Estoy cumpliendo mi promesa, y lo estoy haciendo de un modo en el que este acto pasara a ser escrito con letras de oro sobre un libro de plata imaginario. Por suerte al final me puse las gafas protectoras. Ese jodido negro que ahora debe estar partiendose de risa a mi costa tenia toda la razon. Sin ellas, puedo garantizar que mis ojos estarian tan secos como el pellejo de mi abuela. Me ha dicho que contara hasta veinte, pero hace quince segundos que he perdido la cuenta. ¿Debo hacerlo ya?. Joder, me estoy acercando demasiado deprisa y o lo hago ahora o esto no va a funcionar. Rapido, piensalo si quieres, pero rapido, me digo una y otra vez. Cuenta de nuevo con mas rapidez y hazlo. Quizas no sirva, pero tal vez me salve la vida. El acohol es una puta mierda, joder...
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-¿Esta mierda es segura?- pregunto observando como de entre toda mi indumentaria no logro reconocer un solo centimetro de mi cuerpo.
-¿Que si esto es seguro?. Si tuvieramos que hacer una jodida lista en la que se reflejaran por orden las cosas mas seguras de este mundo... joder... esto estaria por encima de la primera, macho.
Ese negro de dos metros era el hombre mas feliz del mundo a este lado del planeta, seguro. Su blanca sonrisa y su oscura piel me hacian preguntarme una y otra vez que dentifrico consigue un blanco tan puro. No era nada normal. Quizas destaque su blanco por el color de su piel, o quizas porque usa una pasta de dientes mejor que la mia.
-Oye...- me interrumpio. Queria saber que marca usaba pero me interrumpio.
-¿Estas listo, enano blanquito?- me grita mientras una de sus enormes manos se posa en mi hombro, balanceandome como un muñeco de felpa. Jodido negro, pienso una y otra vez. ¿Me vas a hacer esto solo porque di mi palabra de que lo haria?. Estoy seguro de que la mayoria de negros que cubren la faz de la Tierra no me harian cumplir lo que por ir borracho prometi. Iba a preguntarle de nuevo sobre su deslumbrante sonrisa, pero creo que ya he hecho suficiente ridiculo por hoy.
Hasta ahora era un estupido sin palabra, pero mi vida era tranquila y sin sobresaltos... demonios... ¿A quien coño le importa que hoy en dia nadie crea lo que dices?. Es algo normal. La gente habla mucho y hace poco. ¿No puedo ser como el resto de los que hablan sin ser consecuentes con sus palabras?. Me gustaria ser como el resto, no me esta gustando ser yo ahora mismo.
-Estas palido, macho. ¿Te encuentras bien?- me pregunta entre gritos mientras uno de sus ojos se clavaba en mis pupilas.
-No...- respondi desanimado.
-Bueno, realmente me importa una mierda el estado en el que te encuentres, creeme. Vas a hacer lo que anteayer juraste, te pongas como te pongas.
Ese negro es muy persuasivo. Demonios, dos metros de negra persuasion amedrentan a cualquiera, ¿no?. Mis ojos siguen centrandose en esa oscura figura mientras una luz me ciega, es su jodida dentadura. Es increible, me repito una y otra vez.
Ese cabron de Carlos me habia metido en toda esta mierda. El muy cerdo hizo que no me llevara el coche para hacerme beber cuanto quisiera, aunque ultimamente me la traia bien floja que me retiraran el carne por ir borracho o por haber matado a alguien estandolo. Incluso me la zumbaba sobremanera morir hebrio al volante en alguna carretera secundaria sin mas señalizacion que la que te muestran los acantilados que se suceden entre las sinuosas curvas de un ascenso a la montaña. Sabia que me iba a emborrachar, sabia que me haria llegar hasta donde ahora estoy. Un cabron muy listo con muy malas ideas, aunque bueno, no puedo culparle. Al que le pierde la bebida es a mi...
-¡¡Dos minutos, blanquito!!- me grita de nuevo, esta vez un poco alejado.
-¿Ya?- le grito desesperado. Uno el poco coraje que me queda con la locura que me va a hacer falta dentro de un par de minutos y tras un grito me acerco con rabia a aquella mole. Me va a destrozar si asi lo quiere. Puede romperme el cuello con uno solo de esos brazos, que mas que extremidades parecen las raices de algun robusto roble del pueblo de mi abuelo, pero me da igual. En mi imaginacion le estoy partiendo la cara, asi que tan dificil no debe ser. Mi columna se retuerce y mi diestra esta cargada. Tan cargada que se agarrota del esfuerzo, o del miedo, o del poco honor que me queda. ¿Estoy intentando endiñarle a un negro por la espalda?. A la mierda... ¡claro que lo estoy haciendo!. El y su jodida dentadura Profident, a ver si tengo suerte y se la tiño de un rojo oscuro.
Mi puño izquierdo vuela con prisa pero se nota que no he peleado demasiadas veces, al menos no las suficientes como para tumbar a un hombre que mide dos veces yo y pesa otras tantas. Mis nudillos se clavan contra el marco metalico de la puerta en la que el negrito estaba apoyado y el ruido del golpe hace que el hermano de Carlos tuerza el gesto hacia mi.
-Blanquito... un minuto...- me advierte.
Esa mirada ha hecho que mi corazon de un vuelco. Creo que ha llegado el momento de asumirlo. Voy a hacerlo, por mucho que me joda, por muy pocas posibilidades de salir con vida que tenga. Estoy preparado, al menos a nivel tecnico, pues no me faltan las herramientas para que todo salga bien, pero no... no estoy preparado mentalmente, ni fisica, ni psicologicamente, joder.
-Vete a la mierda, puto simio de los cojones... - le susurro mientras observo, horrorizado, como tras un par de zancadas furiosas se acerca a mi lado. Le miro a la altura de la cara pero su negro puño me cubre el enfoque. Noto como mi nariz se parte y me hunde ligeramente el menton. Caigo de culo al suelo mientras el dolor ahoga mi grito. El aparato se tambalea. Abro un ojo y veo que con el otro brazo me agarra por la solapa del traje y me levanta como si fuera una pluma.
Esta bien, voy a cumplir una promesa por ir borracho, y lo hare con la nariz rota, sangrando y con la mandibula desviada por bocazas. ¿Algo mas?, pienso mientras toso un poco de sangre.
-Es la hora, blanco de los cojones...- sentencia.
Si, este es el "algo mas" que estaba esperando. Cinco minutos intentando esquivarlo, pero ya esta aqui, es la hora, el momento, el instante en el que...
De repente siento como un fuerte empujon me envia fuera de la avioneta, sin mas sustento que mis cuadrados cojones, mi nariz rota y con la certeza de que voy a morir sin saber como un negro puede tener unos dientes tan blancos, empiezo mi descenso sin retorno. Me dijo que contara hasta veinte y tirara de la anilla. Se supone que no debe ser muy dificil, seguro que todo sale bien.
Espera. ¿Cuando se supone que tengo que empezar a contar?. Estoy descontando metros hace.. ¿cuanto?. La avioneta se hace pequeña a una velocidad endiablada, a la misma a la que desciendo a tierra firme. ¿Empiezo a contar ahora?. No, creo que he debido empezar hace unos segundos... ¿pero cuantos? ¿Debo hacerlo ya?. Joder, me estoy acercando demasiado deprisa y o lo hago ahora o esto no va a funcionar. Rapido, piensalo si quieres, pero rapido, me digo una y otra vez. Cuenta de nuevo con mas rapidez y hazlo. Quizas no sirva, pero tal vez me salve la vida. El acohol es una puta mierda, joder...