Veinte años, como pasa la vida. Siempre plasmo mejor las ideas en mi cabeza cuando camino que cuando me pongo a escribir, pero allá va.
De un tiempo para acá me encuentro desasosegado, como si mi vida careciera sustancia. Después de mi último escarceo amoroso parece como si el peso de la vida se hubiera echado sobre mis hombros como una losa. No encuentro mi sitio. Creo, después de mucho reflexionar, que no tengo la facultad de amar, y no creáis, es algo bastante corriente aunque a muchos os pase inadvertido. Dicen que fracasar con una mujer no es fracasar como persona, pero es para librarte del pensamiento de culpa, para reafirmarte a ti mismo, una forma de convencimiento para no caer en el abismo. Es más fácil mirar fuera de ti y moldear el mundo a tu antojo que asomarte a tu mundo interior.
No todos mis "problemas" giran en torno a este chasco, son muchos, y ninguno a ojos ajenos parecería preocupante pero hay que verse en la situación. Ni siquiera sabría diseccionarlos, es simple y llanamente que no me importa nada, no tengo metas a corto plazo, ni que decir a un futuro más lejano. Pensaréis que es el típico bajón, que este mal endémico es corriente en las sociedades modernas, que tal vez me recree demasiado en mi tristeza y acabe siendo un estado más impostado que real, también es posible. No sé qué hacer. Nunca he sido la alegría de la huerta, siempre sereno y, divertido cuando la situación lo requería, pero mi semblante es el de una persona seria, incluso puede parecer el de alguien con problemas reales y tangibles, pero es un simple desazón bastante importante.
He omitido un buen tocho que tenía escrito, pero tampoco quería aburriros con mis mierdas.
La crisis de los cuarenta me ha pillado con veinte años.
¿Os habéis sentido así alguna vez?