Chulería, darwinismo, frases vacías sacadas de un manual de autoayuda y una humillación constante hacia los empleados. Así es trabajar en Netflix, la empresa de vídeo bajo demanda más grande del mundo que vive en una constante expansión y que ya consume un 15% del ancho de banda de Internet a nivel mundial. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y para que esta plataforma que proporciona una alternativa de ocio barato a millones de personas en todo el mundo funcione, sus empleados se ven sometidos a una presión constante viviendo con la espada de Damocles de su despido pendiendo constantemente sobre sus cabezas. A partir de los testimonios de más de medio centenar de empleados y exempleados de la compañía, el Wall Street Journal ha trazado un perfil sobre lo que supone formar parte de este engranaje corporativo. La cultura empresarial de Netflix exige marcar a compañeros y subordinados que deberían ser despedidos.
Se trata de una práctica conocida como Keeper Test (que podría traducirse como test de mantenimiento, en castellano) en la que se pregunta a los trabajadores si lucharían por mantener a otro empleado en nómina. Según el Wall Street Journal se trataría de un procedimiento rutinario en el que aquellos que no están dispuestos a realizarlo con la suficiente diligencia o que se niegan a señalar a otros trabajadores, acaban ellos mismos en el disparadero.El carácter impulsivo por el que Netflix fue concebido -a partir de una pataleta de su fundador, Reed Hashtings, cuando tuvo que hacer frente a una multa de 40 dólares por devolver la película de Apolo 13 con unos días de retraso a Blockbuster- parece mantenerse en la empresa. Actualmente, existe una cultura de transparencia total que, en algunos casos, se traduce en humillaciones públicas hacia los subordinados. Una de las prácticas más extendidas en la empresa son los careos con público.
En estas reuniones los mandos y los trabajadores se critican mutuamente y se les alienta a dar feedback sobre el trabajo de unos y otros. Cuando se decide que una persona ha tomado una decisión equivocada, se le exige una expiación delante de sus compañeros en la que debe explicar todo lo que hizo mal.La empresa argumenta que es precisamente la cultura de la transparencia la que permite a los trabajadores conocer cuál es su situación laboral en cada momento, lo que a ojos de la compañía justifica los despidos en cualquier momento. Además, cuando se despide a una persona, el resto de empleados son informados con todo lujo de detalles por correo electrónico sobre los motivos que han empujado hacia su despido. Una práctica que lejos de a trabajadores de a pie, también afecta a aquellos que ostentan puestos importantes. El manager de producto, Neil Hunt, o la jefa de talentos, Tawni Nazario-Cranz fueron despedidos por no haber completado, o no haberse tomado suficientemente en serio, el famoso keeper test. Según el Wall Street Journal, este problema con la cultura corporativa de Netflix se traduce en que, por miedo a ser despedidos ellos mismos, varios mandos intermedios reconozcan tener gatillo fácil a la hora de despedir a sus empleados, como una fórmula con la que guardarse sus espaldas. Pese a todo, el rotativo norteamericano explica que no existe un gran resquemor entre los empleados, incluso entre aquellos que consideraban crueles las prácticas de la compañía, debido a las elevadas sumas de dinero que la multinacional paga a sus trabajadores.Tras la publicación de este artículo, desde el departamento de comunicación de Netflix España han emitido el siguiente comunicado: "Creemos firmemente en mantener una cultura de alto rendimiento y en dar a las personas la libertad de hacer su mejor trabajo. Menos controles y mayor responsabilidad permiten a nuestros empleados prosperar y tomar decisiones más inteligentes y creativas, lo que resulta en un mejor entretenimiento para nuestros miembros. Si bien creemos que partes de este artículo no reflejan cómo parte de nuestros empleados viven Netflix, estamos trabajando constantemente para aprender y mejorar".