La noticia en sí no deja de ser meramente anecdótica, pero levanta una reflexión ciertamente interesante; y no es otra que el clima de constante intimidación en que se ha sumergido occidente con respecto a las amenazas del extremismo islámico.
Esto ya salió a relucir con lo de la quema del Corán, que al final no se llevó a cabo por puro miedo; miedo a las represalias que el mundo islamista pudiera ejercer sobre los autores de las quemas o, genéricamente, sobre EEUU. (Que no se me malinterprete, estoy en contra de la quema del Corán, por ser un acto flagrantemente atentatorio contra la libertad y dignidad religiosa del pueblo musulmán. Pero más en contra estoy todavía de cercenar la libertad de expresión -esta vez en forma de quema del Corán- por miedo a las represalias que unos descerebrados puedan tomar).
También hemos tenido otros ejemplos de limitación de derechos fundamentales en países europeos (léase, verbi gratia, la represión que sufrieron los que publicaron las caricaturas de Mahoma, etc).
En definitiva creo que, desde el inicio del siglo XXI, Occidente ha pasado a estar sumido en un estado de inaceptable temor, pavor e intimidación con respecto a las acciones violentas que puedan ejecutar los llamados "yahdistas". ¿Hasta cuándo tenemos que seguir con miedo? ¿Dónde está el límite? ¿Vamos a permitir que ellos sigan amenazando y coaccionando a toda la sociedad occidental, mientras desprecian nuestros valores y llaman abiertamente a la Guerra Santa y, en definitivamente, abogan directamente por nuestra destrucción? (ver vídeo del profesor saudí que colgasteis hace 2 días diciendo que "con una cajita así de pequeña podríamos matar a 300.000 americanos, haciendo del 11-S un chiste).
Yo no quiero vivir con miedo.