Mi trabajo entre otras cosas, requiere que cada X tiempo viaje a diferentes puntos de España y supervise al personal de la empresa que trabaja en cada ubicación (es decir, fuera de la central). Esto quiere decir que además de preguntar qué tal están, si necesitan algún cambio por nuestra parte y demás feedback que se utiliza para mejorar en general, también tengo que hacer un control de calidad de los locales, del servicio, del trato al cliente y del propio personal.
Con el creciente feminismo llevado al extremo tonto (y que cada cual lo llame como quiera) ha llegado un punto en el que por ser un hombre ya no puedo llamar la atención a una empleada mujer por temas que sí podría si yo fuera mujer.
Y pongo ejemplos:
- Empleadas que llevan ropa que incumple el uniforme reglamentario.
- Comportamiento indebido con clientes (flirteo).
- Higiene personal mediocre (peinado, olor corporal, vello facial, etc).
Y esto ha generado que cuando es necesario un toque de atención respecto a lo que llamamos un "tema sensible", tengo que enviar informe y que se ocupe de hacerlo por teléfono una compañera mujer desde central, alegando que la información ha llegado por clientes o cualquier otra excusa.
Por otro lado, con los hombres no hay ningún problema, ya sea yo o una mujer la que les dé el toque de atención.
Esto en el mundo laboral creo que al final consigue que no se quiera trabajar con mujeres y aunque por suerte no son muchas las que generan conflicto en estos aspectos, por pocas que sean suponen manchas graves en los expedientes y muchas veces ante quejas y denuncias la dirección opta por obligación en actuar y preguntar después, porque la prensa le da vía libre a cualquier acusación tenga o no fundamento y los consumidores atacan enseguida ante cualquier acusación en Twitter, etc.
Pongo otro ejemplo. Nuestra CEO es una mujer y prefiere tratar con hombres...
Sinceramente, creo que el tema se está liando demasiado y no beneficia al feminismo real.