Gonzalo Fernandez de Cordoba " El Gran Capitán"

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Las campañas italianas del Gran Capitan

«Gran Capitán», el terror de los franceses en la batalla que cambió la Historia de España

«Los que mandan ejército un día como hoy no deben ocultar el rostro», arengó Gonza[/url]lo Fernández de Córdoba a sus hombres ante la decisiva lid de Ceriñola

El«Gran Capitán» durante la batalla de Ceriñola frente al cuerpo sin vida del francés Luis de Armagnac

Gonzalo Fernández de Córdoba, «Gran Capitán». El eco de sus proezas aún retumban en los manuales de historia militar. En Europa y allende los mares, donde los «herederos» de sus Tercios fraguaron el Imperio de aquella joven España. Cuando muchos nombran tan alegremente a Sun Tzu, Clausewitz, Napoleón, Patton o Schawrzkopf, olvidan que fue este genio militar español quien cambiaría para siempre el «arte de la guerra»: de la pesadez medieval (caballería pesada) a la agilidad moderna (infantería).

Reconquista de Granada, victoria sin igual frente al francés en Nápoles, conquista de un nuevo Reino para sus «Señores», virrey, precursor de una nueva estrategia militar fundamentada en la infantería y visionario de un Ejército español cuyas reformas impulsaron un cambio de mentalidad que posteriormente derivó en la creación de los populares tercios españoles que acabarían dominando buena parte del mundo e invictos desde 1503 hasta el desastre de Rocroi en 1643.

Sin embargo, y a pesar de sus proezas, este cordobés nunca dejó de ser un oficial cercano a sus hombres, con sentido del honor para con el contrario, estoico y, ante todo, súbdito leal hacia unos Reyes Católicos que iniciaban en sus hombros la aventura de una nueva nación. Aunque no fueron pocas las desaveniencias acaecidas con sus «Señores», llegando a ser apartado de la «res publica» y «res militaris» de la siempre desagradecida España.
Como bien explica Fernando Martínez Laínez, periodista y coautor del libro «El Gran Capitán» (Ed. Edaf), Gonzalo Fernández de Córdoba (1453-1515) se inició pronto en la carrera militar, pues estaba destinado a dedicarse a guerrear al ser el segundo hijo de una familia noble, cobrando su nombre más poder entre los militares. Pronto se asoció su nombre a la valentía. «Una de las primeras batallas en las que intervino fue la de Albuera, cuando combatió a las huestes del rey de Portugal que habían invadido Extremadura».

«Hacia 1497, tras una breve estancia en la Corte, los Reyes Católicos le nombran "adalid de la Frontera", un grado que equivalía a capitán», explica Laínez.

La Reconquista de Granada
Pero donde realmente comenzó a mostrar su ingenio militar fue durante la «Guerra de Granada», una campaña militar que se sucedió a partir de 1482 y en la cual los españoles pretendían expulsar a Boabdil del último estado musulmán en la Península Ibérica. «La guerra se produjo por la firme decisión de los Reyes Católicos, que querían acabar de una vez por todas con el enclave musulmán de Granada, el único territorio que quedaba para completar la unidad cristiana peninsular».

Gonzalo tomó parte en esta contienda al mando de una unidad de «lanzas» (caballería pesada con una gruesa armadura) de la casa de Aguilar, de la que su hermano era señor. «Fue una guerra larga, que duró casi diez años, y se libró a base de incursiones, asedios, golpes de mano y escaramuzas persistentes, sin grandes batallas campales», determina el escritor.

«El Gran Capitán tuvo un papel muy destacado a lo largo de toda la campaña, en especial en los ataques a Álora, la fortaleza de Setenil, Loja y el asalto al castillo de Montefrío, cercano a Granada». De hecho, algunos cronistas como Hernán Pérez afirman que, durante esta guerra. «Gonzalo era siempre el primero en atacar y el último en retirarse».

