Me encontraba esta mañana con un artículo en El Confidencial sobre los becarios. Supongo que a raíz del escándalo de los estagiers. Ha habido un párrafo que me ha llamado poderosamente la atención:
Todo trabajo produce una recompensa. Toda recompensa no es explícita y no todas las que son explícitas son pecuniarias. Las recompensas no se cobran siempre a final de mes y en dinero. A veces parte de la recompensa o “el cheque” nos llega cuando ya no estamos en este mundo y lo cobran nuestros hijos o nuestros nietos o nuestros compañeros sin ni siquiera saberlo. Trabajar por amor al arte (pregunten a los decoradores de interiores del rupestre paleolítico) es tan digno, inteligente y legal en muchos casos como hacerlo por esa simple ecuación que motiva a muchos, y no necesariamente a los mejores, que dice “todos trabajamos por dinero”. Todos los trabajos hay que aprender a hacerlos haciéndolos.
Aquí el artículo completo: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-05-28/becario-se-el-becario-que-quieras-ser_1389380/
Y es que este es uno de los grandes dramas de la cultura de nuestro país. No así de otras culturas como la americana, o el judaísmo.
En España como en ningún país, se otorga demasiado valor a lo tangible, a lo que vemos, a lo que tocamos, y se desecha por completo el valor de lo intangible, lo que no podemos tocar. Se ve en la educación, en el trabajo y en las empresas, en el arte y el diseño, y de manera muy clara en las ideas de la gente.
Los becarios son un ejemplo. Si tradujéramos a valor tangible presente, o a valor tangible futuro el ser becario de Arzak, tal vez no estaría trabajando gratis. Si tenemos en cuenta las oportunidades de carrera que entrar de becario sin cobrar en un fondo te puede dar, tal vez no sea ninguna tontería.
Pasa lo mismo con el arte y el diseño. ¿Cuál es el valor tangible de una Paloma de Picasso? El mismo que puede tener el dibujo de un niño. Papel, material de dibujo, y unos minutos. ¿Por qué pagaría alguien 100k euros por ella? Porque hay algo más, hay un valor intangible que no todo el mundo es capaz de ver. ¿Por qué alguna gente se gasta miles de euros decorando su casa y modificando la decoración cada año? ¿Acaso no tiene ningún valor el despertarse en un entorno apacible y personal?
Así en las empresas, es continuo objeto de discusión el valor de las marcas, el valor de la confianza que tiene el cliente, etc. Son elementos que, en algunos países, se incluyen en las cuentas. Hay puestos de trabajo, que te aportan más en el futuro, que en el presente.
Ocurre lo mismo con muchas ideologías. Y ni que decir sobre la teoría de la plusvalía, que asume que todo el valor de algo son las horas de trabajo y el coste de producción y de las materias primas. Como diría Escohotado: ¿No debería ser entonces más caro pintar la caseta del perro, que una Paloma de Picasso?
¿Deberíamos pensar más en el valor de lo intangible?