Buenas.
Aquí me hallo, deteniéndome durante unos minutos de mis tareas, con la mirada perdida en el horizonte de la ventana que tengo frente a mi.
Me ha dado por pensar como puede haber tanto poder, incluso da miedo, de los medios de comunicación para que la gente de la calle siga sus consignas allá donde va. Por poner un par de ejemplos:
Estaba viendo el foro de deportes, donde casi todo el mundo está de acuerdo en que la prensa deportiva de hoy en día es nefasta, prensa rosa, todo el rato con tonterías... pero luego, la gran mayoría, siguen esas corrientes. Fácil es que aquellos que se quejan de la prensa apenan hablen de fútbol y la mayoría de tiempo se dediquen a hablar de árbitros. Muchos, que critican las chorradas de "los manolos" no paran de usar las siglas que crean ellos, o el diario Marca, como "La MSN" o "La BBC". Así, como cacatúas y ovejas (o borregos). Se habla de todo menos de fútbol, como los periodistas de los que tanto nos quejamos.
Otro caso que me llama bastante la atención, es el de Venezuela. Hace dos años en España muchos no sabían ni donde estaba ese país, ni mucho menos cual era su capital. Ahora, en estos tiempos, parece que cualquier día se va a estudiar geografía e historia de Venezuela en los colegios. Es una constante. Todo el mundo saca el tema recurrente. Me recuerda a lo mismo que hacía Chávez, y su sucesor Maduro, de tener como dianas de disparos a Aznar, Bush y Rajoy ahora, con muchos venezolanos bailándole el agua y gritando las mismas consignas. Pues en España veo esa corriente también. También se usa una diana externa para no hablar de lo que pasa aquí y como, poco a poco, gota a gota, como aquel que usa un cincel, se ha conseguido que tras poco tiempo la gente hable de Venezuela todo el rato, siguiendo la misma táctica de toda la vida de tener un enemigo exterior común que una a la gente para no crear una corriente crítica hacia el propio país donde se vive. Vamos, que nos hemos plantado en una situación donde todo lo que pase en otro país que ni nos va ni nos viene es trascendente.
Sé que a muchos se negarán a ver esta realidad, porque de aceptarla se sentirán desnudos, manipulados, borregos y débiles... pero no vendría mal reflexionar un poco sobre el tema.
Hasta aquí mis palabras.