No le costó demasiado. Una enorme estrella del caos, símbolo relacionado con el anarquismo, tatuada en la rodilla, pendientes de anilla, cabello peinado en cresta y camisetas con mensajes antifascistas y contra la policía consiguieron que se ganara la confianza de todos, incluidas las 5 mujeres que pertenecían al centro social okupa La Cinètika
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Cruz Morcillo ha querido diferenciar entre las labores de un agente infiltrado y uno encubierto, siendo el primero el caso de Barcelona: “En el caso de este concreto está autorizado, tiene un DNI o varios que los autoriza la Secretaría de Estado de Seguridad, que se otorgan a determinados grupos de investigación. Cuando un juez lo autoriza es otra figura, que es el agente encubierto, pero en este caso fue por el Ministerio del Interior, no es un identidad real pero es un documento oficial”, explica.
“Estos infiltrados captan la información y la transmiten, pero no se judicializa, no están investigando ningún delito, están consiguiendo información, ya lo haga cada uno es decisión propia. Lo único que no puedes hacer es incitar a cometer un delito ni nada ilegal”, matiza Muñoz
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¿se podría considerar que el agente ha abusado sexualmente de las mujeres? ¿Está justificada su actuación? Esta última pregunta es un sí por parte de Muñoz, que señala la peligrosidad de algunas actuaciones de los CDR en el pasado.
“Hay que decir que de momento no se han admitido las querellas, pero lo que alegan es que no habrían mantenido esas relaciones sexoafectivas de saber que era policía y, aunque lo consintieron, no era un consentimiento real. Utilizan una doble figura”, añade Morcillo que, insiste, “desde el punto de vista del derecho se está diciendo de forma mayoritaria que no tiene encaje que se considere consentimiento viciado”.
Incide Muñoz en que lo que ha hecho es absolutamente legal: “lo del consentimiento viciado puede resultar hasta ridículo, por la razón de que no tienes la obligación de desvelar quién eres. Es un caso claro”.
Por último, Cruz Morcillo ha querido desvelar que desde la Policía aseguran que no van haciendo esto habitualmente: “cada uno tiene su método mientras no cometa un delito, aunque no suelen hacer esto, porque puede pasar que, con sentimientos de por medio, el agente tenga el riesgo de pasarse al otro bando. No hay protocolos”