Su papel más destacado lo tuvo al final de la contienda, ya que fue una de los diplomáticos que negoció la rendición del reino nazarí de Granada e incluso actuó como espía. «Es totalmente cierto que llevó a cabo una hábil labor secreta, fomentó la división de las facciones nazaríes de Granada, negoció con Boabdil la rendición de la ciudad, y hasta acompañó al último monarca nazarí en su último viaje por España cuando este pasó a refugiarse en África», sentencia Laínez. Granada sería su principal manual de «lecciones aprendidas» para las guerras venideras.
«Pronto, su valerosa actitud y dotes de mando llamaron la atención de los Reyes Católicos, que le recompensaron con la tenencia (jefatura militar) de Antequera, el señorío de Órgiva y una encomienda», prosigue Laínez.

Primera guerra de Italia
Sin embargo, parece que los grandes honores que recibió no fueron suficientes para Gonzalo, pues en 1495 se embarcó hacia otra gran campaña esta vez en Nápoles. Su misión era clara: detener el avance de los franceses, deseosos de expandirse militarmente con la toma de algunos territorios. «La primera campaña italiana se inició cuando el rey francés Carlos VIII invadió el reino de Nápoles (Reame) con una gran ejército. Al poco tiempo se retiró, pero dejando la mayor parte del Reame ocupado».

«Utilizando las tácticas aprendidas en la Guerra de Granada, Fernández de Córdoba, limpió Calabria de enemigos, conquistó la provincia de Basilicata y tras derrotar a los franceses en Atella entró triunfante en Nápoles en 1496», destaca el escritor. Fue tras el asalto a esta ciudad cuando se empezó a conocer a Gonzalo como «Gran Capitán». Tras tomar el lugar, volvió a España como un héroe.

Segunda contienda en Nápoles
A pesar de que se firmó un tratado con Francia para que cesaran las hostilidades, la paz no duró demasiado. El rey francés Luis XII había firmado un tratado con Fernando el Católico para repartirse el reino napolitano. Los franceses ocupan la mitad norte y el sur queda en poder de las tropas españolas que manda el Gran Capitán.

Pero pronto se iniciaron las discrepancias entre españoles y franceses por cuestiones fronterizas, lo que provocó que en 1502 se reiniciara la guerra después de que los franceses trataran de nuevo de tomar Reame. El «Gran Capitán» no lo dudó y se dispuso a enfrentarse a los enemigos de España. Una de las primeras batallas de esta guerra fue la de Ceriñola (Cerignola), en la que Gonzalo tendría que hacer uso de toda su experiencia militar para lograr salir victorioso.

La batalla que revolucionó la Historia
La batalla de Ceriñola sin duda cambió la historia, y es que, si hasta ese momento la fuerza de los ejércitos se medía en base a la cantidad de caballería pesada de la que disponía, tras esta lid la mentalidad militar evolucionó y comenzó a primar la infantería.

La batalla se desarrolló en un diminuto punto de la Apulia italiana situado en lo alto de una colina cubierta de viñedos y olivos. En ella, las tropas del «Gran Capitán» se defendieron de los atacantes franceses, tras verse obligados a retirarse en varios enfrentamientos.

De hecho, el «Gran Capitán» demostró antes de la batalla su mentalidad innovadora y revolucionara. Y es que, para llegar a la ciudad Ceriñola y poder preparar las defensas concienzudamente antes del ataque de los franceses, Gonzalo forzó a sus caballeros a hacer algo nunca antes visto y que suponía una afrenta a su honor.
«El Gran Capitán obligó a los caballeros de su ejército a llevar infantería en la grupa de sus monturas en la marcha hacia Ceriñola, por terreno arenoso y próximo a la costa, lo que hacía muy fatigosa la marcha. Eso era algo que no se hacía nunca, pero mejoró la movilidad y la moral de la tropa y le permitió ganar tiempo. Fue una muestra más de su ingenio táctico», explica el experto.

Este acto hizo que los españoles ganaran tiempo y les permitió preparar las defensas de la ciudad, que consistieron en cavar un foso y una pared de tierra alrededor de Ceriñola, lo que les permitía aprovechar la situación elevada del enclave. Además, el «Gran Capitán» pudo establecer una estrategia que más tarde sería reconocida como un preludio de la guerra moderna.

