Recibir una herencia no son siempre todo ventajas. En tela de juicio se encuentra, desde hace un tiempo, el impuesto de sucesiones que la grava. Este tributo, de orígenes muy antiguos, está regulado por una normativa estatal, pero su gestión concreta corresponde a las distintas comunidades autónomas, en el marco de la financiación autonómica. Esto se puede traducir en diferencias muy marcadas en el importe a pagar por la sucesión, según la autonomía en la que haya residido los últimos cinco años el fallecido del que se hereda, tal y como establece la legislación con carácter general. En el caso de herencias procedentes de difuntos que vivían en el extranjero, por el contrario, se aplicará la normativa estatal.
El economista Alan Cole, de la Tax Foundation, ha estudiado esta cuestión en profundidad y ha determinado que España sigue figurando entre los países que más impuestos cobra a las herencias. El tipo superior que puede llegar a abonarse es del 34%, un nivel que nos deja en el sexto puesto del ranking.
A la cabeza nos encontramos con Japón, que llega a cobrar un 55% de impuesto a las herencias. Completan el podio Corea del Sur y Francia, con un 50% y un 45%, mientras que Reino Unido y Estados Unidos empatan a continuación, con una fiscalidad que puede llegar a suponer el 40% de la herencia.
Por debajo de España estarían Irlanda (33%), Bélgica (30%), Alemania (30%), Chile (25%), Grecia (20%), Países Bajos (20%), Finlandia (19%), Dinamarca (15%), Islandia (10%) o Turquía (10%). Sucesiones sigue existiendo en Polonia, Suiza e Italia, pero estas tres jurisdicciones limitan su tipo máximo a niveles inferiores al 10% de la herencia (7% en Polonia y Suiza, 4% en Italia). La media de la OCDE sitúa el tipo máximo de Sucesiones en el entorno del 15%, la mitad que el 34% español.
Sin embargo, el Impuesto de Sucesiones ya ha sido eliminado o bonificado por completo en muchos de los países de la OCDE. Según explica Alan Cole, el 0% es ya una realidad en Luxemburgo, Serbia, Eslovenia, Australia, Austria, Canadá, Estonia, Israel, México, Nueva Zelanda, Noruega, Portugal, Eslovaquia, Suecia y Hungría.
Entonces, ¿cuánto deberá a Hacienda un contribuyente que reciba una herencia? Hacer números para calcular este impuesto resulta especialmente laborioso.
Reducciones en la vivienda habitual
A grandes rasgos, el primer cálculo consiste en restar deudas, cargas y gastos deducibles de la llamada masa hereditaria bruta. Se obtendrá así la base imponible, sobre la que cada Comunidad Autónoma aplica determinadas reducciones en algunos de los elementos que componen la herencia, como los seguros de vida. Por ejemplo, todas las regiones tienen reducciones sobre el 95% o más del valor de la vivienda habitual que se hereda, hasta un techo que va de los 122.606 euros de Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, La Rioja y Murcia, a los 500.000 euros de Cataluña.
Importantes bonificaciones
En lo que respecta a las bonificaciones, el caso más sonado es el de Andalucía, en la que el impuesto de sucesiones no se paga si se recibe una herencia por un importe igual o inferior al millón de euros. Pero los expertos subrayan que las herencias entre familiares directos, es decir, aquellas que pasan de un cónyuge al otro, o de padres a hijos o al revés, son exentas en todas las comunidades, en mayor o menor medida. De esta forma, la práctica totalidad de la herencia –un 99%– que se destine a cónyuges, descendientes o ascendientes estará exenta en Cantabria, Madrid y Murcia.
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En La Rioja esta exención se aplicará solo a una base imponible superior a 500.000 euros. Por debajo de este importe estará exento el 98%. Una base imponible de hasta 100.000 euros dará lugar a una bonificación total en Cantabria, mientras que en Castilla y León este límite está fijado en 400.000 euros.
Las comunidades establecen otras elevadas exenciones para personas con discapacidad o, en Baleares, para los hijos menores de 21 años. El complejo sistema de reducciones y bonificaciones que caracteriza este impuesto hace que el 80% de los herederos no tenga que pagarlo, según los expertos.
¿Aragón, la más cara?
