Disturbios y tensión en el madrileño barrio de Villaverde
El ambiente es irrespirable. La tensión acumulada en los últimos días aumentó anoche, tras el funeral por el joven asesinado, cuando decenas de jóvenes, españoles y suramericanos, se «buscaron» por las calles para saldar cuentas
El madrileño barrio de Villaverde fue escenario ya durante la tarde y la noche del miércoles de varios ataques contra inmigrantes. Los incidentes se produjeron tras una manifestación vecinal de condena del crimen de Manuel González Carmona, de 17 años, asesinado el pasado lunes presuntamente por un joven dominicano que ya ha sido detenido.
Cerca de 1.000 personas se congregaron a las 18.00 horas en la calle donde murió Manuel, conocido como Manu, para protestar contra su muerte. El ambiente era muy tenso y nada más comenzar la concentración, un grupo de jóvenes se topó con un chico de raza negra al que increparon por pertenecer a grupos violentos. El chaval les hizo frente y fue golpeado. Los ataque se extendieron más tarde contra locutorios y establecimientos de ultramarinos. Una hora antes había vecinos que azuzaban a los jóvenes que marchaban por el barrio: «"¡Matadlos a todos! ¡Tenéis que colgarlos de un árbol y que no quede ni uno!», decía con toda su rabia un vecino de la zona."( Nota: esto según la versión de movimiento Contra la Intolerancia, que puede ser o no verdad) Ante esto, uno de los más de 100 jóvenes que bajaban por la calle de Villafuerte, donde ocurrió el asesinato, le contestó: «¡No se preocupe, si a eso vamos!». Parecía una bravuconada, pero al final sí que hubo agresiones a inmigrantes.
La marcha prosiguió hasta el domicilio donde vivía Manu. Allí se guardaron dos minutos de silencio. Los padres del chico asesinado salieron a la terraza en señal de agradecimiento. La madre hizo un gesto con el que pretendía abrazar a todos. "Manu amigo, queremos Justicia". "No estáis solos, estamos con vosotros", "Asesinos, asesinos", gritaron los reunidos.
Desde que el joven fue apuñalado el lunes, el barrio ha estado muy revuelto. Se han escuchado comentarios racistas durante estos días y, el miércoles, una manifestación espontánea de vecinos acabó en varias agresiones a los inmigrantes de la zona. Ayer se repitió la misma situación.
El viernes 6 de mayo habia un helicóptero sobrevolando la zona, furgones de la Policía Nacional, gritos que se apagaban al doblar la esquina... Los agentes de la UIP que vigilaban el perímetro no permitieron a los efectivos del Samur entrar en la zona hasta que fuese absolutamente imprescindible. Sólo se atendió a cuatro heridos, aunque hubo otros que huyeron a la carrera. Sólo uno fue conducido al hospital con una brecha abierta en la cabeza.
El distrito de Villaverde vive unas horas de miedo y angustia. A pesar de que la Policía había previsto un dispositivo de vigilancia para impedir nuevos brotes de violencia, decenas de jóvenes –españoles y suramericanos– que estaban «buscándose» tras la celebración del funeral por el joven asesinado, se encontraron en las calles Villajoyosa y Sahara. «Rabia, esto es rabia por lo que lleva pasando mucho tiempo», contaban unas jóvenes anoche, muy cerca de donde asesinaron a Manuel el pasado lunes. Cristales rotos en varios establecimientos, carreras, golpes y puñetazos... Por fortuna, no hubo que lamentar víctimas y la reyerta se saldó, oficialmente, con cuatro heridos leves por contusiones y heridas varias. Sólo uno de ellos, de nacionalidad colombiana, tuvo que ser hospitalizado con una brecha abierta en la cabeza. Sin embargo, pudo haber más heridos, pues la Policía solicitó a las cuatro ambulancias del Samur que «patrullaban» la zona que no entrasen en el perímetro «caliente» hasta que fuese absolutamente imprescindible.
