Durante años, los franceses del pueblo de Tonerre, usaron este caudal como piscina pública y ahora es uno de los lugares más turísticos de la región. Parece increíble que en pleno 2022 aún nada ni nadie haya podido llegar al fondo del pozo y, aún más impactante, que personas hayan muerto intentándolo.
Los habitantes de Tonerre no consideraban el pozo un misterio, por lo que utilizaban su agua para sus labores diarias. Sin embargo los romanos no se asentaron en el lugar, posteriormente los Celtas que se instauraron ahí consideraron durante siglos el agua del pozo como una fuente sagrada.
Posteriormente el caudal pasó a estar en territorio francés y por mucho tiempo lo usaron como piscina pública, fue entonces que se dieron cuenta de que el fondo del pozo no se alcanzaba a vislumbrar.
Los ciudadanos comenzaron a interesarse en averiguar qué tan profundo era este lugar y cuánta agua tenía. Fue tal la intriga que llevaron a buzos expertos para inspeccionar el área
En 1974, dos buzos profesionales llegaron a la ciudad para adentrarse en lo profundo de este misterioso lugar. Lamentablemente, entraron y no pudieron volver a salir, perdieron la vida dentro de esas aguas.
Unos años más tarde en 1996 otro buzo, enviado por las autoridades francesas, también perdió la vida investigando el lugar.
La última persona que intentó descubrir que había en estas aguas misteriosas fue Pierre-Éric Deseigne, un buzo profesional que se adentró en Fosse Dionne en 2018. En el interior del pozo encontró cuevas, rocas calizas, y pasajes estrechos, pero solo logro descender 70 metros.
A día de hoy, se desconoce todavía la fuente de la que proviene el agua. Se han llegado a recorrer 560m desde la entrada, y a 178m de profundidad.