Aquí la gente pintando a los matones como si fueran la segunda venida de Hitler y sólo son críos comportándose como críos.. Los críos son crueles por naturaleza, y un patio de recreo muchas veces suele parecerse más a una jungla que a un sitio para que los niños se lo pasen bien.
Me apetece contar algo de lo que me acabo de acordar:
Yo recuerdo una vez que un cabrón me lanzó un balón medicinal a la cara con fuerza y a poca distancia. Me clavé los dientes en el labio tan fuerte que sangré bastante, y alguna de esa sangre fue a parar a mi camiseta. Claro, yo llego a casa con 11 años y la camiseta llena de sangre y mi madre preguntándome que qué había pasado, así que se lo conté, y ella lo que me preguntó primero fue: "¿Y tú le has hecho algo para que ese niño actuara así?", para que veáis lo mucho que me apoyaban, siempre que me pasaba algo malo tenía que ser culpa mía. Yo entonces también le conté la verdad, que estábamos jugando los de mi clase en una canasta del patio y vino este con tres más de su clase (iban dos cursos por encima) y nos sacaron de ahí a malas maneras para jugar ellos, yo le llamé "idiota" por no dejarnos jugar y el me lanzó el balón medicional a la cara por eso. Y ella me dijo: "Pues haberle pegado tú también", y a otra cosa, de hecho recuerdo que me echó la bronca un poco por haber manchado la camiseta.
Al día siguiente él estaba con sus amigotes hablando al lado de los lavabos. Eran los lavabos más cochambrosos que os podáis imaginar, sucios, sin pestillo y con unas puertas de madera desvencijadas con más años que el Papa. Total, que le fui por detrás al tío sin que él se esperase nada y lo empujé dentró del lavabo, dándose él con la boca en la taza, y cuando estuvo en el suelo me dediqué a coger la escobilla y literalmente hacérsela tragar, a patadas le ordené que abriera la boca y le metí la escobilla más asquerosa que os podáis imaginar en la boca.
Los monitores del recreo me sacaron a rastras y me llevaron al despacho de la directora. Me abrieron un parte disciplinar y me dejaron una semana sin recreo. Eso sí, ese cabrón acabó sangrando, vomitando y llorando, y cuando pude volver a salir al recreo nadie se atrevió a quitarnos la canasta, y esos cabrones me empezaron a tratar casi de usted a mí y a mis amigos.
Yo de crío era gordo y llevaba gafas, blanco perfecto para bullying, y joder si lo sufrí... Y mis padres como habéis visto tampoco hicieron las cosas del todo bien. Y también sufrí ese vacío de "no quererse juntar con el pringao al que siempre hacen bullying", y sólo me quedaba juntarme con los otros tres a los que también les hacían siempre bullying por no quedarme otra, y eso que dos de los tres me caían como el culo.
Pero lo que quiero decir con esto es que da igual si el niño es retraído, miedoso, granudo, afeminado, si en casa no le hacen caso... Si llega un momento en el que tiene que sacar los puños a pasear que los saque, y más hoy en día que están las redes sociales y demás, porque como algo suyo acabe rulando por Internet y el bullying se extienda como la pólvora a ese niño le pueden quedar secuelas de por vida, y es mejor dejarse los nudillos una vez partiéndole los labios a un cabrón que no dejarte tu salud mental durante toda tu vida por no haberlo hecho.