Entre las escenas más pertubadoras que he tenido el gusto de presenciar -sin contar muchas protagonizadas por mí misma jajajaj-, seleccionaría una noche de fiesta con un giro argumental bastante surrealista para mi 'yo' de aquel tiempo.
Aún a día de hoy me cuesta reconocerme en el recuerdo de haber pasado mis horas en aquel piso franco, rodeada de heroinómanos de viejo poniéndose las botas con su mierda caballil. Quizás porque era la primera vez que asistía a una reunión semejante, sin comerlo ni beberlo, me parezca tan perturbador... O quizás porque, en contraste con su decadencia corporal, aún sonreían como niños... No sé, no hubo momentos sanguinolentos ni violencia de ningún tipo, de hecho, eran muy majos y amigables todos ellos (contando sus anécdotas de cómo tenían hecha mierda la nariz, o de cómo habían estao al borde de palmarla en un cuarto de baño lleno de heces y meaos), pero me dejó muy mal cuerpo, a la vez que una extraña sensación de absurdo y nihilismo vital absoluto.