Prohibir los clásicos Disney para niños podría estar más cerca que nunca.
Da igual la cantidad de años que pasen: el mundo del cine de animación estará dominado por Disney. Durante décadas, se han encargado de producir películas capaces de algo que no muchos otros han conseguido: atraer a un público infantil que trasladará esa fidelidad a su adultez, transmitiéndosela a sus descendientes. Solo de esa manera se entiende que los niños de hoy en día conozcan clásicos como Blancanieves, que se estrenó en 1937. Los años pasan, pero los clásicos de Disney continúan siendo eso, clásicos y atemporales; y todos sus protagonistas forman ya parte de nuestras vidas. Princesas, héroes y villanos que se han adentrado tanto en la cultura popular que hasta han conseguido convertirse en un medio de transmisión de aquellos valores que la sociedad quiere que aprendamos. Pero claro, todas esas películas de final azucarado quizá no estarían transmitiendo los ”buenos” valores que podría parecer. No es la primera vez que alguien analiza y denuncia lo que se leería entre líneas de esos cuentos clásicos infantiles tan aparentemente inofensivos. Y creednos, no es agradable; y menos si tenemos en cuenta que son películas que ven niños muy pequeños.
Hace unos meses, una madre británica saltó a los titulares de prensa porque quería prohibir el cuento de La Bella Durmiente por hablar de abusos sexuales y considerarlo no apropiado para todos los públicos, y más en los tiempos que corren, en los que cada vez más personas se atreven por fin a denunciar todas esas horribles experiencias que han vivido.
Las películas de Disney cuentan historias de amor y amistad, sí; pero también cuentan cosas que dan un poco más de miedo, normalizando algunas conductas claramente machistas y escondiendo de manera subliminal contenido para adultos que son de todo, menos aceptables. Y cada vez son más las denuncias. Hace unas semanas, escuchábamos a la actriz británica Keira Knightley (que ha trabajado con Disney en la saga de Piratas del Caribe y en la próxima El Cascanueces) sin pelos en la lengua, confesando que en su casa su hija tenía prohibido ver La Cenicienta, ni La Sirenita por los valores nefastos que transmitía a las mujeres. La también actriz Kristen Bell, que da voz a Anna (Frozen), también manifestó que se sentía incómoda al ver a sus hijas ver según qué películas, en especial Blancanieves; por cómo se representaban todo tipo de estereotipos de género y el consentimiento sexual.
Las denuncias aisladas han pasado a convertirse en un hecho: intentar emular a las princesas Disney en tu infancia podría haberte afectado muy negativamente. Esta afirmación ha sido respaldada por diversos estudios, que habrían demostrado que el mundo Disney fomentaría la distinción de género entre los niños de manera irremediable; desde el típico “rosa para las niñas” y “azul para los niños”, a las “muñecas para las niñas” y “coches para los niños”. Pero no solo eso, sino que crecer viendo esas películas habría influenciado negativamente en el autoestima de los niños, que ahora son adultos y tienen problemas para aceptarse a sí mismos. Todo ello, con un gran problema de fondo: hacer que las niñas se pierdan todas aquellas experiencias que no son típicamente “femeninas” (en los niños, lo mismo) porque han aprendido que su objetivo en la vida, lo que “está bien”, es cumplir con los valores machistas que indican que lo único a lo que pueden aspirar es a enamorarse y esperar que un hombre les “rescate”.
“Los padres deberían de considerar el impacto de esta cultura a largo plazo”, afirma la profesora Sarah M. Coyne, psicóloga en la Bringham Young University, “Las princesas Disney representan uno de los primeros ejemplos del ideal de delgadez; y como mujeres, tenemos esta idea presente toda la vida, desde los tres o cuatro años.
Hay que decir que las críticas parecen estar haciendo mella y llegando a los responsables de proyectos en la casa de Mickey Mouse, porque si echamos un vistazo a los últimos títulos salidos de la factoría de sueños, parece que se ha dado un giro a las historias y a las formas de representar los personajes, dándonos a conocer a princesas como Mérida, Anna, Elsa o Moana, que se alejan bastante de ese ideal.
-¿Se acabará prohibiendo todo lo que no sea feminista e igualitario?
-¿Cuando va a parar esta vorágine de la corrección política?
-¿A cuantos de vosotros os ha destrozado la vida los clásicos disney?
-¿Van a ser las princesas de nueva generación igual de bien recordadas que las antiguas?