Una reforma militar
Los franceses no se hicieron esperar y, a los pocos días, su comandante, Luis de Armagnac, dejó ver a sus tropas. «Por el lado francés, aunque varió según avanzaba la guerra, se contaban unos 1.000 hombres de armas (caballeros con armadura), 2.000 jinetes ligeros, 6.000 infantes, 2.000 piqueros suizos y 26 cañones». Por el contrario, Gonzalo tenía a sus órdenes un ejército formado principalmente por infantería: «Del lado español había solo 600 hombres de armas, 5.000 infantes y 18 cañones, más un refuerzo de 2.000 mercenarios alemanes», señala Laínez.

«En esta batalla las fuerzas estaban bastante equilibradas en cuanto a números, pero los franceses tenían mucha superioridad en caballería pesada y su artillería doblaba a la española. Por el contrario, los españoles contaban con un mayor número de arcabuceros, una fuerza que se revelaría decisiva», explica el escritor.

Para detener la fuerza arrolladora de la caballería francesa se planteó una estrategia novedosa: situar las tropas de disparo delante de las defensas. «El Gran Capitán colocó en primera línea a los arcabuceros y espingarderos (hombres armados con una escopeta de chispa muy larga), detrás a la infantería alemana y española, y más retrasada a la caballería. Él se situó en el centro del dispositivo y revisó con detalle el despliegue de toda la tropa».

Todo quedó preparado para un duro combate. Pero, antes siquiera de desenvainar una espada, el «Gran Capitán» volvió a demostrar su arrojo. Concretamente, Gonzalo se quitó el casco en los momentos previos a la batalla y, cuando uno de sus capitanes le preguntó la causa, él contestó: «Los que mandan ejército en un día como hoy no debe ocultar el rostro».

Comienza la batalla
La batalla se inició con la caballería francesa cargando orgullosa contra las tropas españolas. Hasta ese momento, una de las cosas más terribles que podía ver un enemigo de Francia era a los majestuosos jinetes en marcha con las armas en ristre. Sin embargo, fueron recibidos con una salva de fuego que hizo caer a un gran número de soldados.

«Cuando se inició el fuego, las balas de los arcabuceros españoles hicieron estragos en la caballería pesada francesa, impedida de avanzar ante el foso erizado de estacas y pinchos», explica el autor. Al no poder avanzar, los jinetes, desesperados, trataron al galope de encontrar alguna fisura en las defensas del «Gran Capitán», pero su intentó fue en vano y costó la vida a Luis de Armagnac, alcanzado por varios disparos.
Tras la derrota de la caballería pesada, la infantería francesa se dispuso a avanzar, pero sufrió grandes bajas debido al fuego español. Además, justo antes de que los soldados alcanzaran la primera línea de arcabuceros y acabaran con ellos, el «Gran Capitán» ordenó retirarse a estas tropas de disparo para evitar bajas.

Después de esta estratagema, el «Gran Capitán» cargó con todos sus infantes contra las diezmadas tropas del fallecido Armagnac que, ahora, no tenían objetivos contra los que luchar al haberse retirado los arcabuceros españoles. Sin apenas dificultad, las unidades de Gonzalo dieron buena cuenta de los restos del ejército francés.

Se adelantó a Napoleón en cuatro siglos
Ni siquiera la caballería ligera francesa pudo ayudar a sus compañeros, pues fueron arrollados por los jinetes españoles. «La batalla apenas duró una hora y fue una victoria total. Además, quedó como un ejemplo de arte táctico, y de la importancia de la fortificación y elección del terreno para el buen resultado de cualquier combate», destaca Laínez.

Otro escritor, Juan Granados, autor de la novela histórica «El Gran Capitán» (Ed. Edhasa) explica que «esencialmente demostró que en adelante las batallas se ganarían con la infantería. Utilizando para ello compañías formadas por soldados distribuidos en tercios, es decir, en tres partes: arcabuceros, rodeleros —soldados con armadura muy ligera armados de espada y rodela, el típico escudo circular de origen musulmán— y piqueros, generalmente lasquenetes alemanes, enemigos acérrimos de los cuadros mercenarios suizos que solía emplear Francia. Se adelantó cuatro siglos a Napoleón, huyendo de la guerra frontal yutilizando las tácticas envolventes y las marchas forzadas de infantería».

