Esta misma noche me he formulado esta pregunta, gracias al comentario de una seguidora de la teoría chemtrail.
Para comprender el por qué de la pregunta, primero tenemos que comparar una persona normal (average, estándar, como se le quiera decir), con un conspiranoico en varios aspectos.
1. El cambio climático.
La persona normal, al principio, habrá visto en los medios alguna noticia sobre el asunto. Muy posiblemente se habrá informado sobre el tema, habrá visto las opiniones favorables y las críticas, y usando su raciocinio, verá que no se trata de una mentira, sino que es algo que cualquiera con ganas de acceder a un registro meteorológico puede comprobar.
El conspiranoico muy posiblemente verá lo mismo que la persona normal, pero como cree que todos los medios (todos) están manipulados, acudirá a sus fuentes de mayor fiabilidad: foros de conspiranoicos y algunos blogs por todos conocidos. De esta forma, su creencia de que el cambio climático es una estafa se verá apoyada por otros conspiranoicos, que verán las pocas críticas a la teoría del calentamiento global maximizadas, y sus autores endiosados. De esta forma, el conspiranoico erra pensando que el cambio climático no existe.
2. Política.
La persona normal, antes de votar, hace memoria de los años pasados. Se acuerda de las promesas electorales incumplidas, de los buenos mandatos y las épocas de prosperidad. De acuerdo con estos datos y su ideología, vota.
El conspiranoico, como cree que todos los políticos juegan en el mismo bando (illuminatis/reptiles/masones), no vota o vota en blanco. De esta forma, se ahorra la reflexión.
3. El día a día.
La persona normal y corriente, cuando llega a sus oídos algún rumor (como las vacunas asesinas), busca información que desmienta o confirme el susodicho rumor. Como fuente puede usar internet, porque una persona racional enseguida ve si una página es seria o no (magufa). A partir de los datos obtenidos y las opiniones recibidas, decide si el rumor es cierto o no. Este en apariencia complejo proceso, si se piensa fríamente, lo hacemos muchas veces al día, casi sin darnos cuenta. Así evitamos basar nuestros conocimientos en falsedades.
El conspiranoico, si se trata de un rumor a su favor (chemtrails, vacunas asesinas, empastes venenosos, científicos locos, reptiles…), lo defenderá a capa y espada, sin pararse a pensar ni por un momento que puede estar difundiendo una mentira. Al contrario, él atacará a quien ose opinar sobre el rumor de forma negativa (dudando), llamándole debunker a sueldo (evidentemente, pagado por reptiles o el FBI). Así, el conspiranoico evita tener que pensar sobre la información que recibe. Si consulta a algún contacto suyo (también conspiranoico), sólo se reafirmará en su mentira.
Por lo tanto, de aquí sacamos una conclusión. Mientras que una persona normal y corriente realmente investiga, aunque en algunas cosas no tiene muchas dudas, en los aspectos que sí las tiene no duda en buscar información.
Por el contrario, el conspiranoico no investiga, sólo reafirma sus creencias paranoicas y pseudocientíficas escribiendo en blogs donde sabe que se le dará la razón, y donde sólo verá lo que quiere ver. Lo más lejos que puede llegar su investigación es a la Wikipedia, que sólo usará para lo que le interese. Cuando lea algo que no le gusta en ella, recordará a los demás que es “una sucia fuente de desinformación manipulada”.
Esta es una conclusión a la que muy posiblemente otros ya habrán llegado. Los conspiranoicos (MAE included) dan por hecho lo que otros de su círculo dicen, y realmente no se preguntan nada. Esto les libra de muchas cosas:
Responsabilidad moral. Si tienen que tomar una decisión difícil, la tomarán respeto a sus creencias conspiranoicas, quedando libres de responsabilidad moral respeto a esa decisión (o eso creen).
Ecologismo. Como ellos saben, el cambio climático es una farsa, y ahorrar agua y reciclar no sirve para nada, además de ser cansado (ellos creen).
La vida es más fácil. Sí, definitivamente creer en una conspiración mundial nos hace la vida más fáciles. La conspiración es un enemigo enorme, contra el que no podemos hacer nada. No hace falta pensar, ya sabemos que hay un enemigo. No hace falta actuar (a parte de escribir en foros), ya que el enemigo es invencible.
Todas estas cosas le tendráin que hacer la vida más fácil y feliz al conspiranoico, y de hecho en algunos casos es así.
Pero en otros casos, la opresión de creer vivir enmedio de un mundo que intenta envenenarte de mil maneras aplaca la felicidad de no tener que pensar ni actuar. Mi opinión es que esto ocurre en la mayoría de casos.
Por lo tanto, yo saco una última conclusión:
No vale la pena ser conspiranoico.
http://loschemtrailsnoexisten.wordpress.com/2008/07/07/los-conspiranoicos-viven-mas-felices/