Imposible encajar lo efímero de la vida cuando entre la alegría y la tragedia no existe ni tiempo, ni un punto de inflexión que anuncie el fin. Fernando Villayandre Pérez murió ayer tras precipitarse a la calle desde la ventana de un quinto piso de una habitación del hotel Begoña. Había viajado desde Madrid para celebrar su despedida de soltero con sus amigos y su hermano. Tenía 34 años, una vida por delante y su boda organizada para junio. No solo sus planes han quedado truncados. También los de su entorno, incapaz de digerir tan enorme fatalidad para la que no encuentran explicación alguna.
Será ahora la Policía la que intente aportar luz y dar respuesta a los muchos interrogantes que se plantean en torno a las causas que desencadenaron el fatal desenlace. Apenas una hora separa la llegada del madrileño al hotel, -«muy feliz después de un día de celebración», según explicaron sus amigos- al momento en el que murió como consecuencia del brutal impacto contra la acera, a escasa distancia de una confitería en la que desayunaban varios clientes. Eran las ocho de la mañana.
La investigación descarta que existan indicios criminales. Fernando dormía solo en una de las habitaciones y había cerrado por dentro con el pasador. Sus amigos dormían ajenos a la desgracia. Se enteraron del fallecimiento del novio cuando la Policía les llamó en sus respectivas estancias para comunicarles lo ocurrido. «Están destrozados, no encuentran una explicación», acertaban a decir los clientes del hotel que coincidieron con el grupo de madrileños.
Fernando había llegado a su cuarto pasadas las seis de la mañana, disfrazado con un vestido medieval y una peluca blanca con el que disfrutó de la noche gijonesa por distintos locales de ocio de la zona de Fomento. Su cadáver fue localizado vestido con la ropa que llevaba debajo del atuendo festivo. A menos de un metro del cuerpo se encontraba su teléfono móvil.
Las investigaciones se centran en determinar si la caída por la ventana fue accidental. Según declararon sus acompañantes, no habían notado ningún cambio en su comportamiento ni ningún otro signo de alarma que denotase que pudiese querer poner fin a su vida. Al contrario. «Estaba muy contento, había cambiado de trabajo hacía pocos meses, se iba a casar, estaba pasando el fin de semana con los amigos... el sábado estaba feliz, no entendemos qué pudo pasar», explicaron sus amigos a la Policía.
El hermano, hospitalizado
El hermano del fallecido sufrió un grave cuadro de ansiedad y fue trasladado al Hospital de Cabueñes tras conocer la dura noticia. Había sido él quien había organizado el viaje a Gijón y el encargado de reunir a los más íntimos de Fernando para despedir su soltería. Llegaron el sábado por la mañana en tren y tenían previsto regresar ayer por la tarde a Madrid. El destino y la desdicha les tenía preparado un final bien distinto.
Tan solo unas horas antes del fatal desenlace, el propio Fernando había subido dos fotografías a su perfil del Facebook en las que se le podía ver disfrazado de caballero de la 'Bella y la bestia', comiendo un cachopo en una sidrería del paseo del Muro y rodeado de sus amigos. «En Gijón los mejores, muchas gracias», escribió. Le habían dado una sorpresa y estaba emocionado por poder compartir un fin de semana con ellos.
Agentes de la Brigada de Policía Científica inspeccionaron minuciosamente la habitación en la que se alojaba el madrileño y no encontraron ningún indicio que hiciese presagiar la desgracia. Fue un viandante que caminaba por la acera de la calle del 17 de Agosto, sobre la que se precipitó el hombre, el primero que dio la voz de alarma en la confitería. «Escuchamos un golpe muy fuerte y creímos que había sido un coche que había chocado contra algo. A los pocos segundos entró un chico que venía caminando por la acera y nos dijo que llamásemos al 112 porque una persona se había caído por la ventana», relató la dependienta del negocio.
Rápidamente se personaron en el lugar varias dotaciones de la Policía Local y del Cuerpo Nacional de Policía. Los sanitarios no pudieron más que confirmar el deceso. El juez autorizó el levantamiento del cadáver a las nueve de la mañana. Fue llevado al Instituto Anatómico Forense para realizarle la autopsia. Está previsto que los restos mortales sean trasladados en la mañana de hoy a Madrid. Un regreso muy distinto al que los amigos imaginaron cuando emprendieron el viaje.