Desde los tiempos de Anita Pastor vengo sorprendiéndome con eso que el ciudadano medio, de clase baja, llama 'el verdadero periodismo'. Entrevistadores audaces, que saben cómo hacer daño, cuándo interrumpir al entrevistado, cómo sacarle de sus casillas, cuándo mentir deliberadamente... en fin, ese tipo de sabandija.
Ayer me estaban hablando de lo de Aguirre, "que hizo no sé qué con un coche y atropelló a un policia y se dio a la fuga", me dijeron. Hostias, pues sí que es grave, sí, yo había oído que se había llevado la moto de un policía por delante, pero esto es mucho peor. El caso es que la tal Esperanza Aguirre, no contenta con cometer semejante acto de vandalismo, fue entrevistada por vía telefónica en un programa de Cuatro, por uno de estos periodistas del pueblo; un tipo con una lengua muy afilada y muy buen periodista, aparentemente, y claro, le preguntaron sobre el tema este. Aquí dejo el vídeo:
"¿Va a dejar que le haga preguntas?", repite una y otra vez el tipo, mientras la entrevistada intenta hablar. Olvidémonos de que es Esperanza Aguirre. "Insisto, yo quiero hacerle preguntas", otra vez, mientras la entrevistada no se está recuperando de la interrupción de hace escasos segundos. "Me gustaría terminar de preguntar", por enésima vez, dice nuestro héroe del pueblo. Ávido de informar, claro, para algo es periodista.
"No sé, viendo lo que me está costando entrevistarla me estoy explicando lo que pudo ocurrir con los agentes", parece que tiene prisa por cabrearla y mete la directa. "De verdad, señora Aguirre, yo trato de preguntarle con la mayor humildad del mundo -es humilde-, sin ningún mal rollo, de verdad". "Normalmente hago preguntas", dice, "hago preguntas y normalmente me dejan hacerlas", continúa, sin ruborizarse. Que hace preguntas es obvio. Que deja contestarlas no tanto, pero sigamos, veamos qué nos trae tan curioso personaje.
La entrevistada, imagino que harta, imagino que sin saber cómo salir de ahí, no, mejor, sin saber quién le mandó meterse en semejante fosa séptica, concede una pregunta más: "adelante, hágame una pregunta, solo a una pregunta más le voy a contestar". A lo que nuestro listillo saca lo que le quedaba de pólvora, ya lo tiene: "A mi no me gusta que me digan lo que tengo que hacer, ¿vale?, yo libremente pregunto", dice. El simpático gilipollas simplemente pregunta, no sé si os ha quedado claro, y es la dictatorial Esperanza Aguirre la que no le deja. Pero qué mala.
- Señora Aguirre, ¿piensa usted dimitir?
- Pero vamos a ver...
- PORQUE ESTO LO ESTÁ VIENDO MI ABUELA Y A LO MEJOR MI ABUELA BLABLABLA
- ¿pero me va a dejar contestar?
- Y MI ABUELA A LO MEJOR LE ADMIRA Y BLABLA
- ya me has hecho la pregunta, déjame contestarla
- Y CON LO QUE ESTÁ OCURRIENDO Y LE ESTÁN MULTANDO
- la respuesta es no, no y no.
Y cuelga. Y tan dantesca escena es coronada por la guinda de la estupidez, "cada uno se retrata por sus hechos", afirma nuestro adalid de la información, triunfante, sonriendo, ya lo ha conseguido. Esperanza Aguirre le ha colgado. Vítores en la redacción.
Periodismo. Folloneros, Gabilondos, Anitas y demás sabandijas. La izquierda profunda está moldeada por esta gente, temblad.