Escándalo en Credit Suisse: tenía cuentas de dictadores, criminales y políticos corruptos
- Filtración masiva revela dueños secretos de £80 mil millones retenidos en el banco suizo
- El whistleblower filtró los datos bancarios para exponer la 'inmoralidad' del secreto bancario
- Los clientes incluyen al jefe de espionaje yemení implicado en torturas, funcionarios venezolanos involucrados en un escándalo de corrupción, los hijos del exdictador egipcio Hosni Mubarak, traficantes de personas y un multimillonario que ordenó el asesinato de su novia
- Se descubre una cuenta propiedad del Vaticano utilizada para gastar 350 millones de euros en una inversión presuntamente fraudulenta
- Credit Suisse, la entidad sacudida por el escándalo, rechaza las acusaciones de "banco deshonesto"
El escándalo ha llegado hasta las más altas instancias de Credit Suisse. El segundo banco más importante de Suiza ha sufrido una filtración en la que se revela que existen dentro de la entidad más de 18.000 cuentas en las que aparecen presuntos violadores de los derechos humanos y personas sancionadas, incluidos dictadores.
La información procede de un informante que ha compartido sus hallazgos con el periódico alemán Süddeutsche Zeitung. A su vez, el mismo medio ha involucrado a un grupo anticorrupción y a otros 46 medios de comunicación de todo el mundo, incluidos The New York Times, Guardian y Le Monde. Una filtración de datos hace más de un año por una fuente anónima fue la que puso el foco en este asunto. Según parece, el segundo banco más grande de Suiza contaba con cuentas de clientes de dudosa reputación. En concreto, la lista incluye patrimonios ligados a diferentes dictaduras, políticos corruptos y del crimen organizado, en total más de 30.000 cuentas. La entidad se ha resentido en bolsa este lunes tras conocerse este escándalo, y se ha dejado un 3%.
Parece que estas cuentas, que en total suman más de 100.000 millones de dólares, se abrieron por posibles fallos por parte del banco en los controles de muchos clientes. De hecho, según Credit Suisse, la mayoría de ellas ya están "cerradas o en proceso de cierre".
Por ejemplo, entre estos clientes se encuentran el rey Abdulá II de Jordania, que tuvo una cuenta con 230 millones de francos suizos; el ex jefe del ejército argelino Khaled Nazzar; el antiguo jefe de la inteligencia venezolana bajo el mandato de Hugo Chávez, Carlos Luis Aguilera Borjas; o los hijos de dos ex presidentes, Nursultan Nazarbayev de Kazajistán, e Islam Karimov de Uzbekistán, que controlaban sus cuentas mientras sus padres estaban en el poder.
También la familia de un jefe de inteligencia de Egipto que supervisó la tortura de sospechosos de terrorismo para la CIA estadounidense, un italiano acusado de blanquear fondos para la organización criminal Ndrangheta, o un ejecutivo alemán que sobornó a altos cargos del gobierno nigeriano a cambio de contratos en las telecomunicaciones. También exfuncionarios de PDVSA, la compañía estatal petrolera de Venezuela, élites acusadas de saquear la empresa petrolera estatal que movieron cientos de millones de dólares a cuentas de Credit Suisse. El dinero fluyó en un momento en el que las arcas públicas eran robadas, lo que precipitó el hundimiento económico que ha forzado a seis millones de personas a salir del país y colocó a otras muchas al borde de la hambruna.
El único español que aparece en la lista es Luis Alfonso de Borbón Martínez-Bordiu, biznieto del dictador Francisco Franco, que junto a su mujer, Margarita Vargas, hija de Víctor Vargas, el llamado 'banquero de Chávez', figuró en una cuenta con 1,2 millones a nombre de una empresa de Panamá. La cuenta fue cerrada en 2017, según ha destacado Infolibre.
"He visto con demasiada frecuencia a delincuentes y políticos corruptos que pueden permitirse seguir haciendo negocios como siempre, sin importar las circunstancias, porque tienen la certeza de que sus ganancias conseguidas ilícitamente se mantendrán a salvo", ha dicho Paul Radu, cofundador del OCCRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project), en un comunicado.
"Nuestra investigación expone cómo estas personas pueden eludir la regulación a pesar de sus delitos, en detrimento de las democracias y de los pueblos de todo el mundo".
En el caso de Suiza y los bancos la situación suele ser especial, ya que otorgan una gran protección a sus clientes, y, aunque no tiene permitido aceptar dinero proveniente de actividades delictivas, según The New York Times esto no siempre se cumple.
Información parcial, inexacta o selectiva sacada de contexto
Este escándalo no llega en el mejor momento para el banco, ya que acumula varios en los últimos años que han impactado contra la línea de flotación de su reputación.
En 2019 el responsable de operaciones de Credit Suisse Pierre-Olivier Bouee dimitió después de un rocambolesco escándalo de espionaje, y en 2020 también dimitió su CEO, Tidjane Thiam, por espionaje interno.
Por su parte, Credit Suisse se ha defendido de este nuevo varapalo publicando un comunicado de prensa en el que "rechaza enérgicamente" las acusaciones hechas sobre sus prácticas comerciales.
"Los asuntos presentados son predominantemente históricos, en algunos casos se remontan a la década de 1940, y los relatos de estos asuntos se basan en información parcial, inexacta o selectiva sacada de contexto, lo que resulta en interpretaciones tendenciosas de la conducta empresarial del banco", asegura el banco.
"El pretexto de proteger la privacidad financiera no es más que una hoja de parra que cubre el vergonzoso papel de los bancos suizos como colaboradores de los evasores fiscales", ha dicho el denunciante de Credit Suisse, según la declaración del OCCRP. "Esta situación permite la corrupción y priva a los países en desarrollo de unos ingresos fiscales muy necesarios".
Todo un escándalo que ha salpicado a la entidad helvética, que llevaba décadas prometiendo medidas contras los fondos ilegítimos. Según la investigación, fuentes de la entidad aseguran que el 90% de las cuentas en el foco "ya estaban cerradas o en proceso de cierre antes de recibir las consultas de la prensa, de las cuales más del 60% se cerraron antes en 2015", y han insistido en que el banco aplica "una política de tolerancia cero con la evasión fiscal".
Por encima de sus relojes de lujo, sus montañas nevadas y su excelente chocolate, Suiza es sobre todo conocida por el secretismo de su sector bancario. Y en el corazón de esa industria está Credit Suisse, que a lo largo de sus 166 años de historia se ha convertido en una de las más importantes instituciones financieras del mundo.
Con cerca de 50.000 trabajadores y 1,5 billones de francos suizos en activos que le gestionan a 1.5 millones de clientes, este coloso financiero es “sólo” el segundo banco más grande de Suiza (por detrás de UBS). Una evidencia del predominio de este sector en la próspera y pudiente nación alpina.
Fuentes: The Guardian, Infolibre, Bolsamania, BI
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