Cuando un libidinoso enfermizo como yo, convierte a su miembro viril en la brújula que guía sus pasos en la búsqueda de nuevos agujeros donde descargar su simiente, la cantidad de situaciones delirantes en las que se ve involucrado no tiene límite. Aun me sorprendo como a día de hoy nunca he sido detenido ni avergonzado públicamente delante de mis padres y amigos a pesar de las múltiples ocasiones en las que mis actos se han alejado de la sexualidad y el cortejo más convencional.
Muchas han sido las ocasiones en las que mi indomable rabo me ha llevado a situaciones lìmite con mujeres totalmente esperpénticas. Lo peor de todo, es que yo era plenamente consciente de mi zozobrante caminar al pie del abismo. Sin embargo, tenía la sensación de ser un simple espectador. Era como si estuviera viajando dentro de mi cuerpo, como si mis piernas, mis manos, mis propias palabras se movieran de forma independiente a mis propios pensamientos.Recuerdo estar diciéndome a mi mismo, a la tierna edad de 22 añitos, que dejara de besar a aquella gorda de 50 años en medio de la calle donde en cualquier momento podían aparecer mis padres, sin que mi cuerpo ni mi polla erecta desbordando el pantalón, hicieran nada para obdecer mis órdenes.
Esta tendencia suicida se ha visto tristemente reforzada por la irrupción de internet y su diabólica capacidad para conectar las antenitas de todos los transtornados del planeta tierra y ponernos en contacto para que divirtamos al público con nuestra hilarante demencia.
Lo peor de todo es que disfruto de todo este mundo surrealista, donde un dia quedo con una rapera dominicana de 120 kilos y al dia siguiente con una profesora de aerobic de 18 y toda u pandilla de amigos canis, jenis, chonis y chachos, mientras hablo de la belleza de los poemas de Neruda y ellos de las últimas novedades del tunning. Me siento intrépido, enajenado y procaz, una especie de iluminado hipócrita que mudo de piel y de actitud con tal de darle el reposo que mi entrepierna reclama.
Seguro que como buenos foreros de MV que sois todos, muchas veces os habreis vistos metidos en situaciones descacharrantes por haber seguido los insanos e inevitables consejos de vuestro amiguito Don Pollón. No seais tímidos y compartamos nuestras miserias y nuestras vergüenzas más íntimas. ¿A que intricados laberintos os ha llevado vuestra necesidad de amor?