Primero encontramos a los “vigoréxicos”. No importa a que hora uno vaya al gimnasio, ahí están ellos, haciendo clases, ejercicios interminables, miles de abdominales. Cuando piensas que se van a ir, empiezan una nueva cosa. Me pregunto qué harán estos tipos en su tiempo libre ya que parece que su trabajo es hacer gimnasia.
Después encontramos las chicas seudo modelos. Para ellas, ir al gimnasio es el mismo que desfilar en una Fashion Week. Lápices de labios, máscara para pestañas, ropa y zapatillas ultrafashion, cabellos perfectamente peinados – nada está de más para que estén siempre perfectas. Cuando caminan, desfilan. Cuando corren, parecen estar en un comercial. Cuando hacen su rutina, parecen estar en una sesión de fotos para una revista de plástica&belleza.
Otro tipo es el “buena onda”. Conoce y es amigo de todos, desde el profesor hasta la señora del aseo. Conversa, escucha, cuenta historias, siempre está sonriendo, siempre de buen humor, hace todos los ejercicios con placer, cree que todo es lindo… y está siempre listo para dar un buen consejo y contar una buena historia a los que lo quieran escuchar (y aguantar).
Los desubicados, son aquellos que tú crees que los encontrarías en cualquier parte menos en un gimnasio. Parecen salidos de la Woodstock o de alguna feria hippie pero están en el medio de las chicas haciendo clases de pilates o baile entretenido.
Los enemigos de la higiene – no llevan toalla personal, dejan sus huellas de sudor por todas las máquinas, no se echan desodorante… en pocas palabras estos tipos son asquerosos.
Las neuróticas, no hay secreto, lo que quieren es bajar de peso. No sirve de nada decirles que hacer clase de spinning con buzo super grueso, caminar por 3 horas seguidas y hacer ejercicios en ayuno no les ayudará a adelgazar. Eso es lo quieren creer.
Las abuelitas de la Barbie, perdónenme si no les gusta ese término, pero es lo que más se ajusta para definir estas señoras, que ya bordean los 50 o 60 años pero todavía creen que tienen 21. Está bien mantenerse regia, cuidar la salud y el cuerpo, pero usar minishorts, escotes para mostrar las pechugas siliconadas, su bronce artificial, pelo rubio ultraoxigenado, para mi ya es demasiado.
Y finalmente hay estos personajes que a pesar de no encontraren mucha gracia en ir al gimnasio simplemente lo hacen para poder seguir tomando sus copitas de vino sin culpa.
• El que se lleva a la novia
Los gimnasios deben ser antros repletos de sudor y caras dolorosas. No son lugar para una damisela.
No me malinterpretes, me parece estupendo que tu chica se apunte a entrenar contigo o los maravillosos desfiles de las reinas del aeróbic.
Lo que no me gusta es ver caras de novias agobiadas porque un notas en cuestión les ha hecho creer que acabaría a entrenar a las siete en punto y son y media pasadas y todavía le quedan tres ejercicios de bíceps.
El colmo fue ver a ella contarle las repeticiones a él. En fin, una simbiosis perfecta.
• El novato que quiere tocar tema
¿Soy al único que le ponen de los nervios aquellos que llevan seis meses entrenando (a veces menos) y ya están tocando testosteronas?
Algunos tienen más interés en aprender el curl de muñeca (para pincharse) que el de bíceps. Patético.
Los mejores son los que acaban de comenzar y tienen la osadia de plantearse la insulina, la GH, hormonas tiroideas...
Si les aconsejas no usar nada, directamente pasas a ser un viejo paternalista acabado. Algunos no quieren ninguna respuesta que no sea sobre cuánto y cuándo.
• ¿Te quedan muchas?
Debe ser la pregunta más estúpida que se puede hacer en un gym. ¿Cuántas son «muchas»? ¿2? ¿3?
¿Acaso varia en algo el hecho de que me queden muchas? Porque normalmente se quedan agobiando a 50 centímetros hasta que las completo.
• ¿Cuántas te quedan?
Ligeramente mejor planteada que la pregunta anterior, a veces es molesta. Como para hacer la gracia, algunos preguntan en mitad de serie. En cierta ocasión 60 kilos ondeaban por encima de mi cabeza y, a pesar de mi cara de sufrimiento, me preguntó que si me quedaban muchas. Evidentemente, se acabó la serie. Adiós, concentración.
• El que se lleva el móvil
Comprendo algunas situaciones en las que debes llevar el móvil contigo en el gym. Yo lo he hecho. Por ejemplo, esperando respuesta de un trabajo, familiares enfermos, etc.
Lo que no soporto es a ese tipo que llega a la sala y lo primero que hace es apalancarse en el press de banca a escribir mensajes.
¡Vete de aquí! ¡Estás ensuciando todo lo que representa este deporte!
Además, por si no te había dado cuenta, escuchar el idiota tono de tu móvil hace a la gente perder la concentración.
• El que está al acecho
Está esperando el momento justo en que vas a beber agua o te das la vuelta para «robarte» el aparato. Da igual si dejas tu toalla, tus guantes, tu DNI... 2,25 segundos le bastan para haberte cambiado todo el peso detrás de tus narices.
• El que posa
No debería molestarme, pero lo hace. Está bien posar un poquito entre serie y serie frente al espejo, si quieres. ¡Pero es que algunos se pasan más tiempo posando y mirándose que entrenando!
El límite lo marcan algunos con una antihigiénica costumbre que no comparto: quitarse la camiseta.
• El que quiere aprender
Es muy halagador que te pregunten dudas, pero cuando la charla se extiende a varios minutos y uno se enfría... Hay un momento para entrenar y otro para hablar.
• El que quiere vender
«¿Te interesa esto?» «¿Y esto otro?» «¿Conoces a alguien que le interese?» «Si compras cien te lo dejo a la mitad.» «¿No? Bueno, si te enteras de alguien que... vale, vale...»
NO significa NO.
• Monitores insólitos
En cierto gimnasio, los monitores eran dos crios de 17 años (seguramente hijos del dueño) que se pasaban el día eructando y contando chistes machistas.
Cualquier posibilidad de concentración era rápidamente atacada por estos indeseables.
• El que no para de hablar
No deja de hablar con otros pero tampoco te deja usar la máquina mientras descansa. Si vas a utilizarla se gira repentinamente contestando «hey, hey, espera, que hago una y la dejo». Pero esa «una» no acaba de llegar nunca. Se da la vuelta y sigue hablando. Solo les falta una mesita con el té.
• La que está muy buena y lo sabe
¡Por favor, apartadla de mi vista! Siempre realizan ejercicios de abductores, curl para femoral tumbado, pec deck... Los monitores saben bien lo que hacen cuando les ponen las rutinas.
• Los de capoeira
No es que siempre molesten, pero lo más fuerte que he visto ha sido a uno de estos tipos subirse a la jaula de potencia para, arriba de esta, efectuar sus estiramientos.
• El que le da a cualquier máquina otro uso
Emplea la máquina de extensiones para hacer curl de femoral de pie, el banco de press para abdominales, el pec deck para deltoides posteriores... En fin, chico, los fabricantes de máquinas deberían contratarte como asesor.
• El que come galletas
¿Por qué siempre que uno inicia la definición a todo el mundo le da por comer galletas en el gym? ¿O será simplemente que uno está más susceptible hacia todo con la dieta?
Sí, eso debe ser. ¡Es el arroz con pollo el que me está agriando el carácter!
Sacado de http://es.fitness.com/forum/general/psicologia-de-gimnasio-18620.html