Tras el confinamiento, y ahora que lo poco que trabajo lo hago desde casa, mi forma de ver la casa y a mí viviendo en ella ha cambiado radicalmente.
Me han llegado a agobiar los trastos y decoración sin propósito hasta que me decidí a eliminarlo todo. Hace un mes tiramos/donamos 17 bolsas de basura llenas de trastos que no usábamos (peluches, muñecos, merchandising, libros decrépitos y trastos varios).
Desde entonces lo que pasó la criba como algo de algún valor pero que no se usaba, ha sido vendido por Wallapop.
Adiós estanterías
Todas las estanterías fuera. Sólo sirven para llenarse de trastos y limpiar el polvo es imposible. A partir de ahora, únicamente armarios con puerta (ya sea corredera o no) para no tener el interior a la vista y que no acumule polvo.
Hueco bajo la cama
Hemos descubierto las bondades de las bolsas semirrigidas con cremallera de Ikea para dejar bajo la cama. Todo lo que se pueda necesitar pero no se use durante al menos 30 días tiene muchas probabilidades de acabar ahí, especialmente la ropa de invierno/verano según estación para dejar los armarios de ropa manejables y con buena ventilación.
Peluches
TODOS FUERA. Y los que tienen algún peso emocional, bien guardados.
Cuadros y decoración
Este ha sido un tema difícil pero al final te das cuenta que tu casa no es un museo y te la acaba sudando lo que haya colgado por las paredes si no lo vas a usar. ¿Coge polvo y no lo usas? Fuera.
Cuadros, pósters, esa guitarra que cuelga durante 4 años que pensabas usar pero... nunca sucedió. El boomerang que te regaló tu primo y se empieza a agrietar. Todo fuera o guardado por los feelings, pero definitivamente fuera de la vista.
WC
Toda la vida acostumbrado a tener el lavamanos lleno de botes, desodorantes, cepillos de dientes, peines etc y ahora me dan por culo. ¿Me estoy haciendo mayor? No lo sé, pero todo en cajones o armarios.
En definitiva, me doy cuenta que vivo más feliz rodeado de líneas rectas, paredes lisas y superficies sin objetos encima. Minimalismo al máximo.