Yo estoy en las mismas desde que tenía 15/16 años. He probado de todo (medicinas, pajas, ejercicio, hierbas, cena ligera, libros, musica, radio...). No hay forma humana de conseguir que yo duerma bien y rápido. Siempre como mínimo me duermo a la hora y media de meterme en la cama, normalmente tardo dos.
Los médicos me mandaron primero cosas ligeras, como valeriana o te, luego pasaron a miorelax y productos variados, además de aconsejarme cenar ligero, ejercicio, lectura, despejar la mente y esas cosas. Terminaron diciéndome que tomase antidepresivos cuando yo no tengo un estado de ánimo que me lo aconseje. Aún así acepté por la desesperación que tenía. Qué coño, hasta llegué a doparme con diazepam (relajante muscular) porque se lo daban a mi tía para los dolores y decía que se dormía. Gracias a ese medicamente dormí durante una semana, pero no más.
Hay un hilo mio sobre eso de hace años, a ver si lo encuentro.Premio Releyendo el hilo recuerdo esa época. Probablemente la peor de mi vida. Estaba hecho una mierda, con taquicardias, cambiando mis hábitos de vida totalmente, sin ver a amigas (familia nunca tuve). El caso es que pasé de estar en plena forma (70 kilos) a pesar 90 con 18 años. Me daba ansiedad y comía y comía. Efectivamente, estoy describiendo un cuadro depresivo, que fue lo que tuve. No el causante del insomnio (venía de antes) sino algo que lo potenció aún más.
Con el tiempo (ahora tengo 22) volví a mi ritmo normal, volví a mis artes marciales y mis cosas, pasé mis problemas, pero no el insomnio. Es algo que está ahí y que estará de por vida. Sencillamente lo acepto y lo abrazo. Ahora paso el día tomando Té, que hace que esté relajado siempre, aunque también meo como una abuela. También (desde que Eristoff me lo dijo) tengo orgasmos. Suena sucio pero es así XD. Afortunadamente tengo parejas asiduamente, así que no recurro mucho a la masturbación. Cuando lo hago (para el que pregunta) diré que son normales, pero de por lo menos 20 minutos o 30. Si no estoy como si nada.
La radio también es buena amiga, escucho la parroquia del escribano, tiempo de juego y la rosa de los vientos. Cosas así te cambian el carácter. Pienso en quien era antes y quien soy ahora y noto una diferencia enorme, aunque no a mal. Ahora soy un adicto al deporte y a la vez un tipo muy relajado que jamás sube la voz.