Pues veréis, estaba leyéndome un texto de Platón llamado Hipias Mayor, que aunque su tema principal es una discusión sobre lo bello, aparece un breve diálogo entre Hipias y Sócrates sobre la conexión entre el conocimiento y el dinero, el cual, Hipias considera que lo más correcto es sacar dinero de su conocimiento, algo que no hacían algunos antiguos, los cuales daban clases gratis.
Sóc. -Esto es ser de verdad un hombre sabio y perfecto, Hipias. Lo digo, porque tú eres capaz de recibir privadamente mucho dinero de los jóvenes y de hacerles un beneficio mayor del que tú recibes, y también porque eres capaz, públicamente, de prestar servicios a tu ciudad, como debe hacer un hombre que está dispuesto a no ser tenido en menos, sino a alcanzar buena opinión entre la mayoría. Ahora, Hipias, ¿cuál es realmente la causa de que los antiguos, cuyos nombres son famosos por su sabiduría: Pítaco[L3] , Bías, Tales de Mileto y los de su escuela, e incluso los más recientes hasta Anaxágoras[L4] , todos o casi todos, se hayan mantenido alejados de los asuntos públicos?
Hip. - ¿Qué otra razón crees, Sócrates, sino que eran débiles e incapaces de llegar con su espíritu a ambas cosas, la actividad pública y la privada?
Sóc. -Luego, por Zeus, así como las otras artes han progresado y, en comparación con los artesanos de hoy, son inhábiles los antiguos, ¿así también debemos decir que vuestro arte de sofistas ha avanzado y que son inferiores a vosotros los antiguos sabios?
Hip. - Hablas muy acertadamente.
Sóc. - Por tanto, Hipias, si ahora resucitara Bías, se expondría a la risa frente a vosotros, del mismo modo que los escultores dicen que Dédalo[L5] , si viviera ahora y realizara obras como las que le hicieron famoso, quedaría en ridículo.
Hip. - Así es, Sócrates, como tú dices. Sin embargo, yo acostumbro a alabar antes y más a los antiguos y a los anteriores a nosotros que a los de ahora, para evitar la envidia de los vivos y por temor al enojo de los muertos.
Sóc. - Piensas y reflexionas acertadamente, según creo. Puedo añadir a tu idea mi testimonio de que dices verdad y de que, en realidad, vuestro arte ha progresado en lo que se refiere a ser capaces de realizar la actividad pública junto con la privada. En efecto, Gorgias[L6] , el sofista de Leontinos, llegó aquí desde su patria en misión pública, elegido embajador en la idea de que era el más idóneo de los leontinos para negociar los asuntos públicos; ante el pueblo, dio la impresión de que hablaba muy bien, y en privado, en sesiones de exhibición y dando lecciones a los jóvenes, consiguió llevarse mucho dinero de esta ciudad. Y si quieres otro caso, ahí está el amigo Pródico; ha venido muchas veces en otras ocasiones para asuntos públicos, y la última vez, recientemente, llegado desde Ceos en misión pública, habló en el Consejo [L7] y mereció gran estimación, y en privado, en sesiones de exhibición y dando lecciones a los jóvenes, recibió cantidades asombrosas de dinero. Ninguno de aquellos antiguos juzgó nunca conveniente cobrar dinero como remuneración ni hacer exhibiciones de su sabiduría ante cualquier clase de hombres. Tan simples eran, y así les pasaba inadvertido cuán digno de estimación es el dinero. Cada uno de éstos de ahora saca más dinero de su saber, que un artesano, sea el que sea, de su arte, y más que todos, Protágoras.
Hip. - No conoces lo bueno, Sócrates, acerca de esto. Si supieras cuánto dinero he ganado yo, te asombrarías. No voy a citar otras ocasiones, pero una vez llegué a Sicilia, cuando Protágoras se encontraba allí rodeado de estimación, y, siendo él un hombre de más edad y yo muy joven, en muy poco tiempo recibí más de ciento cincuenta minas; de un solo lugar muy pequeño, de Inico, más de veinte minas. Llegando a casa con ese dinero se lo entregué a mi padre, y él y los demás de la ciudad quedaron asombrados e impresionados. En resumen, creo que yo he ganado más dinero que otros dos sofistas cualesquiera juntos, sean los que sean.
