“Labios rojos, tacones (buenos); tatuajes (no lo apruebo); lleva un vestido (excelente)”. Parece la sucinta y risible descripción de alguien que está participando en un 'speed dating' y anota en una servilleta algunos detalles de sus citas 'express' para tenerlos presente. Pero nada más lejos de la realidad. Tales comentarios estaban garabateados en el CV de su secretaria, Lucia Pagliarone. El autor era David Noakes, directivo de Immuno Biotech, la empresa responsable de un polémico / milagroso fármaco del que en su momento se dijo que curaba el cáncer e incluso el autismo. Y, a la tenor, el nuevo jefe de Lucia.
Y como ya habrán podido suponer, este no fue un caso aislado, al menos para alguien como Noakes, para quien la validez profesional de sus empleados es inversamente profesional a la longitud de su falda. O al menos ello se desprende de las perlas testosterónicas que suelta cada vez que habla. Según declaró Pagliarone en el juicio por el que el 'jefe' fue acusado de discriminación sexual, el responsable de Immuno Biotech, una firma con tan mala reputación como ahora la tiene su directivo, solía hacer comentarios claramente machistas respecto a las mujeres.
El directivo rechazaba candidatas porque tenían sobrepeso o le parecían “feas“ y hacía comentarios misóginos públicamente
En una ocasión, tras entrevistar a otra candidata, remarcó: “No puedo contratarla porque es fea y tiene sobrepeso y yo solo contrato a tías buenas”. ¿Quieren que les siga cayendo más gordo todavía que algunas de sus aspirantes, según Noakes? Aún hay más. De acuerdo al testimonio de su asistente, añadió enfática y muy profesionalmente: “¿Cómo quieres que la contrate? ¿No has visto cómo viste y su talla? No puedo poner a alguien así en primera línea, representando a GcMaf”
¿Por qué la secretaria esperó seis meses hasta que fue despedida para sacar a la luz los desmanes machistas y discriminatorios de su jefe? Tal y como publica 'The Telegraph', un mes antes de que se la invitase a marchar –al menos no con una palmada en el trasero– recibió un bonus de más de 700 euros por su trabajo. El tribunal, asimismo, no encontró que su temprano cese estuviese basado en su género –más bien al contrario–. Sin embargo, sí fue víctima de acoso verbal y la conducta de Noakes fue denigrativa. No es acaso violento que tu jefe te haga comentarios de esta guisa: “le gustarías a mi amigo, solo es educado con las mujeres que tienen buena apariencia...”. ¿Y no es más violento todavía no responder a ellos?
Y como toda historia tiene su moraleja, la de Lucia Pagliarone nos enseña que enfrentarse a quienes pretenden intimidarnos o coaccionarnos, aunque tarde, tiene premio. En su caso, el tribunal de empleo ante el que llevó la demanda obligó al ejecutivo de 62 años a compensar a su ex secretaria con un monto sustancioso, que dejará a Noakes sin energías para escribir notitas una buena temporada…
No es el mayor problema de Noakes, cuya fábrica fue cerrada porque el medicamento para el cáncer que desarrollaba no era apto para el consumo humano
Suele decirse los matrimonios se parecen y también los dueños y sus perros. ¿Y qué me dicen de los directivos y sus empresas? El pasado mes de febrero, las autoridades de Gernsey, una dependencia de la corona británica en el canal de la mancha, ordenó el cierre de la fábrica de GcMaf, el medicamento supuestamente “anticancerígeno”, que incluso curaba el “autismo” en un “15% por ciento de los casos". Las autoridades consideraron que los materiales utilizados no eran aptos para el consumo humano.
Nos crecen los enanos
Sin ánimo de discriminar, que conste. Y es que éste, tristemente, no es un caso aislado. Hace unos años la candena de ropa Abercrombie&Fitch fue objeto de polémica por duplicado: porque no solo contrataban a empleados “guapos” y “esbeltos”, sino que esperaba que sus clientes también lo fueran, o al menos eso declaró sin atisbo de sonrojo su CEO Mike Jeffries, en cuyo CV el amigo Noakes habría anotado: “no lleva vestido ni tacones -mal”.
Y a principios de año el tuit de una compañía británica para ofertar un trabajo, donde mostraba una imagen del cartel de la película de S. Shainberg, 'Secretary', donde aparecía una mujer con las piernas entrecruzada junto a la frase: “¿Estás dispuesta a asumir la posición?”, provocó que salieran a la luz nuevos casos de sexismo, como el vivido por Rebecca Reid, que decidió contar a 'The Telegraph' los abusos que había sufrido en sus trabajos temporales: “¿Cómo se llama esa, la de las tetas?”, dijo uno de sus compañeros en una ocasión; también le obligaban a cambiar de ropa y criticaban constantemente su apariencia.
Aunque la discriminación no sea exclusiva de mujeres, y tanto ellos como ellas hayan padecido las impertinencias de un compañero o un jefe hostigador, todavía hay muchas más mujeres que de manera habitual son juzgadas por su apariencia y sufren el acoso sexual en el lugar de trabajo. Denunciar los comportamientos arcaicos, abusivos y denigratorios es la única solución, al menos si no tienes unas tijeras a mano.
El artículo es la típica pataleta de, buah buah machismo me oprimen por tener pechos buah buah.
Pero el hombre es un genio que se convertirá en leyenda.