Que cada generación es un mundo es algo innegable. Que la generación que reina a día de hoy, y la que viene, es imbécil tampoco lo es. Mientras cenaba, y haciendo zapping, he parado el avance de canales en uno de Disney, o al menos tenía ese nombre porque de Disney poco, y lo que me he encontrado en él ha hecho que subraye mi opinión sobre la sociedad que se está construyendo. El programa que salía, en cuestión, era uno de estos que se pueden ver en ese canal, ya había perdido cinco minutos de mi vida en él antes, cada dos por tres: niños jóvenes, canciones de “amor” y demás parafernalia. Cosas populares. Que se han visto mucho a lo largo de la historia, sí. Pero son las formas. Las formas lo son todo. Como decía, este programa estaba lleno de gente joven, de poco más de dieciséis o diecisiete años, como Justin Bieber. De la misma quinta. Los Jonas Brothers, Mylie Cyrus, o como se escriba, y todo el coro de juventudes de su puta madre. Guapos y guapas. Ya sabéis, para quien quiera que lea esto, a lo que me refiero. Todos con sus camisas y sus trajes, con sus faldas cortas, con su maquillaje hasta las ingles, etcétera, etcétera. Los nuevos ídolos de las futuras generaciones.
Recuerdo yo que, en su época, Disney hacía clásicos. Disney trasmitía valores. A día de hoy, y dejando de lado a Pixar, la factoría de los sueños lo único que hace es construir descerebrados que están más atentos de qué ponerse el viernes noche y de cómo pintarse las uñas. De crearse peinados extravagantes, de buscar la camisa que mejor combina con su nueva americana. En mis tiempos era otro rollo, y hablo de hace poco menos de diez años. No había tonta idiotez, o yo, al menos, no era tan consciente de ella. En mis tiempos se trasmitían valores. Ahora lo único que importa es que la cria de turno folle rápido, pierda la virginidad con el más tonto de la clase, que suele ser el más popular (y el que acaba en el paro antes) y que ellos estén listos para solventar cualquier debilidad de dichas niñas, con inexpertas frases de amor, de vida poco vivida. Sinsentidos por todos lados. Pero sinsentidos que vuestros hermanos, vuestros hijos, vuestros amigos ven y se lo tragan. He visto a niñas en edades tempranísimas tener actitudes de gente no tan temprana. Que sí, que todo es experiencia vivida y todos somos lo que nos enseñan nuestras experiencias… Pero señores míos, prefiero tener experiencias adultas siendo un adulto a ser un criajo de mierda que ha perdido su virginidad con catorce, quince o incluso dieciséis años. A esa edad yo me estaba pasando el Final Fantasy IX.
En fin, que Dios nos pille confesados. Podría extenderme más y más pero estoy bloqueado. Como dice Toteking: “las prisas por hacerse mayor rápido para luego volver a ser joven”.
Así les va.