La gente es muy, MUY PESADA con la paranoia de la alimentación. Solo tienes que sumar un poco de desconocimiento (como el miedo a todo lo que suene a productos químicos) con la clásica sospecha hacia las empresas con cierto poder, y empiezas a leer y escuchar bestialidades que te ponen la carne de gallina.
Y yo, siempre que me cuentan la última idiotez de que si tal conservante es cancerígeno, o este otro edulcorante se hace con mocos, o esa otra mierda es en realidad carne machacada de embriones de pollo, siempre pienso lo mismo: "¿acaso eres consciente, pedazo de asno desagradecido, de la suerte que tienes de poder vivir en un mundo en el que puedes acceder a la mayoría de frutas, vegetales, carnes y pescados que existen en el mundo? ¿Que puedes disfrutar de especialidades culinarias a cientos de miles, cuando no hace ni 50 años la gente tenía que conformarse con cinco o seis platos diferentes en su dieta? ¿Que puedes comer fruta fuera de temporada? ¿Cómo coño te crees que funciona todo esto, con puta magia?
Pero lo peor de todo no es esa completa e ignorante ingratitud hacia el desarrollo, sino que si supieran de verdad la de mierdas que ingerimos con cualquier alimento, bien harían en beber agua de manantial y punto. Porque cuando no es los nitratos de las verduras es las nitrosaminas de la barbacoa, y cuando no el mercurio de los peces depredadores, o la puta solanina de la patata. Ya está bien de calentarnos la cabeza a todos con vuestros miedos del medievo, cojones. Dejadnos comer en paz.