***Dedicado a Minimelon
Mi tarjeta de crédito saca humo. ¿Les suena? A quien seguro que todavía le resuena en la cabeza es a Ed Mitchell, estrella televisiva británica que vive ahora en la calle por superponer sin freno las deudas de sus tarjetas. Debía 22.400 euros de su cuenta personal, 46.200 a Halifax, 42.000 a Barclays... Suma y sigue hasta 25 tarjetas de crédito. Hace un mes se declaró oficialmente en bancarrota con una deuda total de 349.762 euros.
"Usaba una tarjeta para pagar la deuda de otra. Por mi trabajo no tenía problemas en conseguir tarjetas nuevas". Y así hasta que un día perdió su empleo por una inesperada reducción de plantilla y se encontró sin una fuente que le permitiera seguir en ese círculo infernal en el que entró sin darse cuenta.
«Es fácil gastar más de lo que realmente tienes, pero las cosas escapan de tu control. Espero que mi historia pueda ayudar a otros que también estén atrapados en un agujero financiero». Lo dice porque asegura que lo que le ha sucedido a él le puede ocurrir a cualquiera. Sin ir más lejos, las fiestas navideñas son una época propicia para gastar más de lo que se tiene.
La Navidad obliga a comprar y nada mejor que un pedazo de plástico con barra magnética para sacarnos de un apuro. Lo cuenta quien ha pasado de ganar 140.000 euros al año a subsistir con los 72 semanales que le ofrece el Gobierno por no tener empleo.
"Lo tenía todo, dos vacaciones al año, cenas y fiestas; he viajado por todo el mundo, mis hijos son fantásticos", recuerda Mitchell con un acento pijo que delata sus orígenes –sus ropas de marca también dan pistas–.
Casado durante 25 años, este periodista advierte de que ni el amor aguantó las crisis económicas. Hace dos años, su mujer le pidió el divorcio; entonces decidieron vender la casa, ella se compró un piso que todavía comparte con su hijo (la hija ya se había independizado) y él acabó en el sofá de sus amigos. Allí empezó el calvario. «No quería aprovecharme de mis conocidos», comenta.
Y la primera vez: "Fue una experiencia terrorífica", define Mitchell. Durmió en un pequeño parque junto a la que había sido su casa. Desde aquel día, este hombre de 54 años no ha dormido más de tres horas seguidas, y nunca lo ha hecho profundamente. "Es bastante estresante, nunca sabes si vas a seguir vivo a la mañana siguiente".
Pero como toda historia, la de Mitchell tiene sus claroscuros. Fue detenido hace unos días por agredir a una desconocida en las calles de Hover, donde vive. Entonces, su nombre apareció en todos los medios británicos y, con él, el de su familia. Su madre ha sido la encargada de intentar desacreditarle, acusándole de borracho, aprovechado y gandul. Dice que lo tuvo que echar de casa porque "no lo soportaba más" y que ha aprovechado su historia para dormir en hoteles de cuatro estrellas.
Mitchell habla de su familia y sorprende cuando asegura que no quiere que sus hijos sepan que es un vagabundo. Con su cara fotografiada en todos los periódicos británicos parece imposible que no se hayan enterado. Es más, según la madre del periodista, su familia se quedó «lívida» de vergüenza al verle al otro lado de las noticias. Porque además, aparecía por agredir a una mujer en plena calle y no por su historia humana.
Aunque la fulminante caída de una estrella ha sido lo que ha llamado la atención del público, que se admira de cómo alguien puede perderlo todo en cuestión de meses. Es que en el currículo de Mitchell aparecen entrevistas a personajes como Tony Blair, John Major y Margaret Thatcher.
Pero ni divorciado, pobre y en la calle logra Mitchell una tregua. Su madre niega ahora su versión y asegura que hasta el pasado mes de septiembre, su hijo vivía con ella. "Nunca hizo nada para encontrar un trabajo, nunca echó una mano en casa o en el jardín", critica, "lo único que hacía era salir y volver borracho. Le advertí de que no llegaría a ninguna parte. Yo le he ayudado en lo que he podido pero le eché de casa porque no podía soportarlo más".
Quizás no lo aguantaba, pero los vecinos de la señora Mitchell aseguran que Ed vive en la calle desde febrero, lo que corrobora la versión que el periodista defenestrado contó al Daily Mail, primero, y a medio mundo, después. "Si me pasó a mí, le puede pasar a cualquiera", insiste. Y la frase resuena en las mentes consumistas que estas Navidades se preparan, tarjeta en mano, para asaltar las tiendas a cualquier precio.
Pero cuidado, ¿seguro que a cualquier precio?
(http://www.elmundo.es/elmundo/2007/12/19/television/1198059074.html)
antes...
y después...
xD