El alumnado de la escuela pública Tàber de Barcelona ya no podrá leer alguno de los cuentos infantiles más universales de la literatura como Caperucita roja o La bella durmiente. La asociación Espai i Lleure (Espacio y Ocio) y la comisión de género del colegio se han puesto a analizar todos los libros que alberga la biblioteca desde una perspectiva de género y han decidido censurar unas 200 obras, lo que supone en torno al 30% del fondo del centro educativo.
La justificación es que estos cuentos "tóxicos" destinados a niños y niñas de hasta seis años fomentan valores sexistas y discriminatorios. Para llegar a esta conclusión, se ha elaborado una ficha en la que se analizan una serie de parámetros como el rol que juegan las mujeres y los hombres en cada historia, cuántos personajes masculinos y femeninos se registran, así como el grado de violencia que se desarrolla y las emociones que transmite cada personaje.
Según ha asegurado Anna Tutzó, una de las responsables del estudio, a la televisión pública de Barcelona, "estamos muy lejos de unas bibliotecas igualitarias donde los personajes masculinos y femeninos aparezcan mitad y mitad, donde hagan el mismo tipo de actividades. Las mujeres siempre están muy encasilladas en roles muy estereotipados y tristes". No quiso entrar a enunciar las obras retiradas sino que prefirió hablar del problema global: "La sociedad está cambiando y es más sensible a la cuestión de género, pero esto no se está reflejando en los cuentos".
La medida se enmarca dentro del proyecto 'Biblioteca y género', según sus responsables, destinado a "reflexionar sobre los contenidos de los cuentos infantiles de nuestra sociedad" y que "ofrece un análisis al alumnado y a las familias para tener una visión crítica de los contenidos de los cuentos infantiles y la carga de sexismo y violencia simbólica que tienen". Además de la escuela Tàber, otros centros catalanes ya han puesto en marcha esta revisión de su catálogo de obras. Han anunciado que retirarán aquellos que consideren sexistas.
Por el momento, en la escuela Tàber solo se han censurado libros infantiles, pero ahora se encuentran analizando las obras referentes a la educación Primaria. "En la primera infancia los niños son esponjas y absorben todo lo que hay a su alrededor, así que pueden naturalizar los patrones sexistas. En cambio, en primaria los estudiantes ya tienen más capacidad crítica y los libros pueden ser una oportunidad para aprender", ha asegurado Anna Tutzó, según recoge El País.
El debate, evidentemente, ya ha saltado a esferas políticas. Isabel Ayuso, la candidata del PP a la Comunidad de Madrid, ha manifestado que "los cuentos tradicionales han educado a generaciones enteras de niños felices. Los clásicos son maravillosos, a mi no me han traumatizado (...) Si los padres no están de acuerdo, pues lo que pueden hacer es no comprárselo y no leérselo, pero no demonizar los cuentos tradicionales".