Si hubiera que atribuirle a Instagram un pecado capital le tocaría la envidia. Esta red social, con 700 millones de usuarios, multiplica sus visitas durante el verano. No solo porque durante las vacaciones haya más tiempo libre para subir fotos, que es su ingrediente principal, también porque mirar de reojo los viajes del vecino se ha convertido en tradición estival.
La mala noticia detrás de tanto atardecer a la orilla del mar y tanto selfi en las montañas es que esta afición puede contribuir a acentuar la ansiedad, la depresión, la privación del sueño y las inseguridades con la imagen corporal, sobre todo entre los más jóvenes. Según el informe Redes sociales y salud mental de los jóvenes de la Sociedad Real de Salud Pública del Reino Unido (RSPH), de todas las redes sociales, precisamente Instagram es la que afecta más negativamente.
Combina investigaciones previamente publicadas sobre los impactos en la salud de las redes sociales con una encuesta a unos 1.500 británicos entre 14 y 24 años. El objetivo del estudio era descubrir cómo los encuestados sentían que las redes sociales más populares (Instagram, Facebook, Snapchat, YouTube y Twitter) afectaban su salud, tanto lo bueno como lo malo: desde cuál les genera más ansiedad a cuál contribuye a crearles una mayor comunidad o sentido de identidad.
La única de las cinco redes sociales que pasa el test con un saldo emocional positivo es YouTube. Le siguen Facebook y Twitter. Todas tienen sus puntos fuertes y débiles. Pero, según los encuestados, la que genera más efectos negativos es la más visual de todas y también la más popular entre los jóvenes: “Hace que muchas niñas y mujeres se sientan como si sus cuerpos no fueran lo suficientemente buenos. La gente añade filtros y edita sus imágenes para poder verse perfecta”, detalla el estudio.
“A diferencia de otras redes sociales en las que se discuten más variedad de temas, Instagram es la red social más ególatra”, dice Marc Cortés, profesor del Departamento de Marketing de Esade. “Está basada en lograr megusta para cada fotografía y generan microaudiencias muy vinculadas a lo emocional. Los likes en Instagram van en vena directos al ego”. Y advierte: “Engancha porque al que ve la fotografía le genera un espacio de mirón al que uno normalmente no tiene acceso”. Por eso es muy potente en épocas de vacaciones, fines de semana, épocas festivas… Mirar al otro tiene un punto de adicción y en verano hacemos más cosas.
Planeta piruleta
Como en Instagram no se comparten los momentos malos ni aburridos de la vida cotidiana, ni suele aprovechar uno para quejarse como en Facebook o Twitter, es la red social que menos consuelo y sensación de comunidad aporta al que se siente solo.
Lo que más comparte la gente en Instagram, según un reciente estudio de los psicólogos Tony Eagar y Stephen Dann, es información autobiográfica de las actividades que uno hace (con especial atención a la comida), también momentos románticos, autoayuda con consejos, fotos de viajes e imágenes bonitas con el detalle de un momento concreto.
Los likes en Instagram van en vena directos al ego
Este cóctel resulta muy entretenido pero puede, según los expertos, disminuir la autoestima de quienes se crean que esas expectativas tan edulcoradas responden a la realidad. El riesgo es confundir los deseos con la realidad, porque varios estudios demuestran que la mayoría tiende a mentir o exagerar cuando se autorepresenta.
“Las redes sociales se alimentan de la búsqueda de aprobación y, como los adolescentes son más vulnerables al qué dirán del grupo, cada vez resulta más difícil ir en contra de la corriente en un contexto social”, afirma Miguel Ángel Vallejo Pareja, catedrático de Psicología de la Personalidad de la Uned. “La personalidad se forma explorando cómo uno se diferencia de los demás, pero todo lo que tiene que ver con diferenciación está en cuestión en las redes sociales, porque en éstas se tiende a la homogeneización. Consigue más megusta el que hace cosas que más encajan en la apreciación de los demás, así que es como convertirnos en políticos dependientes de las encuestas para decirle al auditorio lo que desea escuchar. Depender tanto de lo que los demás opinen de uno es contrario al desarrollo de la personalidad”.
