Sí, ese especimen que habita en carreteras de doble sentido y que, cuando hay tráfico pesado, se dedica a aprovechar cada mínima distancia entre coche y coche en dirección contraria para adelantar y meterse en el angosto hueco entre dos coches volantazo incluido. Esa especie que se cree que merece la pena tomarse tantas molestias y quebraderos de cabeza, amén de arriesgarse a tener o provocar un accidente, por tal de llegar un poco antes que si no adelantara más que a lo justo y necesario. Ese ser que no se conforma con ir a 80 constantes por una vía con límite 90, que ve una ristra de coches delante y se pone nervioso. Ese borrico que no se da cuenta de que, de coche a coche, apenas avanza y que termina llegando, como mucho 1-2 minutos antes que si no adelantara. 1-2 cochinos minutos.
Yo no sé vosotros, pero a mí me revienta esa gente.