Pues nada, mi sorpresa ante el ser humano crece. Hoy 3 de abril de 2019 lo recordaré como el día que conocí a una vegana que no le da el pecho a su hijo desde que nació porque "somos veganos" (refiriéndose a ella y a su bebé).
No he tenido tiempo ni ganas de meterme al trapo y no sé con qué carajo estará alimentando a la pobre criatura, pero dudo mucho que sea más sano que la leche materna.
Lo he comentado en la oficina y algunos comentan "son sus padres, que hagan lo que quieran" pero creo que estamos llegando a un punto en el que nos superamos en idiotez, y aquí es donde abro debate, ya que en muchas ocasiones ir en contra de la propia naturaleza y de nuestras limitaciones (o necesidades) físicas es peligroso.
¿Hasta qué punto pueden decidir los padres sobre sus hijos?
Con el tema de los anti vacunas tenemos otro ejemplo claro, que además genera un problema de salud pública para todos, no sólo para ellos.