Te despiertas y estás en una cueva. No recuerdas nada. Ves una luz al fondo, pero no parece la luz del exterior. Te das cuenta de que solo cuentas con una lámpara de aceite apagada y la vieja espada de tu padre, ¿qué haces?
Aprovecho el filo de la espada a modo de espejo y me doy cuenta que en realidad soy Shakira, lero lore lore
Es una pregunta trampa. ¿Cómo sabes que solo cuentas con una lámpara de aceite apagada y la vieja espada de tu padre si no hay luz? Si la lámpara estuviera encendida lo entendería.
Nada, estoy encadenado. Puto Platón, ya me ha vuelto a echar burundanga en el cubata para obligarme a ver otro de sus odiosos espectáculos de sombras chinescas.
Agarro la lampara de aceite y la enciendo con el muy conveniente mechero que guardo en el bolsillo. Mi pulgar hace presión sobre la rueda pero no hay chispa. Un escalofrio recorre mi espalda. La piedra esta jodida.
Me quedo quieto durante horas para elegir mi nombre, despues me customizo el aspecto durante varias horas, cambio el FOV porque me marea un poco, pego dos pasos y el movimiento de ladeo tambien para fuera, molesta, sonido demasiado fuerte, bajo los efectos, la musica y los dialogos lo dejo un poco más subido que el resto, pego otros tres pasos, el movimiento es mierder y la animacion no me convence, desinstalo.
Salgo de la cueva y me encuentro en la España del 2030. Los wokes han tomado el poder y ejecutado al resto de la población con consoladores morados.
Al pasar por una tienda, totalmente desconcertado, acerco la lámpara encendida al escaparate y veo todo lleno de libros encuadernados en fuertes tonos morados, todos ellos escritos por los personajes ilustres de lo que ahora parece un férreo régimen, J.C.M, I.E. y P. I. Lo que pone en ellos me parece demencial: obligatoriedad de corte de pelo tintado "estilo abertzale" para mujeres, coleta y rastas para hombres. Se ha impuesto una ideología transfeminista acogedora de minorías, que es el catecismo del día a día, esputado en TVs y periódicos por antiguas caras conocidas, ahora cebadas y engominadas, sabiéndose nueva nomenklatura. Destaca entre todas esas faces llenas de odio, la de aquel pequeño periodista de brazos tatuados que decía ser el más cercano "al pueblo".
España ya no es tampoco como la conocía, ahora se reduce a la comunidad de Madrid y un estrecho corredor hasta lo que fue la provincia de Valenia, el resto se ha independizado, siendo el caso de Andalucía y Cataluña paradigmáticos, pues se han convertido en emiratos árabes independientes a los cuales pagamos indemnizaciones por todos los años de opresión colonial españolista a los que les habíamos sometido. En los colegios se enseña las crueldades de los españoles, cárcel de nacionalidades.
La movilización ciudadana es constante, ahora se vive entre cartones en la calle porque tener casa es de "burgueses", se hace "freganismo" porque daña menos el medio ambiente, las proteínas vienen en su mayoría de la carne de grillo y se ha desmantelado toda la industria porque hay que ser ecofriendly. Todo esto además ha acabado con el turismo, que viendo el polvorín posmoderno y por miedo a no saber pronunciar correctamente los pronombres y por ello acabar en una cárcel, decide irse a costas más seguras, como las turcas.
La posición del hombre español en la sociedad también ha cambiado, ahora se le enseña desde bien pequeño que es un maltratador, que ejerce siempre violencia sobre todos los oprimidos que tiene a su vera. Por eso se le castra químicamente a los 18 en un gran proceso eugenésico, en el que solo unos pocos, los menos violentos y más sosegados, tienen el privilegio de tener descendencia: siempre inseminando artificialmente, pues saben que el sexo heterosexual siempre conlleva violencia derivada de su posición privilegiada. Todo el que se rebela contra esta "reparación social" que buscar "equiparar" las "antiguas asimetrías sociales", es sometido al frío hierro del consolador morado. Tampoco las mujeres pueden decir que no a comerse un pene con forma de clítoris: pues bajo la batuta de la "jefa" I.M., no se puede ser transfóbica.
Después de días deambulando por esta distópica sociedad en la que parezco alguien de muchos siglos atrás, miro la espada detenidamente y me pregunto si quiero seguir viviendo rodeado de toda esta gente. Acabo clavándomela en el estómago para no tener que aguantar a tanto subnormal, y mientras me desangro y desfallezco lentamente, arrojo el candil encendido a un charco de gasolina previamente derramado que hace desaparecer mi cuerpo de la sociedad enferma que unos enajenados han creado.
Tengo cinturón? Porque si tengo cinturón lo primero que hago es ponerme la espada al cinturón y busco 2 o 3 piedras para llevarmelas, no me voy a aventurar sólo con una espada.
Exploro la cueva en busca de alguna armadura o arapo que ponerme. Y ya, cuando vaya full equip gris level 1, con cuidado me acerco a la luz, piedras en mano.
La lámpara que le den por culo, que me ilumine la luz del fondo.
La lámpara me ilumina una pequeña televisión en un lateral de la cueva donde están reponiendo todos los programas del chiringuito 24h y que mágicamente funciona, ya no hay razón para salir de la cueva, final feliz.