Este es un asunto que trasciende el mundo del cine y por eso lo abro aquí.
Disney despide a James Gunn. No dirigirá Guardianes de la Galaxia Vol. 3
- James Gunn no dirigirá Guardianes de la Galaxia Vol. 3 después de que un grupo de seguidores de Trump rescatara chistes suyos sobre la pederastia
Un cambio enorme acaba de producirse en uno de los sellos más reconocibles del Universo Marvel después de que Disney haya anunciado que el cineasta James Gunn, responsable de las dos primeras entregas de Guardianes de la Galaxia -y que ha hecho importantes aportaciones a otras películas del universo, como Vengadores: Infinity War– ha sido despedido.
La polémica surgió ayer, cuando destacados miembros de la derecha norteamericana bucearan en la cuenta de Twitter de Gunn, rescatando una serie de comentarios en los que el cineasta y escritor se reía de temas como la pederastia.
Ante la avalancha de mensajes, el propio cineasta tuvo que aparecer para lanzar una serie de mensajes en los que recordaba su carácter provocador hace años y cómo ahora ha cambiado radicalmente, disculpándose siempre que su humor ha ofendido a alguien.
Sin embargo, el arrepentimiento no parece haber sido suficiente para calmar la ola de mensajes provenientes de los círculos de votantes de Trump (ahí reside el verdadero conflicto, puesto que Gunn es una voz muy crítica con los diferentes desvaríos del presidente de EE. UU.) y Alan Horn, portavoz de Disney ha emitido el siguiente comunicado, con el que da por terminada la relación entre Marvel y el cineasta:“La actitud ofensiva y las declaraciones descubiertas en la cuenta de Twitter de James son indefendibles e inconsistentes con los valores que defendemos como estudio. Hemos terminado nuestros negocios con él”.
Todo esto a mí personalmente me pone de una mala hostia estratosférica. Cuida tus palabras, no hagas comentarios o chistes de humor negro porque llegarán los neoinquisidores y las neomonjas de prístina moral, juzgarán que tu persona es exactamente esa que han descubierto, que todo el resto de tu ser lo único que hace es disfrazar ese hecho, y además solo importa el efecto que causas con tu violencia retórica —sí, violencia—, siendo tu intención completamente irrelevante.