A finales de 1503 españoles y franceses volverían a medir sus fuerzas en el río Garellano -que por cierto da nombre a uno de los regimientos del Ejército con más solera y cuya sede se encuentra en Vizacaya- donde el «Gran Capitán» dio cuenta de las huestes del marqués de Saluzzo. «El sur de Italia quedó durante más de dos siglos en poder de España. El Gran Capitán, triunfador absoluto de estas guerras, desempeñó funciones de virrey en Nápoles, donde fue querido y respetado, pero pronto las envidias y maledicencias cortesanas empezaron a actuar en su contra», señala Laínez.

Pero parece que España no podía soportar a los héroes, pues Gonzalo terminaría siendo relevado de su puesto. El escritor Juan Granados sentencia: «Tal era la popularidad de Gonzalo de Córdoba entre sus hombres, que llegaron a desear proclamarle rey de Nápoles. Algo que él nunca deseó, se hubiese conformado con ser comendador de su querida orden de Santiago. Pero Fernando el Católico era suspicaz, desconfiaba de tanto éxito, el mismo rey de Francia, a quien había derrotado, le había ofrecido el generalato de su ejército. Por otra parte, sí es cierto que Gonzalo era descuidado en sus informes a su rey, tardaba en escribirle, pero nunca había pensado en suplantarle».

El monarca pidió entonces al «Gran Capitán» un registro de gastos para asegurarse de que no había malgastado fondos reales. Fernando el Católico le reclamó claridad en las cuentas de sus gastos militares en Nápoles, algo que Fernández de Córdoba consideró humillante. Como respuesta a lo que Gonzalo consideraba una gran ofensa personal, el entonces virrey dirigió a la monarquía un memorial conocido como las «Cuentas del Gran Capitán».

Unas cuentas curiosas
Irónicamente las cuentas incluían en el capítulo de gastos cantidades tales como: Doscientos mil setecientos treinta y seis ducados y nueve reales en frailes, monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas. Cien millones en picos, palas y azadones. Diez mil ducados en guantes perfumados para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres enemigos, cincuenta mil ducados en aguardiente para las tropas un día de combate, ciento setenta mil ducados en renovar campanas destruidas por el uso de repicar cada día por las victorias conseguidas... y lo mejor: «Cien millones por mi paciencia en escuchar ayer que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino».

Esto no debió de sentar muy bien al monarca que, a sabiendas de lo que «Gran Capitán» representaba prefirió evitar el enfrentamiento directo con él, pero no perdonó la ofensa. «El monarca decidió alejar a Gonzalo de Nápoles. A partir de entonces el Gran Captán tuvo que adaptarse a una vida más sedentaria en sus posesiones de España. Es el destino de casi todos los héroes, una vez que han cumplido con su cometido en la guerra y llega la paz», finaliza Martínez Laínez. Sin embargo, lo que sí dejó este guerrero fue una reforma militar que duraría siglos.

La reforma militar
La herencia del «Gran Capitán» revolucionó la forma de combatir a nivel mundial hasta la llegada de las armas de destrucción masiva. Entr otros elementos destacables se sitúan la formación de la tropa en compañías (que luego serían la unidad fundamental de los tercios) al mando de un capitán, y el experto manejo de las armas de fuego individuales del combatiente de a pie, señala Martínez Laínez.

Estatua del «Gran Capitán» en la cordobesa plaza de las Tendillas
Por otro lado, el Ejército cambió su mentalidad y comenzó a formar nuevos soldados que, además de pelear, tuvieran la capacidad de entrenarse por sí solos, hacer trabajos de fortificación y ponerse a punto con marchas y ejercicios constantes. «Este método es una herencia de las antiguas legiones romanas y creó un soldado que poco después hizo de los tercios una maquinaria invencible en toda Europa», destaca Laínez.
Además, el «Gran Capitán» creó también un nuevo tipo de unidad, la coronelía. Es el antecedente más inmediato de los tercios. Tenía unos 6.000 hombres y era capaz de combatir en cualquier terreno. Otra de sus innovaciones fue armar con espadas cortas, rodelas y jabalinas a una parte de los soldados. «La finalidad era que se introdujeran entre las formaciones compactas enemigas, causando en ellas terribles destrozos», sentencia el escritor.

