Esta historia empieza, como tantisimas otras en un bar a la madrugada de un lunes. No es hora para ligar, las chicas bonitas ya estan en la cama, aunque tambien lo esta la competencia masculina, y los catolicos han decidido no salir de casa por miedo a las represalias de su afeminado dios. Yo, como judio, estoy en la cuspide del fin de semana, primera noche que puedo salir entera despues del shabbat, listo para comerme al mundo.
La noche pinta mal, bar medio vacio, camarero con ganas de cerrar y una panda de neohippies a mis espaldas hablando de como cultivar opio o alguna subnormalidad parecida. Estoy sentado en la barra, voy por mi tercer ron y mi economia empieza a no dar para mas. Voy vestido con mi vieja chaqueta del ejercito sovietico, algo que, por los tiempos que corren, me hace mas un tirado que un exmilitar, como hace algo de frio tambien llevo una camiseta de la septznatz, franjas azul claro sobre fondo blanco. Esto es importante para entender algunos de los sucesos venideros, y para entenderlos aun mejor, debo deciros que lo mas cerca que he estado de un soldado es viendo un desfile por la tele.
Bien, a lo que toca. Mujer bonita cruza la puerta, la miro, me mira, mira al resto de gente del bar y se viene a mi lado. Todo pinta bien. Antes de que se me ocurra una frase con la que entrarle a ella le da por preguntar por mi atuendo militar.
Durante un milisegundo sopeso todas las estrategias posibles a seguir a partir de este punto: decirle que soy un tirado, un soldado español o tansolo alguien que perdio el sentido de la moda hace muchos años. Me decido por la mas arriesgada, y rememorando mis tiempos aprendiendo ruso me hago pasar por veterano de los ejercitos eslavos en chechenia. Un perfecto acento ruso, unas ropas acordes con la situacion, mucho alcohol, mucho rambo en la memoria y una chabala con pocos conocimientos de historia militar me permiten defenderme con naturalidad, pero eso no es lo que ella busca. Mi royo super-veterano heroe de accion deprimido no le pone, y finalmente apenas logro acompañarla a su casa.
Una vez en su portal, empieza a sonar en mis oidos la dulce voz de barney, "naked mand, naked man, naked man" es superior a mi, no puedo resistirlo. Le pido ir al lavabo, y ella acepta a regañadientes. Mientras me desnudo, solo pienso en las probabilidades, "dos de cada tres veces campeon, dos de cada tres", finalmente salgo a su saloon, haciendo tanta fuerza en todos mis musculos que parece que no tenga piel.
Voy a saltarme detalles mas eroticos, lo unico que quereis saber es que de hoy en adelante voy a tomarme las cosas que veo en como conoci a vuestra madre mucho mas en serio.