El estado a lo de siempre: ahogar a impuestos, ya sea a personas o empresas, para luego, si eres uno de los "afortunados", recibir una subvención o subsidio y quedar como el salvador de la raza humana. Te quitan 100, te devuelven 20 y la gente feliz. Telita.
Y esto pasa cuando quien gestiona el dinero público es la gente que no produce o ha producido en su puta vida por lo que no saben valorar y respetar el trabajo y esfuerzo de la gente a la hora de gastar dinero público o de no robarle a base de impuestos absurdos. Y cuando una pequeña parte de la población (autónomo, trabajador medio del sector privado, empresas privadas sin tratos de favor o subvenciones) debe mantener a una mayoría (gente sin cualificar sin ánimo alguno de reciclarse que vive en un estado de ayuda social permanente, funcionarios estancados en "pero me saqué una oposición" y de dudosa utilidad, puestos a dedo, entidades financieras win-win, megaempresas con ayudas multimillonarias al I+D que deberían autofinanciarse con sus enormes beneficios para seguir creciendo, etc...). Y cuando quien delega, vía voto, su toma de decisiones en estos parásitos.
Pero bueno, la gente siente empatía y apego hacia sus semejantes o tiene dependencia de su enchufador de turno, así que es normal que los parásitos voten a parásitos y que los estómagos agradecidos voten a quien les ha librado de esforzarse en la vida o de caer en las garras de la selección natural. Así que a soportar gobernantes mediocres y malos gestores mientras los encargados de elegirlos sean esa mayoría dependiente.