España pierde el tren: su PIB per cápita frente a la eurozona se estanca y vuelve al nivel de los 70's
El desempleo y la productividad estancan el PIB per cápita español en relación al nivel medio de la eurozona y vuelve al nivel de hace cinco décadas. Este indicador, tomado habitualmente como referencia para medir la riqueza media por habitante, mantiene una brecha superior al 15% respecto a la renta per cápita promedio de los países del euro que deja en un espejismo el importante crecimiento de la renta por habitante desde la década de 1980 y hasta la crisis financiera. El motor económico que no termina de arrancar aleja la esperanza de converger con los socios de la Unión Monetaria.
"Esta falta de convergencia ha venido determinada, fundamentalmente, por la persistencia en el tiempo de dos deficiencias bien conocidas de la economía española: una baja productividad y una tasa de empleo reducida", recogió Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España en un documento presentado en las Jornadas de Información Macroeconómica de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).
Poniendo la vista en perspectiva, durante la década de 1970 hubo una importante tendencia inflacionista provocada por la crisis del petróleo que agravó a posteriori la gestión autárquica. Existe un cierto paralelismo con la etapa actual, con volatilidad de precios energéticos e inestabilidad geopolítica. El importante avance en materia de riqueza por español se impulsó ya en la década de 1980 asentado en un crecimiento de la mano de obra y no de una mejora de la productividad que dotara de un mayor valor añadido a la economía española.
"La distancia entre España y la eurozona en cuanto a PIB per cápita se redujo bastante exclusivamente por el crecimiento observado por parte de la mano de obra, aumentando el número de personas ocupadas, sin un aumento del PIB real por hora trabajada, es decir, la productividad", explica la economista sénior de Funcas, María Jesús Fernández. "Esto tiene una parte positiva, porque partíamos de una tasa de desempleo muy alta y permite reducirla. Pero la parte negativa es que, sin un aumento de la productividad, es una base poco sólida que se desmontó en la crisis financiera por la destrucción de empleo", apunta Fernández.
La masiva destrucción de empleo por la crisis financiera y la posterior crisis de deuda, cuando hubo tasas de paro cercanas al 30% y 6,2 millones de personas no encontraban empleo, explican buena parte de la enfermedad de la economía española y su falta de convergencia con Europa.
"Desde la crisis de 2008 hay un escaso avance de la productividad pese a las mayores horas por ocupado", destaca Fernádez. Aunque la afiliación ha marcado récord y se asienta sobre los 21 millones, el sector privado no alcanza las cotas previas a la crisis: el peso relativo del sector público es superior (565.000 trabajadores más en el tercer trimestre de 2023 que en el cuarto de 2007) y ahora el privado tiene menor peso sobre la población trabajadora (17.000 menos en los citados trimestres), según la Encuesta de Población Activa (EPA).
El economista Javier Santacruz destaca que "hemos perdido el tren de la convergencia con la UE-15 y no hay visos de recuperarlo en un corto plazo. Más bien, seguir alejándonos mientras nos felicitamos de que la revisión estadística nos ha descubierto que el nivel previo al Covid lo alcanzamos hace un año". Aunque la revisión de la Contabilidad Nacional mejorará de forma consecuente el PIB per cápita, España mantendrá esta brecha.
Así, el eslabón débil de la cadena ha dejado entrever las carencias de un incremento de la renta por habitante basada únicamente en la aportación de la mano de obra. De hecho, en la etapa de creación de empleo más intensa respecto a la eurozona, desde finales de los años 90 y hasta la crisis de 2008, la productividad relativa a la media del euro, medida como PIB real por hora trabajada, se desplomó.
No obstante, el comportamiento del mercado laboral español es superior al europeo en términos de horas trabajadas por empleado y también en su tasa de población activa, es decir, la fuerza laboral de la que dispone el mercado.
Síntomas y diagnósticos
Los síntomas de la economía están claros, una elevada tasa de desempleo y la maldición de que la productividad solo crece cuando hay una gran destrucción de empleo, tal y como sucedió en la Gran Recesión. Las soluciones son más complejas: el Banco de España resalta el impacto macro que tendría un despliegue óptimo de los fondos europeos sobre el sector privado, duplicando el PIB potencial hasta el 1,9% en una década.
A nivel micro, la economista de Funcas destaca, de nuevo, el factor de la productividad en un momento en el que está muy presente en el debate socioeconómico. "La productividad es la base de todo, del bienestar y de la prosperidad de cualquier país. Es lo que permite aumentar los salarios reales, aumentar la recaudación por impuestos sin que suba la presión fiscal y mejorar las prestaciones sociales y que sean sostenibles las pensiones. Si no hay una ganancia de este factor a lo largo del tiempo significa que el crecimiento será débil", señala.
El modelo productivo español basado en los servicios, cuyo valor añadido (entre 40 y 60 euros la hora, aproximadamente) es menor a la industria, sea cual sea su cualificación. La formación, las barreras regulatorias o burocráticas o las brechas entre autonomías configuran un entorno empresarial "poco atractivo" con medidas "en dirección contraria", a la visión de la experta.
Me dicen por el pinganillo que como en España no se vive en ninguna parte. xddd