Por el contrario, los que sí tendrán que hacerlo podrían verse más o menos afectados según la región en la que vivió el difunto. Con datos del Consejo General del Notariado, Stop Impuesto de Sucesiones, una plataforma que lucha por la supresión de este tributo, ha elaborado el ejemplo de una persona de 30 años, soltera, que hereda de su padre bienes por 800.000 euros, de los que 200.000 euros corresponden a su vivienda.
En Andalucía, este heredero no debería pagar ni un euro a Hacienda por la sucesión, y en Canarias el recibo sería de apenas 134 euros. Por el contrario, este importe se elevaría a 155.393 euros o 103.135 euros, respectivamente, en Aragón y Asturias, las dos Comunidades Autónomas donde este contribuyente debería más dinero a las arcas públicas. Les siguen Castilla y León (81.018 euros), la Comunidad Valenciana (63.193 euros), Castilla-La Mancha (31.759 euros), Galicia (15.040 euros), Cantabria (14.765 euros), Cataluña (9.796 euros), Baleares (5.950 euros), La Rioja (3.175 euros), Murcia (1.640 euros), Extremadura (1.587 euros), y Madrid (1.586 euros). En País Vasco y Navarra se aplica el régimen foral.
Dificultades para asumir las deudas
“Los impuestos deben ser justos y, en este caso, no lo son”, denuncia el presidente de Stop Impuesto de Sucesiones, Juan Carlos Valverde. En sus palabras, “en algunas comunidades, si te pasas del capital y en función del grado de parentesco, Hacienda se puede llevar hasta un 80% de la herencia”. En opinión de Rebeca Vázquez, experta de fiscalidad del comparador bancario iAhorro, “la normativa estatal debería fijar unos límites máximos y mínimos dentro de los cuales pudieran moverse las normativas de las diferentes Comunidades Autónomas”.
Los que defienden la abrogación de este tributo agitan los datos de las renuncias a las herencias como supuesta prueba de una excesiva imposición. En efecto, estas han pasado de las 11.048 que se registraron en 2007 a las 42.987 de 2017 (un 10,5% del total), lo que representa un incremento del 289% en tan solo 10 años. Los expertos que, por el contrario, abogan por su mantenimiento subrayan que estas renuncias no tienen como causa una fiscalidad exorbitante sino la crisis económica, es decir, el cóctel mortal formado por la burbuja inmobiliaria, hipotecas altas sobre inmuebles cuyo valor ha ido disminuyendo, y la dificultad que registraron las familias para desendeudarse. En otras palabras, las herencias llegan cargadas de deudas que algunos herederos no pueden asumir.
¿Mejor donar en vida?
Sea como fuere, para pagar el impuesto el contribuyente tiene seis meses desde el fallecimiento de la persona que deja la herencia, aunque es posible solicitar una prórroga de otros 180 días si se pide antes de que hayan transcurrido cinco meses. En determinadas ocasiones, sin embargo, y con el objetivo de pagar tributos más bajos, Vázquez aconseja plantearse una donación en vida, sobre todo si se trata de patrimonios elevados. “Ahora bien, no hay que olvidar que la donación de bienes inmuebles es más cara que la sucesión, por lo que se debería analizar cada caso particular”, concluye.
Cuando el Impuesto de Sucesiones convierte la herencia en un infierno: cuatro casos realesEn determinadas regiones españolas, la tragedia de heredar no sólo llega con la desaparición de un ser querido. La presión fiscal a la que someten algunas administraciones al legado de los fallecidos alcanza cuantías imposibles de asumir para sus beneficiarios.
El caso de Andalucía es uno de los más sangrantes, pero no es el único. Y es que los andaluces pagan 100 veces más por su herencia que los madrileños y 1.000 veces más que los canarios. A esta región le siguen Extremadura, Aragón y Asturias, como los territorios donde es más caro legar el patrimonio de un fallecido.
Este agravio fiscal hace que muchos afectados, en el mejor de los casos, se vean obligados a endeudarse o a vender parte lo heredado para cumplir con unos impuestos desorbitados. De hecho, hay situaciones límite en la que los beneficiarios simplemente no tienen medios para asumir el sablazo de la Administración y tienen que renunciar a la totalidad de la herencia.