Enseñanzas que fueron adquiridas por el «Gran Capitán» en la guerra de guerrillas que supuso la reconquista de Granada, con unos Reyes Católicos que depositaron en los hombros del «Gran Capitán» sus primeros pasos militares de una nueva nación en aquella vieja Europa llamada España.

4 preguntas para el teniente general Francisco Puentes Zamora, jefe del Mando de Adiestramiento y Doctrina del Ejército

  • ¿Qué importancia histórica tiene la figura del «Gran Capitán» para el Ejército español?

  • Representa a un soldado extraordinario, leal y valeroso, pero sobre todo un excelente organizador. Fue el creador del ejército que escribió, desde el punto de vista militar, las páginas más gloriosas de la historia de España. Dio una importancia primordial a la formación moral, adiestrando a sus hombres en una disciplina rigurosa mediante la cual cada uno cumplía con su tarea cualesquiera que fueran las circunstancias, creando en ellos el orgullo de unidad o cuerpo. Estableció un «Ethos o código del soldado» que en muchos aspectos sigue vigente en la actualidad, basado en la dignidad personal, la austeridad, el estoicismo, el sentido del honor, el amor a la patria y el fervor religioso. Hizo de la infantería española una máquina formidable que dominó los campos de batalla de una larga época.

En otro orden de cosas mi Cuartel General en Granada ocupa el convento donde fue velado el «Gran Capitán» a su muerte y donde se celebró el funeral que duró nueve días. Estando situado además frente a la última casa que ocupó en vida. De alguna manera nos sentimos vinculados a su espacio físico, lo que nos hace intentar «estar a su altura» y pensar que «asiste y ayuda» en nuestras actividades.

  • ¿En qué consistió su innovación militar?

  • Propulsar una importantísima reforma en la organización del ejército. Basándose en una finísima observación de la realidad de la guerra, supo aprender las lecciones de la conquista de Granada, mejorando el empleo de las armas y modificando las técnicas de combate. Dio predominio a la maniobra, que es la combinación del fuego y el movimiento, y en este sentido aumentó la proporción de arcabuceros, desplazando con soltura a su prodigiosa infantería en toda clase de terrenos. Impulsó el despliegue en profundidad, manteniendo un escalón en reserva para desplazarlo a donde pudiera hacer más falta en función de las vicisitudes del combate. Los jefes tenían en sus manos todos los medios para perseverar en su decisión o plan de combate. Ningún detalle importante escapaba a su observación, aprendiendo y mejorando de forma continua; por ejemplo armó con espadas cortas a la mitad de sus infantes, que en un momento dado se arrastraban por entre los pies de sus compañeros y las largas picas del enemigo, para herirles a corta distancia.

  • ¿Qué cualidades debe poseer todo buen mando militar?

  • Como Jefe de la enseñanza militar, esas cualidades son las que pretendemos inculcar en las Academias Militares. Como en cualquier profesión son fundamentales los conocimientos técnicos propios y la capacidad de actualizarlos de modo permanente. Pero además, los cuadros de mando deben ser una referencia continua de las virtudes militares, que no son otra cosa que las virtudes cardinales de la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, en un contexto muy particular y concreto. Los empleos más altos deben ejercitar su liderazgo basándose en la iniciativa, la creatividad y la visión de conjunto; los cuadros intermedios deben ser previsores, activos y resolutivos, tratando de sacar lo mejor de las personas bajo su responsabilidad.

  • ¿Por qué cree que los personajes como el «Gran Capitán» suelen ser olvidados en esta España de hoy?

