Yo abogo por la paz y la no venganza, a no ser que surja.
Cuando estaba destinado en la brigada de montaña, estaba un día de fiesta con un amigo en la puerta de un bar y este tenía algo de porros para vender, todo un comerciante.
La cosa es que este no tuvo otra que sacar su piedra y nos vimos rodeados por 7 canis-borrokas de última generación con ansia de robarnos, a lo cual no accedíamos hasta que nos enseñaron sus maravillosas navajas último modelo high-tech.
Les dimos lo que nos pidieron y nos fuimos tan felices, disfrutando de una entrañable noche.
8 meses despues al volver de Afghanistan, un día estabamos de cena yo y todos los maromos de 2x2 de mi compañía en una conocida zona de marcha de Pamplona, logicamente en un estado de embriaguez avanzado.
Al salir de un bar y azaroso destino, ahí estaba, el cabecilla de los que me dieron el palo, con dos nenas, siendo el más duro con su gran sonrisa en la boca.
Lo identifique, señale, y a continuación empezo a ser golpeado y reducido, posteriormente interrogado por mis compañeros mientras me preguntaban si era el seguro y el otro lloraba como una niña con el labio roto, yo estaba espantado ante tanta ultraviolencia e intente calmar a mis compañeros sin ningún exito.
Le quitaron el móvil, las llaves de casa, las de la moto, la cartera y la autoestima, fue una vejación total, pero no buscada...
moraleja: confía en la justicia divina cuando seas atracado, no en la venganza