Caso 1: "¿Rico yo? Que cobro 1.300 euros al mes?"
Antonio Medina celebra que hayan surgido estas movilizaciones, aunque él no ha tenido reparos en llevarlas a cabo en solitario desde hace cinco años."La desesperación" fue lo que empujó a este almeriense a empezar a "pasearse por las calles más transitadas de Almería" con un cartel que contenía consignas como No al Impuesto de Sucesiones o La Junta se queda con tu herencia. "Cuando me veían, había gente que me apoyaba, pero otra me decía que yo era un rico y que tenía que pagar", recuerda. "¿Rico yo? Que cobro 1.300 euros al mes ¡hay que ver!", señala indignado.
El vía crucis de Antonio comenzó en el año 2005, cuando a su hermana le diagnosticaron un cáncer. "Pasamos cinco años de penuria y de sufrimiento hasta que murió en mi casa en 2010. Era como mi segunda madre", cuenta. Al estar soltera, le dejó a su hermano todo su patrimonio. Sus bienes, valorados en 263.000 euros, constaban de dos pisos, uno en Almería capital y otro en Aguadulce, a pocos kilómetros.
A Antonio la Junta de Andalucía le pide 63.000 euros si quiere cobrar su herencia, por ser pariente colateral. Pero él no puede pagar esa cuantía. A sus 64 años afirma que esta situación le "está minando física y mentalmente". Se jubila en septiembre y no sabe cómo hacer frente al Impuesto de Sucesiones. "A la edad que tengo, un crédito no me da nadie y no le quisiera dejarle esta trampa a mis hijos", añade.
La opción que le queda a este hombre es vender uno de los inmuebles para quedarse con el otro. Además, en este punto el almeriense se encuentra con otro obstáculo: la subida catastral en su ciudad, que ha elevado el valor de los pisos de cara a cuantificar la herencia, situándolos por encima del valor de mercado. "En el año 2010, el piso me lo tasaban en 75.000, y con el catastrazo ha subido hasta los 180.000, pero yo lo he intentado poner a la venta y sólo me dan 80.000 euros", explica. "Es una vergüenza y un robo. En Andalucía, siempre ha gobiernado el Partido Socialista, que va de obrero, y comete esta injusticia con la clase obrera", señala indignado.
Caso 2: Les reclaman 2 millones de euros
El testimonio de María Gónzalez (nombre ficticio) es muy similar al anterior. El temor hace que no quiera dar su nombre. "Me da hasta miedo aparecer por las oficinas de la Junta", asegura. Al fallecer la primera de sus dos tías solteras, todo su patrimonio se lo deja a la segunda, que fallece también en menos de un año. "Mi tía le dejó todo su patrimonio a mis tres hijos porque su vida ha sido trabajar y cuidarnos a todos. No se lo gastaron en disfrutar de cenas o viajes, iban ahorrando como hormiguitas", cuenta esta gaditana.
Fue en el año 2012 cuando sus hijos, que actualmente tienen 23, 20 y 15 años, recibieron una abultada herencia: dos fincas, tres pisos, un local y "algo" de efectivo. Pero cual fue su sorpresa cuando la Administración le empezó a reclamar la friolera de 2 millones de euros. "Mi marido está en paro y yo solo tengo unos ingresos de las rentas de unos pisos que me dejó mi padre. No podemos pagar eso", relata la afectada.
Para más inri, "con toda su buena intención, mi tía puso en el testamento la disposición de que no se pudieran vender los bienes hasta que el pequeño de mis hijos cumpliera la mayoría de edad. Así que no podemos poner nada a la venta", explica. El peor momento que recuerda María fue cuando su hija mayor comenzó a trabajar y le embargaron la nómina. "Han dejado todas las cuentas de mis hijos a cero", asegura. Esta familia ya lleva pagados 12.000 euros a la Junta. "¿En concepto de qué? No lo sé", dice. A sus 51 años, no se rinde. "Se lo quieren quedar por la cara, pero yo seguiré luchando por mis hijos", concluye.
