letargo, originando una grieta sobre la pulimentada superficie y por la que comenzó a deslizarse sin poder agarrar nada que lo frenase, viendo el abismo cada vez mas próximo, sin poder detener el tiempo, hasta resbalar del todo y comenzar a caer.
Notó la velocidad de la caída sobre su rostro, fuerzas G en aumento deformándole la cara, sin poder dominar su ente, sintiéndose invalido e incapaz de tomar decisiones sobre los movimientos que su cuerpo ejecutaba, como si de una marioneta se tratase, atado a unas cuerdas y unos maderos en forma de cruz, siendo manipulado por unos niños juguetones que mataban el tiempo de la mejor forma que podían, entre risas y gritos;...era esa sensación, esa sensación del no saber porque le había tocado a él, y no a otro, porque así y no de otra forma y que sería lo que se encontraría allí abajo, donde el negro lo inundaba todo; lo que verdaderamente le aterraba.
Un calor proveniente del vacío le empezó a abrasar la piel, las primeras gotas de sudor se empezaron a deslizar hacia arriba, sobre su frente, hasta perderse en su nuca, recorriendo el valle que formaba su espalda y volatilizándose en el espacio. Eran como bofetadas impregnadas de un olor aceitoso, que se hacían cada vez mas insoportables a medida que iba cayendo. En la oscuridad del fondo, se veían pequeñas burbujas, que explotaban tras hacerse enormes y no poder resistir la presión superficial que su masa les originaba, lanzando como si de una catapulta se tratase, pequeñas gotas que volvían a fusionarse con la negrura, homogeneizándose de nuevo con la mezcla.
En su mente algo le decía que aquello no debería ser bueno. Siguió y siguió luchando, durante el largo periodo y corto recorrido que había transcurrido, hasta que no tuvo mas remedio que aceptar lo inevitable, el contacto que el pensaría sería mortal, con la lisa superficie recubierta por aquel espeso jugo.
Cayó en todo el centro, intentando salpicar lo máximo posible, como reivindicando que él no merecía estar allí, pues no había hecho nada malo, y menos sufrir aquella tortura; transmitiendo su mal al resto de los que a su alrededor se concentraban, unos ajenos a lo que sucedía en el exterior, durmiendo en su letargo en las ovaladas formas, ignorantes de lo que les ocurriría antes o después; y otros ya reposando tranquilos bajo unos diminutos cristales en forma de granos de color transparentoso. Ahogado de nuevo por las olas de aquel liquido que le quemaba y doraba la piel del rostro, haciendo que adquiriese un color amarillento que antes no tenía, al igual que el resto de su cuerpo, que se hizo blanco al primer contacto con la caliente superficie mientras el tiempo parecía no avanzar; fue hinchándose poco a poco, como las burbujas que hacía unos instantes acababa de ver, pero sin explotar, hasta recibir otro baño de lo que acabó por llamar aceite. Finalmente, y tras lo que el pensó sería el final, un objeto liso y agujereado, bajó del cielo y le acarició la espalada, tirando después de él hacia arriba, tras unos vaivenes suaves que no hicieron otra cosa mas que liberarle del ardor puntual que le ocasionaban las pequeñas acumulaciones de aceite, que a modo de charcos le habían perforado superficialmente la piel de su cuerpo; desplazándole por el aire, hasta acurrucarle y dejarle caer exhausto tras la lucha, junto al resto de los de su misma especie.
Tras el desfallecimiento por lo vivido, despertó pensando que San Pedro se encontraría esperándole en las puertas del cielo con los brazos abiertos, entre algodonosas nubes azul pastel, y tras un atril con un pergamino sobre él; pero no!, todas sus predicciones se fueron al traste cuando al abrir los ojos, vio como algo con 4 puntas afiladas y de color plateado se aproximaba velozmente hasta clavársele en la cara, sesgando su corta, pero intensa vida en menos tiempo de lo que había tardado en caer, freírse y servirse sobre el plato en el que al final murió, desparramándose por toda la superficie, como un huevo frito.
XD

Por Polus101

La venganza de Bryan

Bryan estaba corriendo bajo la lluvia, tenía una herida de arma blanca en el estómago y en ese momento huía de su agresor que le buscaba para rematarle, en ese momento Bryan pensaba, aparte de en como huir, en que había sucedido durante ese tiempo para llegar a tal extremo.

Cuando era niño su vida era feliz, iba la colegio y por la tarde se marchaba al parque a jugar al fútbol, fue una bonita etapa, veía los dibujos de la televisión y soñaba con ser futbolista, lo que cualquier niño.

