El que más odio es uno que ponen en la radio. Un locutor de radio que simula, se supone, la voz de un niño para demostrar qué fácil sería que tu hijo cayese en manos de un pedófilo.
Es la cosa más lamentable que he escuchado en mi vida, da vergüenza ajena la conversación teórica que tiene con el otro chaval.
Cada vez que lo escucho me cabrea.