Al caer la madrugada se habían calmado los ánimos, aunque las furgonetas policiales mantuvieron su posición. Lo ocurrido anoche fue un incidente más, pero las aguas no están cerca de volver a su cauce. Sin ir más lejos, en las calles del barrio había anoche, colgado en paredes, farolas y establecimientos y auténtico manifiesto fascista que incitaba a vengar la muerte de Manu: «¿Qué está sucediendo en nuestros barrios? ¿Vamos a dejar que nos roben nuestro derecho a la vida? Ha llegado el momento. Momento para reflexionar un minuto y darnos cuenta de que debemos luchar», rezaba el cartel. Este llamamiento, aunque absurdo, tiene el terreno abonado, sobre todo en los más jóvenes: «Los sudamericanos estos fueron los que trajeron los problemas, se aislaron en el parque e hicieron su banda y empezaron a abusar de la gente», comentaban ayer mismo varios chavales, que apuntaron y acusaron a un grupo de 20 o 30 jóvenes que se hacían llamar «los peques».
Según aseguraron, este grupo robaba a los niños y les pedía dinero para jugar en los campos públicos. «Pero esto es Villaverde y aquí eso no se hace», concluyeron.
Ante esta situación, la Policía mantendrá todo el fin de semana un dispositivo especial de vigilancia. «Ahora están descansando, este fin de semana estaremos tranquilos», añadía con sorna otro de los vecinos.
El sentimiento «anti-immigrante» no es cosa de uno. Aunque al principio muestren reticencias a hablar de la gente con la que llevan conviviendo años, al final todo acaba con un «joder, si seguimos así vamos a acabar como en El Ejido. Se lo merecen. ¿Te parece poco problema que venga un dominicano y apuñale hasta la muerte a un español? A mí, me parece grave. Muy grave», dice un señor de alrededor de 70 años que lleva cuarenta viviendo en Villaverde y no recuerda un ambiente similar al que se vive ahora.
Las conversaciones en los bares, las peluquerías, las panaderías son monotemáticas. «¿Dónde están los dominicanos ahora? –se preguntan–. Primero te apuñalan y luego se esconden. Son unos cobardes. Que salgan ahora y se enfrenten a lo que ha hecho uno de sus compatriotas» reclama Antonio, dueño de un bar de los alrededores. «Aquí vivimos con gente de Europa del Este, con africanos, con todo tipo de razas y no hemos tenido problemas nunca. Los peores son los dominicanos y los colombianos. Han exportado la violencia de sus países y nos están jodiendo vivos. Los españoles, cuando tenemos un problema, nos peleamos, nos gritamos y punto. Ellos, que no tienen ningún aprecio a su vida tampoco se la van a tener a la tuya. Si se enfadan, te matan. Sacan la navaja y encima te la retuercen dentro para asegurarse de que no sales», afirma Domingo, un vecino de la calle en la que sucedieron los hechos.
El próximo lunes se reunirá el Consejo de Seguridad de Villaverde con el fin de analizar la situación en profundidad y articular cuantas iniciativas sean necesarias y de su competencia para garantizar la convivencia entre todos los vecinos del distrito. Precisamente, ayer por la mañana tuvo lugar una reunión de trabajo en la que diversos cargos municipales, vecinales y sociales abordaron la situación de Villaverde. Este encuentro estuvo presidido por la segunda teniente de alcalde y concejala de Empleo y Servicios al Ciudadano, Ana Botella.
También asistieron, entre otros, el concejal-presidente del distrito, Carlos Izquierdo; el director general de Inmigración y Cooperación al Desarrollo del Ayuntamiento, Tomás Vera; el responsable de Servicios Sociales de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), Gabriel Lozano; el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra; (como no, eso si para defender a los españole no se le verá por alli) y el presidente de la asociación de madres dominicanas Vomade, Pedro Álvarez. Ana Botella pidió que «se eche agua en vez de aceite en un conflicto en el que los vecinos no son culpables». La concejala insistió en separar, «por un lado, a los inmigrantes de los criminales, no se puede hacer una identificación de los unos con los otros», como «tampoco se puede identificar a los autores de un posible brote xenófobo con los vecinos, porque Madrid ha dado un ejemplo de integración en estos últimos años en los que ha venido a la ciudad un gran número de personas de fuera».
Según dijo, «en este tiempo ha habido muy pocos incidentes y un desgraciado suceso de este tipo no puede quitarnos la perspectiva: Madrid es una ciudad de acogida, y es más segura que hace dos años, por lo que hay que seguir en esa dirección».
Fuente: www.nuevorden.net