Otro "tonto del perro" como otros tantos tontos que se creen guays o especiales, y que se cargan de razones sin sentido cuando simplemente son tontos pero con perro.
Al igual que el tonto del perro; que se piensa que el perro tiene más derechos que un humano, ha de ser tratado mejor que cualquier humano porque no tiene maldad, no se le puede recortar sus tiempos de paseo y jugar con un palo porque "lo necesita" más que los humanos en plena pandemia; y que cuando llega la cuarentena sigue haciendo lo que le sale de las pelotas con el perro porque es guay; también hay otros tontos.
Está el tonto de la bicicleta, que se piensa que puede hacer lo que le salga de las bolas y es el jefe de la calzada, y que exige a los conductores de automóviles que tengan cuidado para que él pueda hacer el gilipollas en grupo sin mirar a la carretera o hacer cualquier otra cosa con lógica que evite que le chapen la cabeza mientras hace deporte. Casualmente ese mismo tonto, cuando llega la cuarentena, no puede dejar de salir a hacer bicicleta y a llenarse de razones creyéndose tener algún derecho más que el resto de ciudadanos que tienen bicicleta pero que no son el tonto de la bicicleta.
Está el tonto de la guitarra, que tiene que ir dando la nota por todos sitios con la guitarra, y que casualmente cuando llega la cuarentena, está dando conciertos en el balcón todos los días porque se siente especial por tener una guitarra; no como el resto de la gente con guitarra pero que no son el tonto de la guitarra.
Está el tonto de la música, el dj aficionado que no puede ponerse la música para él a un volumen razonable, sino que tiene que dar el cante y molestar a todo el vecindario con sus horrores pensando que, porque es dj, es especial y lo que hace le tiene que gustar a todo el mundo. Por eso, cuando llega la cuarentena, el tonto de la música tiene que estar haciendo sus sesiones en el balcón a cualquier hora del día sin tener consideración alguna por el descanso de sus vecinos, que a lo mejor también son dj o les gusta la música, pero que no son el tonto de la música.
En resumen, que el tonto es tonto siempre, y en la cuarentena no hay excepción. El tonto de la guitarra, el de la bicicleta, el del running, el de la música, el del patinete, el del perro, el del porro o el litro en el parque, el de la casa de la playa o el pueblo... ese tonto que se cree guay por ser tonto, seguirá siendo tonto hasta el fin de sus días, porque no es consciente de que es tonto; y es por eso por lo que además de tonto es soberbio y no tiene sentido del ridículo.