Sóc. -Muy bien, Hipias; es una gran prueba de tu sabiduría y de la sabiduría de los hombres de ahora en comparación con los antiguos y de cuán diferentes eran éstos. Según tus palabras, era grande la ignorancia de los antiguos. Dicen que a Anaxágoras, por ejemplo, le aconteció lo contrario. Habiéndole dejado en herencia mucho dinero, no lo cuidó y lo perdió todo; tan neciamente ejercía la sofística. Dicen también cosas semejantes de otros antiguos. Me parece que con esto aportas un buen testimonio de la sabiduría de los actuales en comparación con la de los de antes, y es opinión de muchos que el verdadero sabio debe ser sabio para sí mismo y que, por tanto, es sabio el que más dinero gana. Sea ya suficiente lo dicho. Respóndeme a este punto. ¿De cuál, de entre las muchas ciudades a las que vas, has conseguido más dinero? ¿Es quizá evidente que de Lacedemonia, adonde has ido con mayor frecuencia?
Hip. - No, por Zeus, Sócrates.
[...] Aquí sigue un diálogo que habla sobre la ley y luego sigue así
Sóc. - Así pues, amigo, encontramos que los lacedemonios infringen la ley y, aún más, lo hacen en asunto de máxima importancia; ellos, que parecen ser los más respetuosos de la ley. Pero, por los dioses, Hipias, te alaban y les gusta oír lo que tú expones. ¿Qué es ello? ¿Es, sin duda, lo que tan bellamente sabes, lo referente a los astros y los fenómenos celestes?
Hip. - De ningún modo, eso no lo soportan.
Sóc. - ¿Les gusta oírte hablar de geometría?
Hip. - De ningún modo, puesto que, por así decirlo, muchos de ellos ni siquiera conocen los números.
Sóc.-Luego están muy lejos de seguir una disertación tuya sobre cálculo.
Hip. - Muy lejos, sin duda, por Zeus.
Sóc. - ¿Les hablas, por cierto, de lo que tú sabes distinguir con mayor precisión que nadie, del valor de las letras, de las sílabas, de los ritmos y las armonías?
Hip. - ¿De qué armonías y letras, amigo?
Sóc. - ¿Qué es, ciertamente, lo que ellos te escuchan con satisfacción y por lo que te alaban? Dímelo tú mismo, ya que yo no consigo dar con ello.
Hip. - Escuchan con gusto lo referente a los linajes, los de los héroes y los de los hombres, Sócrates, y lo referente a las fundaciones de ciudades, cómo se construyeron antiguamente y, en suma, todos los relatos de cosas antiguas, hasta el punto de que yo mismo he tenido que estudiar y practicar a fondo todos estos temas.
Sóc. -Por Zeus, suerte tienes, Hipias, de que los lacedemonios no sientan gusto en que se les recite la nómina de nuestros arcontes desde Solón; de ser así, tendrías buen trabajo para aprendértela.
Hip. - ¿De qué, Sócrates? Si oigo una sola vez cincuenta nombres, los recuerdo.
Sóc. - Es verdad; no tenía en cuenta que tú dominas la mnemotecnia. Así que supongo que, con razón, los lacedemonios lo pasan bien contigo, que sa bes muchas cosas, y te tienen, como los niños a las viejas, para contarles historias agradables.
Hip. - Sí, por Zeus, Sócrates; al tratar de las bellas actividades que debe un joven ejercitar, hace poco fui muy alabado allí. Acerca de ello tengo un discurso muy bellamente compuesto, bien elaborado sobre todo en la elección de las palabras. Éste es, poco más o menos, el argumento y el comienzo. Después de que fue tomada Troya, dice el discurso que Neoptólemo preguntó a Néstor cuáles eran las actividades buenas que, al ejercitarlas en la juventud, harían que un hombre alcanzara la mayor estimación. A continuación, habla Néstor y le propone numerosas actividades bellas y de acuerdo con las costumbres. He expuesto este discurso en Lacedemonia y tengo la intención de exponerlo aquí, pasado mañana, en la escuela de Fidóstrato, así como otros temas que merecen oírse. Me lo ha pedido Éudico[L8] , el hijo de Apemanto. Procura estar allí tú y llevar a otros que sean capaces de escuchar y juzgar lo que yo diga.
Tras esta reflexión, os pregunto, que opináis de todo esto?? Es correcto o conveniente sacar dinero a través del conocimiento?? Y sobre la segunda parte, véis acertada lo que tiene que hacer Hipias para ganar dinero a ese pueblo que no le interesa la geometría ni las letras??