Un día su vida cambió, se puso enfermo y eso le produjo un gran cambio corporal, engordo mucho peso, su cuerpo ya no era el cuerpo de antes y lo peor de todo estaba aún por llegar, la entrada en clase después de esos nueve meses enfermo, había pasado bastante tiempo y la verdad, Bryan no sabía como iban a reaccionar sus antiguos compañeros, de pasar de un cuerpo normal de un chaval de doce años a convertirse en ese monstruo, llegó el día, y Bryan llegó a clase, lo primero que se encontró fue la marginación por parte de sus antiguos amigos, luego las burlas de los otros chicos del instituto que se burlaban de él e incluso alguna chica que en otro tiempo querían ser sus novias se metían con él, era decir su nombre un profesor en clase y empezar los cuchicheos y las risas, el pobre chico no sabía que hacer, pensó en defenderse físicamente, pero la verdad contra veinte chicos que se metían con él no tenía nada que hacer, y tubo que soportarlo, tragándose muchas lágrimas y mucha rabia pero nunca lloró en público, eso no hubiera hecho más que empeorar la situación, el tiempo pasaba y las burlas y los abusos se sucedían el joven Bryan tenía quince años, había pasado mucho tiempo y las secuelas psíquicas empezaban a aflorar, el chico desarrolló un sentimiento de entendimiento hacia sus agresores hasta tal punto que pensaba que ellos tenían razón y él era una bazofia que se merecía esos insultos.

Un día vio a una chica que era la primera vez que la veía, ¿Será nueva? Se preguntó, no iba a la otra clase, pero como Bryan nunca se acercaba a donde hubiese gente no la había visto antes, era rubia con los ojos azules y una cara perfecta, Bryan se enamoró a primera vista, pero él sabía que no tenía ninguna posibilidad, estaba muy gordo, y encima el acné había hecho estragos en su piel, mucha gente se pensaba como no hacía nada por adelgazar pero cuando uno está deprimido hace cosas extrañar y Bryan se lanzaba a la comida.

Un día Bryan se lanzó a hablar con ella, y para su sorpresa se encontró una persona amable y que le sonreía, se llamaba Cyntia, así que se animó y empezó a hablar con ella todos los días y se empezaron a hacer grandes amigos, hasta que un día, cuando Bryan había decidido hacer dieta seria e iba a pedir salir a Cyntia se metió por medio Roberto, él era el chico que peor trataba a Bryan, era el chico más popular del instituto y era guapo y alto, Bryan no podía competir contra él, le superaba en todo, y se llevó a Cyntia eso provocó un estallido de rabia en Bryan que se enfrentó a Roberto y acabaron peleándose, donde Roberto no tubo problemas para deshacerse del débil y lento Bryan, Cyntia no comprendió esa actitud de Bryan y le retiró su amistad, él se dio cuenta de que la había cagado y decidió irse del instituto para no volver.

Con el paso del tiempo, Bryan seguía como siempre solo que con sus recién cumplidos dieciocho años había seguido estudiando en otro instituto donde no se metían con él, en los tres últimos años siguió engordando pero también creció bastante, treinta centímetros para ser exactos, del 1’62 al 1’92 que presentaba ahora, parecía feliz pero en su cabeza solo pasaba una cosa, la venganza, no se metían con él, pero aún así era incapaz de hacer amigos por el miedo que le tenía a la gente a causa de los abusos recibidos en su anterior instituto.

Él seguía enamorado de Cyntia pero no sabía nada de ella, un día decidió que su vida iba a cambiar y decidió apuntarse a un gimnasio donde empezó a fortalecer sus débiles músculos y a perder su gran cantidad de grasa, a la par que comenzaba sus estudios en la universidad, quería ser periodista.

Su vida transcurría normal pero el tiempo pasaba rápido, ya tenía veinte años, y esos dos años en el gimnasio habían hecho milagros, ahora era un auténtico armario sin un gramo de grasa, había pasado de pesar 140 kg a pesar simplemente 105 kg de puro músculo, y así empezó a darse cuenta de que le gustaba a las chicas y su vida cambiaba totalmente, pero él solo tenía una palabra en su cabeza, venganza y una persona en su memoria, Cyntia, así que decidió ir a la búsqueda de sus ex compañeros, el primero en caer fue Pablo, que se metía mucho con él, al que propinó una brutal paliza, sus músculos le hacían mucho más fuerte que sus enemigos y no tenía nada que perder.

Samuel, Raúl, Jonatan, Eugenio, Aitor.... completaban la lista, pero aún quería más, quería a Roberto, así que se fue a buscarle, tardo mucho tiempo en lograrlo, y por fin llegó el gran día, le tenía frente a frente, a su gran enemigo, aquel que le robó a su amor y le hizo la vida imposible, pero las cosas habían cambiado, Roberto en cinco años no había crecido nada, medía 1’70 y no tenía nada que hacer frente a Bryan que medía 1’92, total, que Bryan le atacó con todas sus fuerzas y en cuestión de segundos Roberto yacía en el suelo pidiendo clemencia a Bryan, pero este estaba descontrolado, se había convertido en un monstruo, todo este tiempo de abusos había hecho que una persona honrada y dulce pasara a ser violento y despiadado, no paró de golpearle hasta ver un gran charco de sangre y como Roberto no se movía.

