Los directivos de la SGAE se aseguran un retiro millonario: la jubilación faraónica de Teddy Bautista
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es una entidad de gestión de derechos de propiedad intelectual, por tanto, una asociación sin ánimo de lucro. Así lo recuerda la nota 1 del informe de auditoría de cuentas anuales de 2008 que firma BDO Audiberia a 13 de marzo de 2009. De esta condición se derivan algunas obligaciones legales y también cierta filosofía de gestión, pues se manejan derechos de terceros. Desde 2002 las cuentas de la entidad aprobadas por sus socios, a las que ha tenido acceso LA RAZÓN, incluyen en su capítulo de «Remuneraciones y saldos mantenidos con los administradores y los auditores de cuentas», un epígrafe denominado «otras obligaciones» en el que se precisa que «la Sociedad mantiene un plan de pensiones para miembros de la Dirección». La contribución se mantiene en 2002 (257.000 euros), 2003 (256.000) y 2004 (256.000); sin embargo, se dispara en 2005 hasta los 419.000, lo mismo que 2006 y 2007. Es decir, en total, 2,026 millones de euros, puesto que en 2008 no se realizó aportación alguna a este fondo.
El reparto
El auditor contempla como miembros de la dirección a 19 personas, lo que supondría 106.631 euros por cabeza en caso de que la aportación fuera equitativa, lo que no suele ocurrir en este tipo de gratificaciones para las grandes empresas, pero nada se refleja en los documentos sobre cómo se reparten estas cifras. Eduardo Bautista cambió los estatutos para convertirse en un empleado de SGAE, como presidente ejecutivo del Consejo de Dirección, y no tener que ser elegido por los socios, como la Junta Directiva.
Cuando se reclamó información interna en 2002 sobre la suscripción de la póliza para la dirección, la cúpula informó que era una manera de asegurar un pensión «más digna al presidente ejecutivo del consejo de dirección, Eduardo Bautista, que había tributado la mayor parte de su vida laboral “como artista”», es decir, de forma intermitente. Llama la atención que la auditoría ofrezca todo tipo de detalles sobre el plan de pensiones que la entidad tiene suscrita con sus empleados (cantidad que les corresponde a cada uno, montante global aportado por año, profesionales que se sucribieron a la externalización del plan de pensiones en 1996...), pero del fondo para la dirección sólo se ofrece el montante total. Lo que vendría a refrendar que este plan de jubilación es una gratificación a la cúpula de la asociación es que las aportaciones se hayan realizado anualmente desde su suscripción, excepto en 2008, es decir, el ejercicio en que se quebró la curva ascendente en cuanto a recaudación y que en el balance aparece un signo negativo. El misterio sobre este asunto en la auditoría es aún mayor al incluirse, por primera vez en el pasado ejercicio, en el que, como señalamos, no se hicieron aportaciones al fondo, la siguiente nota: bajo el epígrafe «Retribuciones a largo plazo al personal» se anuncia que «la Sociedad mantiene compromisos por pensiones con un directivo.
El misterio de la auditoría
Dichos compromisos corresponden a planes de prestación definida, y están exteriorizados mediante pólizas colectivas suscritas con una compañía de seguros». Según los especialistas consultados por este diario, esto supone que uno de los directivos recibirá la aportación a su jubilación de 2008 en posteriores ejercicio. El auditor expone el mínimo de información legalmente exigible para no especificar si esta obligación está ligada o no al de las aportaciones que se hacen al plan de pensiones de la dirección y a qué miembro de la cúpula se refiere.
Para otros especialistas con los que ha hablado LA RAZÓN, este fondo de pensiones equivaldría a los «bonus» que perciben los directivos de las grandes empresas, un sistema que tendría difícil cabida en una sociedad sin ánimo de lucro como la SGAE. Estas mismas personas afirman que este tipo de gratificaciones dependen de la discrecionalidad del máximo responsable, que suele percibir al menos el 65 o 70 por ciento de estas cantidades. En cualquier caso, los asesores fiscales aseguran que se trata de una retribución con menos cargas que otras de carácter ordinario y, sin duda, más beneficiosa para alguien que ya ha cumplido 66 años como Bautista.
Las macrocifras que se manejan para la jubilación de los directivos de la entidad contrasta con las del fondo de pensiones de sus empleados. Desde 1997, SGAE externalizó dicho plan, desde entonces la cuantía para cada trabajador ha ido creciendo según el IPC: así en 2002 se aportó 660,54 euros por empleados, hasta llegar a los 807,19 en 2008.
Porque les dejan hacer lo que les salen de los santos cojones a estos malnacidos?