Yo estoy a favor del partido pese a ser de izquierdas porque ante todo, amigos, soy demócrata. Ser demócrata no significa ser enemigo de los que opinan lo contrario, sino acatar felizmente sus dictados en caso de que supongan una mayoría suficiente. Esos zorros que prostituyen el significado de la palabra democracia, tan bella, oponiéndose al resto de partidos, tachándolos de fascistas y usando recursos guarros y ruines para destruirlos son dictadores disfrazados. Las cosas en democracia no funcionan así, sino que consisten en fraternidad, respeto y una plácida subordinación. La democracia es por naturaleza buena, mediavideros, ¿cómo puede haber quien piense que un partido, hijo de ella, puede estar viciado de origen?, ¿cómo la democracia iba a permitir el mal en su seno? Eso sería reconocer que nuestra sociedad ha fracasado, que el logro de la soberanía no es más que una farsa infecta y un fraude autocomplaciente.
No es demócrata quien no admira a VOX ni a sus votantes, que representan lo sublime de la dignidad humana, lo sublime de la diversidad y el pluralismo político, el orgullo y la fortuna de haber nacido hoy y no hace cincuenta años. Ojalá la izquierda algún día pueda entender que la ira no pertenece a nuestro tiempo, que ya hemos superado ese periodo miserable de luchas por el poder y que el odio anula la libertad. Sí, la izquierda nos ha desprotegido a sus votantes, ha menoscabado nuestra fe en los partidos y nos ha hecho olvidar nuestra condición de clase trabajadora, muy ocupada en lucrarse (¡y qué malamente, además!) de la irrupción de VOX. Esa escoria ensucia la palabra democracia cada vez que la pronuncia, ¡y cuan a menudo lo hace! Qué desgracia.
Nuestro Estado de Derecho es un barco con un único rumbo en el que todos vamos a bordo y, en consecuencia, debemos remar al unísono, obedeciendo a la mayoría, que no permitirá que nos adentremos en rutas peligrosas. Hay quien se preguntará, probablemente, que imponer la opinión de la mayoría contra el que piensa lo contrario es una forma de autoritarismo. Que me permita que no le conteste, porque decir lo que no admite duda es deformar la verdad. ¡No la toques más, que así es la democracia!
Por último quiero felicitarte, Santiago, por tus triunfos. Tú nos enseñas que la soberanía popular es un bien supremo mejor que todos esos crápulas que gritan y humillan al pueblo en las Cortes.
Soy libre, es decir, soy esclavo de la democracia, soy esclavo del PUEBLO (de la opinión mayoritaria). Espero que el 18 de abril apreciemos realmente lo que significan las urnas y acudamos a ellas con ilusión, dando las gracias a quienes hicieron esto posible. Y para eso solo hay una manera: respetar a los demás y respetar la Ley.
Un saludo y encantado de conoceros. Me pasaré más por el foro, parecéis una comunidad sana e inteligente. Sobre todo me interesan la política y el fútbol, pero me gustar opinar sobre cualquier asunto aunque no controle. Quería poner encuesta complementaria, pero soy nuevo y no me ubico mucho en esto de los foros.