“Podemos criticar los efectos de las redes sociales, pero no vamos a la raíz del problema”, advierte, por su parte, Xavier Carbonell Sánchez, catedrático de Psicología de la Universidad Ramón Llull. “Hay que ir a las causas: ¿Por qué los jóvenes usan Instagram? Buscan la misma aprobación que buscábamos generaciones anteriores pero ahora el grado de complejidad es mayor. Antes nos mirábamos en el espejo antes de salir de casa y con eso bastaba. Ahora les obligamos a quedar bien en todo momento. Ya no basta con arreglarse un día, hay que estar perfecto a cada momento, porque si no eres popular en las redes sociales pierdes atractivo social. Estamos construyendo una sociedad que les obliga a ello”.
Hay cinco tipos de motivaciones para entrar en Instagram, que son, por orden de importancia, cotillear, almacenamiento, interacción social, expresión y evasión, según el estudio Motivaciones sociales y psicológicas para usar Instagram realizado entre estudiantes españoles.
Es normal que aumente la presión cuando todo lo que se refleja en las redes tiene una consecuencia tanto en la vida laboral como en la sentimental. “Los estudios suelen centrarse mucho en los jóvenes, pero a los adultos también les afecta”, recuerda Carbonell. “Por ejemplo, cuando un adulto se separa, se vuelve activo en Facebook. Dependemos más de las redes en épocas en las que estamos más vulnerables”.
Cuando un adulto se separa, se vuelve más activo en Facebook, Los expertos reconocen que siempre ha habido adolescentes deprimidos por la presión social de la época, “pero ahora, como ese grado es más complejo, es probable que sea más frecuente, porque el nivel de exigencia ha subido”, añade Carbonell. “Es una situación más complicada”.
“Para hablar de efectos perdurables es precipitado por el número de datos que se pueden tener”, advierte Francesc Núñez, sociólogo y profesor de Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Pero de lo que no hay duda es que las redes sociales están cambiando nuestro comportamiento y han pasado a ser fundamentales en la configuración de las identidades de los jóvenes. Y eso tiene aspectos positivos y negativos”.
Narcisismo
Instagram es la red social en el que tienen un rol más especial los selfis. “Es en la que tiene más presencia el ego y hay más implicación de la presentación de la imagen digital de uno”, dice Giuseppe Iandolo, profesor de Psicopatología en la Universidad Europea y responsable del Centro de Intervención durante el Desarrollo. “Instagram es una manera de contar tu vida a través de fotografías, para mantener lazos entre amigos y familiares e incluso audiencia más amplia. Y con los selfis vamos creando historias y creando una marca personal, que puede llegar a ser positivo para configurar la personalidad”.
Según este experto en psicología infantojuvenil, el problema llega cuando uno no tiene la madurez suficiente para exponerse al juicio de los demás sin que le afecte negativamente. “También es negativo compararse con los demás cuando uno se siente vulnerable y sensible”, añade.
Es negativo compararse con los demás cuando uno se siente vulnerable y sensible
Cómo afectan las redes sociales depende de la personalidad de cada uno. “Si estás estructurando una personalidad segura y extrovertida y filtras tu información de una manera que cumpla las reglas sociales, tendrás éxito”, dice Iandolo. “Si eres demasiado transparente, te expones demasiado y el juicio de los demás te pesa demasiado, tendrá más efectos negativos”.
“Instagram tiene un componente narcisista”, explica Iandolo. “Pero no es lo mismo que una personalidad narcisista sea grandiosa o vulnerable: grandiosa significa que necesitas atención y aprobación de los demás porque eres extrovertido y confías en ti mismo. En ese caso las redes sociales son tu lugar, porque lo que necesitas es atención. Pero un narcisista de tipo vulnerable, sin embargo, está a la defensiva, en ese caso las redes sociales le generarán más ansiedad. Si estás mirando todo el tiempo cuántos likes llegan a tu fotografía, nunca serán suficientes para satisfacerte.”
Otro riesgo asociado a compartir esta vida con tantos filtros es aumentar la superficialidad de las relaciones. “Podría llevar a una sociedad más inmadura”, advierte Vallejo Pareja. “También puede derivar en la falta de empatía. Pero si se usa para potenciar la diferencia, lo individual y el respeto a cada uno puede ser muy enriquecedor”.
fuente y articulo completo: https://www.elindependiente.com/vida-sana/2017/07/16/instagram-es-malo-para-la-salud/
fuente imagenes: #STATUSOFMIND, SOCIAL MEDIA AND YOUNG PEOPLE’S MENTAL HEALTH
Nunca e usado instagram pero alguna vez si me quedado atontado mirando a las tias que hay por allí no se si seran los filtros pero sale cada PIVON que da gusto. El articulo es interesante y coincido con muchos datos.