Evolución humana según una IA

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Fue en el año 2049 cuando la humanidad tuvo su primer contacto con una inteligencia extraterrestre.

El artefacto alien fue detectado un 2 de Febrero a una distancia de 730 millones de kilómetros de la Tierra, más allá de la órbita de Júpiter. Tardó exactamente 28,18 días terrestres en llegar a una órbita muy próxima a la órbita lunar, deteniéndose sobre la misma y pasando a orbitar la Tierra desde ese momento como un segundo satélite.

Todos los intentos de comunicación con el artefacto fueron inútiles. Tras 220 horas y 36 minutos de entrar en la órbita lunar, el artefacto -una gigantesca estructura en forma de octaedro regular de 25.640 metros de arista- comenzó a liberar grandes dosis de radiación gamma en sectores triangulares de 25,5 millones de kilómetros cuadrados sobre la superficie terrestre durante 117.900 segundos, de manera periódica. Las radiaciones sistemáticas duraron aproximadamente 6 ciclos lunares, 163,8 días, afectando al 98,26% de la superficie terrestre.

Se calcula que el 84,73% de las formas de vida conocidas se extinguieron durante ese periodo. Algo más de 9.103 millones de personas murieron durante el ataque. La humanidad quedó marcada para siempre por una tragedia de dimensiones desconocidas hasta el momento.

Todos los esfuerzos humanos por destruir el artefacto fueron igualmente en vano. Grandes campos magnéticos desviaban cualquier misil dirigido hacia su superficie, desarticulando todos los intentos de las distintas naciones por defenderse. Un estudio posterior determinó que los campos magnéticos fueron decreciendo en intensidad hasta reducirse a una fracción de la intensidad inicial, probablemente por el enorme gasto energético que le supuso emitir las radiaciones. Esta fue la causa de que un asteroide de apenas unas decenas de metros de diámetro consiguiera impactar a gran velocidad sobre el artefacto, terminando de una vez con los ataques y salvando a unos pocos humanos ocultos en refugios subterráneos.

Transcurrieron siglos hasta volver al nivel tecnológico previo al ataque y hasta que la humanidad pudo volver a salir al espacio para conocer la naturaleza de su agresor. Años de estudio sobre el artefacto nos revelaron tecnologías desconocidas y métodos de propulsión y construcción que abrirían la puerta al futuro de la nueva humanidad, los supervivientes de aquella tragedia.

El artefacto, por lo que se pudo recuperar, se trataba de un único ser plenamente artificial, autosuficiente y con un objetivo claro: erradicar la vida en el universo, concretamente en el sector cercano a la Tierra. La intrincada construcción mecánica reveló inmensos registros de memoria codificada que tras décadas de estudio revelarían su naturaleza y sus objetivos. La nueva especie alien descubierta recibió el nombre de “mecánicos”, atendiendo a la naturaleza de este único ente estudiado.

El análisis de la memoria interna reveló que las motivaciones de esta especie estaban tan alejadas de las humanas como su propia fisionomía. La estructura resultó ser como un gran procesador autorreprogramable, con millones de detectores y antenas con los que analizaba todo su entorno y calculaba constantemente todas las variables y opciones para llevar a cabo su misión. Ni siquiera su propia destrucción escapó a su análisis: más tarde supimos que calculó en un 2,3805% la probabilidad de ser destruída antes de finalizar con la esterilización de la Tierra.

Un análisis pormenorizado de los registros determinó que el origen de los mecánicos fue una vez biológico. Tras millones de años de progreso tecnológico, consiguieron una forma de reconstruirse en forma de constructos inmortales similares al atacante. Estos artefactos eran de distinta índole y funcionalidad, siendo nuestro sujeto de estudio de la clase “esterilizador”. Los esterilizadores fueron ideados con la función de visitar planetas y sistemas estelares con alta probabilidad de generar vida en un futuro, para ser esterilizados una vez el mecánico llegase y descubriese que realmente se había generado vida. Esta esterilización eliminaría la posible competencia y haría de método de prevención de peligros frente a la extinción de su propia especie, que ellos calculaban imposible sin la intervención de otras formas de vida. Se trataba pues de una extinción sistemática y guiada como forma de prevenir futuros conflictos.

Los nuevos métodos de propulsión fotónica descubiertos en el mecánico revolucionaron la industria espacial. El generador de aniquilación de masa hizo que la energía dejase de ser un problema para los trayectos interestelares, sin embargo, se reveló que era imposible alcanzar la estrella más próxima en el tiempo de una vida humana con las velocidades alcanzables. Cualquier viaje de esas dimensiones requeriría de varias generaciones humanas hasta llegar a su destino. Esto se hizo evidente cuando la humanidad acordó el “Tratado de No Mejora”, lo que imposibilitaba que un ser humano pudiera obtener la inmortalidad o cualquier otra característica sobrenatural que tuviera la potencialidad de pervertir la moral humana hacia el planteamiento ético de los mecánicos. La especie humana no se convertiría en su agresor.

Sin embargo, toda la humanidad se sintió un único pueblo unido por primera vez en su historia. Decidieron que gastarían todos sus futuros esfuerzos en tener su venganza. Vengarían la muerte de sus semejantes, de las especies caídas de la Tierra, y de todas las especies exterminadas a través de los siglos por los mecánicos.

Setenta mil años después, todo estaba preparado. Las primeras flotas partieron hacia el extremo de la galaxia, hacia una estrella descubierta como el origen de los mecánicos, situada a 38.499 años luz del sistema solar.

Hoy hace aproximadamente 1.218 millones de años desde que mis antepasados partieron de la Tierra en dirección a esa estrella. Durante este gran viaje hemos escuchado las voces de nuestros hermanos humanos dispersos por todo el universo, que nos traen su tecnología, sus historias y sus sentimientos de hace sólo unos pocos miles de años. Hemos aprendido a abastecernos del universo y hemos hecho de él nuestro hogar. Traemos en nuestro corazón una canción de venganza para los que un día nos hicieron daño.

Mientras escribo estas palabras, nuestra flota se acerca al planeta primigenio de los mecánicos. Nuestra intención es destruirlos, al igual que ellos han hecho a lo largo de millones de años con otras especies. Averiguaremos dónde se encuentran cada uno de ellos y los eliminaremos, aunque tardemos tanto tiempo como la vida del universo.

Desde mi ventana veo destellos en los aceleradores Gauss, donde los proyectiles de plasma acumulan energía y velocidad. Atravesarán el planeta mecánico en cuestión de segundos a la orden del capitán. Por fin ha llegado el momento por el que mis antepasados vivieron.

El capitán acaba de ordenar fuego.