En ese momento llegó Cyntia y observó a su novio en el suelo, tras lo que estalló a llorar y Bryan como un loco le decía que lo había hecho por ella, que tenía que salir con él porque era “el más fuerte” y le pertenecía, entonces ella le dijo que ella quería al antiguo Bryan dulce y amable, lo que confundió a Bryan.

  • Entonces, ¿Porqué te fuiste con Roberto?.
  • Pensé que así reaccionarias – Contestó Cyntia

No tenía sentido, ella llevaba 5 años con Roberto, lo cual no cuadraba en la cabeza de Bryan que con furia le propinó un terrible golpe a Cyntia.

  • ¿Qué he hecho? Se decía Bryan

Se marchó como si nada, hasta que un día recibió una llamada, era Roberto que decía que le quería ver en un lugar alejado de la población para volver a pelear, Bryan acepta.
Llegó al lugar, un polígono abandonado, llega a la nave señalada por Roberto pero no encuentra con él, sino con Rodrigo, hermano mayor de Roberto al que todo el mundo conocía por ser un camello de poca monta de la ciudad, que en lugar de pelear con él le ofreció una gran cantidad de dinero por colaborar juntos.

Bryan contesta que no, y arremete contra Rodrigo que no sabe como contrarrestar la potencia de su rival que le deja inconsciente rápidamente, estaba fuera de control y cuando abandonaba la nave aparece un hombre vestido de negro que le obliga a entrar dentro otra vez, pero Bryan está descontrolado, es un monstruo y decide atacar al hombre de negro confiado en su tamaño, pero increíblemente este le derrota fácilmente, Bryan le ataca con una barra de hierro, tras lo que el hombre de negro saca una navaja y se la clava, Bryan corre a esconderse y su enemigo le busca tranquilamente para rematarle, sabe que no irá lejos...

El paso del tiempo provocó en Bryan grandes cambios todo esto provocado por abusos hacia su persona en momentos claves de la formación de la personalidad de los seres humanos, pasó de ser un buen chico amedrentado por sus compañeros a ser un monstruo que se creía Dios, lo que le llevó al punto inicial de la historia.

Por Moraimon

Faltan algunos relatos que se iran subiendo en estos dias sino horas. Igualmente os contactare a todos cuando se suban a la pagina de relatos, y podreis votar alli, o aqui igualmente. Como ya dije se tendra en cuenta el Vox Populis. Un saludo y suerte. Que los disfruteis.

eLkomu

solo lei el 1 muy majo es la verdad

ForsaKeN01

no se parecen mucho el 1º y el ultimo?

SkiNeT

#8 ha detectado un plagio !!!!!

Exijo que se depuren responsabilidades !!

_

Tostadooooor has puesto el mio con 2 nicks diferentes xDDDDDDDd e[L]e[K]a es Omega :$ xDDDDDDDD

olablair

Bueno, después de cenar empiezo a leerlos a ver que tal.

Tostador

lol resuelto, cosas de la edad makina ;)

AmiG

A los del principio, si sois tan sumamente deficientes para no leer unas lineas ni posteeis, gracias.

Polus101

una pregunta Tostador.....que criterio sigues para poner los punto y aparte, y espacios entre párrafos?? (lo digo porque en mi relato no habia tantos espacios y le restan linealidad a la historia)
:(

Tostador

Polus perdon crei que era cuestion del formato e intente separar en parrafos mas visibles las historias no solo la tuya. ahi esta como estaba originalmente, es que al copiar y pegar desde word todo se trastoca.

Claro que podeis votar para eso esta esto, igualmente en cuanto termine con unos retoques en la pagina de relatos los pondre todos y podreis votarlos. Saludos

X-LaZz

tiene tanto sentimiento.... ;(

Tostador

Por el momento estoy haciendo cambios en la pagina de relatos, que lamentablemente ha sido hackeada 3 veces en las ultimas semanas. Cuando solucione el tema subieremos todo y os aviso a todos. Perdon por el retraso.

NeNiNa

se puede participar?
y como?
:)

Brujita69

Esperando tus noticias, si se arregla me gustaría subir uno

Salud2

Están súper bien todos… difícil elección, pero si hay k votar voto el segundo relato “El tiempo” de dGr

I

Algo me dice que la epoca de los relatos en este foro ya pasó a la historia.

Ahora solo quedan hijos de la logse sufridores de espasmos si leen algo mas largo que una etiqueta de champú.

Un saludo tosta.

22 días después
B

Y al final...?

Tostador

Al final pagina hackeada ya no me acuerdo cuantas veces, he perdido la mitad de los relatos que tenia aqui con el cambio a MV 6.0 y no tengo copia, me parece que me dedicare a criar fulas. Un saludo

sokomizer

Pero vamos a ver, algo se hará con el concurso ¿no?.

Tostador

Por supuesto

_

xDD tostador esto... no ee no... con el PP no pasaba jajajaja

NeNiNa

esto esta muerto u_U !!

Korso

al final decía algo de que murió el hijo del sheriff, no?