  • No creo que esté olvidado, o que lo esté más que otros. Ese olvido responde a un general declive de las humanidades en la enseñanza y en la divulgación. Por otra parte hay una corriente de historiadores que, por diversos motivos, cuestionan y replantean aquel periodo imperial de nuestra Historia.

http://www.abc.es/20121109/archivo/abci-gran-capitan-201211071806.html

Sin duda el mejor general que ha tenído España y uno de los mejores de la historia, al nivel de Alejandro Magno, Julio Cesar, Belisario o Napoleón, creador del mejor ejercito de la edad moderna, los tercios, que sería lo que haría que España dominase los campos de guerra durante 150 años. Su victoria en Cerdiñola o Garellano, aún escuece a los Franceses. Un genio estratégico y un maestro en el arte de la guerra.

De paso recomiendo este libro , Martínez Láinez, F.; Sánchez de Toca, J. Mª (2008). El Gran Capitán: Gonzalo Fernández de Córdoba. Edaf. para quien quiera saber más de este personaje historico, de los más importantes de la historia, yo lo tengo, es muy bueno y muy completo. Si sabeis de más libros sobre el, me lo decis xD

Para más info , https://es.wikipedia.org/wiki/Gonzalo_Fern%C3%A1ndez_de_C%C3%B3rdoba
https://en.wikipedia.org/wiki/Gonzalo_Fern%C3%A1ndez_de_C%C3%B3rdoba
http://blogs.ua.es/elgrancapitan/
http://www.grandesbatallas.es/gran%20capitan.html

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Lizardus

Sus quesos ademas son cojonudos. Héroe de España.

12
B

El Gran Capitán era el big boss de su época, gran hilo porque poco se habla sobre él.

Pero la estatua de las Tendillas.....la cabeza...vaya chapuza hicieron con la cabeza.........

3
Soraghatsu

este hombre es un clásico

Carcinoma

Cualquier ciudad española debería tener al menos dos calles con los nombres de Blas de Lezo y Gran Capitán. Ambos se pasaron por la piedra a todos los putos enemigos de España que tuvieran enfrente, fueran cuales fueran las circunstancias.

Si los dos hubieran nacido en Surrey o en Alabama, ahora mismo sabríamos hasta el nombre de sus esposas.

8 2 respuestas
B

El otro dia llegue al mismo video que has puesto a través de este.

simplemente magnifico

5 3 respuestas
Don_Verde

Poco más que añadir a #1 , un genio militar que gracias a sus campañas militares impuso el dominio y la influencia de España en el Mediterráneo Central y en la Península Itálica hasta la Guerra de Sucesión, 200 años después. Cuya única pega a su inmaculado servicio es la historia sobre las conocidas Cuentas del Gran Capitán, de las cuales para la posteridad quedó claro su honradez y el apego por los que lucharon por él y la clásica costumbre de los monarcas españoles de pagar al honesto y honrado con el desprecio, la ingratitud y el desprestigio.

1 1 respuesta
ErChuache

"No creo que esté olvidado, o que lo esté más que otros. Ese olvido responde a un general declive de las humanidades en la enseñanza y en la divulgación. Por otra parte hay una corriente de historiadores que, por diversos motivos, cuestionan y replantean aquel periodo imperial de nuestra Historia."

Creo que esto es bastante cierto. Quizás tuve mala suerte, pero cuando di historia en Bachillerato los profesores pasaban de puntillas sobre el Imperio Español.

Parece que sentir orgullo y respeto por las hazañas que hicieron héroes españoles está mal visto.

2 2 respuestas
B

#8 Exacto, desde hace tiempo sentir orgullo o simpatía por la historia de tu país o divulgarla sin más es asociado con ser un facha, cosa que no hay por donde cogerla, pero así está el patio.

Soraghatsu

yo me he sentido orgulloso por el video de #6

Imperium

Las andaluces de ahora, y los de antes. Nada que ver.

Kr4n3oK

Este tio era el puto amo. Yo siempre que paso por las tendillas les digo a la gente (Cordobeses eh), sabes quien es ese? y siempre me responden, NO...y yo.. -_-, con todo el orgullo, es Gonzalo de Córdoba, hombre de bien que da nombre a esa gran avenida en nuestra ciudad, "Gran Capitán"

B

buen post, se agradece un post de historia de vez en cuando

1 1 respuesta
B

#13 buen himno de la serie "águila roja", estaría bien algo más histórico xD.

