Y la pizza con piña, también. Me lo meto en la boca y es como chupar la polla de Dios.
A veces, en la soledad de mis noches vacías, fantaseo mientras me la pelo con metérmelo por el culo y ver el Cosmos renacer desde las gónadas que agito. Tamaña especia y especie no puede sino que deleitarse por más de un orificio. Creatividad, frescura, infectándolo todo con su aroma cítrico y su textura sedosa.
Oh, Cilantro, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Ci-lan-tro: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Ci. Lan. Tro.
PD: Hipnos, ojalá el próximo troncho que te meriendes esté untado en guacamole de verdad.