Caso 3: "Soy socialista, pero no vuelvo a votar PSOE"
El caso de I.G. también es un drama. Esta gaditana de 40 años acaba de liquidar el Impuesto de Sucesiones por la herencia de su marido, fallecido hace dos años de forma inesperada. Desde entonces, su vida ha sido un suplicio, entre papeles, abogados, notarios y la angustia de ver cómo la Administración le quita lo que es suyo. Su calvario ha sido tal que tampoco se atreve a dar su nombre por miedo a represalias del Gobierno andaluz. "Ahora sólo quiero descansar", declara.
Su marido, funcionario, y ella, ama de casa, compraron una vivienda y lograron acumular un modesto capital en efectivo para su futura jubilación, como muchas familias de clase media, a costa de trabajo, ahorro y sacrificio. La tragedia, sin embargo, llamó a su puerta hace dos con el fallecimiento de su esposo. Al carecer de testamento, los bienes constitutivos de la herencia se repartieron a partes iguales entre ella y su hijo menor que, entonces, tenía 13 años, ya que disfrutaban de régimen de gananciales.
Por su parte, no tuvo que abonar impuesto, ya que, como cónyuge, disfrutaba de bonificación, pero éste no fue el caso de su hijo, cuya herencia, al superar el límite máximo de exención que establecía la regulación andaluza, tuvo que tributar. "La Junta nos reclamaba 120.000 euros por la herencia de mi hijo, al que le correspondía la mitad de la cada en la que vivimos y la mitad de nuestros ahorros".
Lo desorbitado de la cuantía hizo que I.G. acudiera a los servicios de un abogado para intentar posponer el pago y, aunque finalmente la Junta rebajó algo la factura, entre trámites, abogados y el pago del susodicho Impuesto de Sucesiones, finalmente, acabó abonando unos 100.000 euros. Además, como la Junta bloqueó la herencia de su hijo hasta liquidar el impuesto, esta viuda tuvo que tirar de sus ahorros y del dinero que le prestaron familiares y amigos para hacer frente a estos gastos.
"Es muy injusto. Tras una vida de trabajo y ahorro para contar con algo para la jubilación va la Junta y nos lo quita. Hemos vivido un calvario. Muere mi marido y encima esto…", lamenta. "Parece que lo mejor es no tener nada tuyo. Es indignante. No hay derecho. Hay que anular el Impuesto de Sucesiones", reclama. "Es un robo a mano armada. Es robar a los muertos. Toda la vida trabajando y esforzándote y, de repente, vienen estos chorizos y te lo quitan", afirma desolada.
Además, en este caso se da la casualidad de que esta madre es "socialista de toda la vida", pero advierte: "Con mi voto que no cuente Susana Díaz. No la vuelvo a votar hasta que elimine Sucesiones". Preguntada por si cambiaría su residencia fiscal para evitar que su hijo tenga que pagar en el futuro, contesta que "no es tan fácil, porque tengo aquí mi casa y mi familia, pero sí, me plantearía irme a Madrid [...] Mi suegro también falleció hace poco y allí no han tenido que pagar nada".
Caso 4: A la espera del 'sablazo'
Martín Jiménez, de 71 años, es un jubilado que vive en Almería. Empezó a trabajar con 13 años y con 26 decidió emigrar a Suiza, donde residió con su mujer durante 18 años. Por entonces, como muchos emigrantes, enviaba divisas a España y ahorraba parte de su sueldo para invertir aquí en la compra de inmuebles de cara a su regreso y su futura jubilación. Todavía no se ha visto afectado por este impuesto, pero se revuelve contra su aplicación, ya que no quiere dejarle "el marrón" a sus hijos.
"¿Qué mal hemos hecho nosotros, si lo único que hemos hecho en la vida ha sido trabajar y ahorrar, pagando nuestros impuestos? Esto es un robo manifiesto", denuncia. "No debemos permitir a la Junta que nos haga esto. No hay derecho al expolio que sufrimos en Andalucía", declara.
Preguntado sobre qué piensa hacer de cara a la herencia de sus hijos, Martín lo tiene claro: "Me planteo todo lo planteable para evitar que ningún político me robe lo que yo he trabajado y ahorrado toda mi vida"
En mi opinión, el impuesto de sucesiones es algo de otro tiempo y carece de sentido hoy en día.
Y vosotros, ¿qué pensáis?