Horribeler

Gran hilo. España y su historia olvidada y defenestrada, así nos va.

ThOrKeMaD

#6 Y se fueron a la mierda por no invertir en I+D. Así nos va.

1 respuesta
RU_386

Bandera de Franco en la segunda ilustración. Si eso está photoshopeado a saber qué será cierto de todo lo demás.

7 respuestas
PSD-1

Un gran estratega militar, y sin duda uno de los mayores genios en la creación de una nueva organización, que fomento el desarrollo de un nuevo sistema de ejercito que se mantendría durante casi dos siglos (con los tercios). Eso si, hay que señalar que el Gran Capitán seguro que conocía las dificultades de la caballería pesada francesa, puesto que tanto en la batalla de Courtrai (Flandes) como en las batallas de Crecy o la de Agincourt de la Guerra de los 100 años ya sufrieron a manos de los infantes. En estas batallas se señalaron los defectos de esa clase de formaciones (el fin de la era de la caballería) frente a un ejercito con la infantería adecuadamente equipada (en estos casos fueron arqueros, mientras que el Gran Capitán utilizo la artilleria y las picas, como también harían los suizos).

1 1 respuesta
bocadillo

#17 Franco pillo el aguilucho de los reyes católicos, que no te extrañe verlo en banderas de es época-

B

#17 Claro porque Franco inventó el Águila de San Juan y luego se dedicó a photoshopear cuadros, banderas y escudos para hacer creer que se llevaba usando 5 siglos.

luperio

#17 acuestate nene, estos hilos se te quedan grandes.

2
Mirtor

#17 ¿Sabes eso de que más vale estar callado y parecer tonto que hablar y confirmarlo?

3D30

#1

1 respuesta
R1PCL4W

#1 muy buen curro se agradece un poco de historia para que la gente no tenga ideas equivocadas

#17

Tanto Franco como Mussolini como Hitler se apropiaron de simbologia que no tenia nada que ver con ellos.
ejemplos:

saludo romano

esvastica

yugo y flechas

p.d: mas que nada para que no metas la pata , que aqui la gente enseguida despelleja :D

1
T-1000

#17 se ve que sabes de heraldica historica, por favor , coge un libro de historia y cunado te lo leas, vuelves.

Aguila de Franco dice xDDDDDD

Dios mio....

2 1 respuesta
dranreb

Santiago y cierra, España!

R1PCL4W

#25

La ilustración no es del todo correcta, falta la frase "tanto monta" en la parte inferior del escudo de los reyes catolicos

p.d: De nada . :P

2 1 respuesta
T-1000

#5 Solo eso? xDDDDD

#6 me encanta ese video.

#16 Más bien fue por la contrarreforma y por la intolerancia religiosa.

#7 Las cuentas del capitán fue más una campaña de descrédito por la envidia que sufría Fermando de Aragón sobre el.

Estilo Justiniano con Belisario

#27 y el escudo usado supuestamente como franquista es el que aparece en la constitución española xD pero si os poneis tan exigentes ... xDDD

Reyes católicos

Francisco Franco

2 respuestas
R1PCL4W

#28
yo no me pongo exigente, pero cuando escribo procuro informarme para que no me pase lo que le paso al pobre de #17
El cual quizas por desinformacion metio la pata y falto tiempo para echarlo a los perros

No cuesta nada explicar las cosas a la gente creo yo... tendemos a politizarlo todo y esa no es la solucion

p.d: ya se que a ti te va la marcha , pero a mi no .... asi que zanjo ya este asunto antes de que te vayas por los cerros de ubeda :clint:

1 respuesta
Don_Verde

#28 Si, si soy consciente de que la constante monarca puteando a general militar sobresaliente por temor o envidia de este viene de lejos. El problema es que esa tradición latina se mantuvo en nuestro país hasta hace muuuuuy poco, aunque el prestigio y la grandeza de Fernandez de Córdoba lo ahorrasen de acabar en un cadalso , en una cuneta o exiliado como Riego o Espoz y Mina. En este país se premia la lealdad por encima de la honradez, con las consecuencias nefastas que ello conlleva.

2 2 respuestas