Es aclamado entre la juventud por sus letras directas y críticas. Uno de los artistas más escuchados en España. Referencia para muchos chavales de origen migrante, como él, de ascendencia marroquí. Aborda el racismo social y el institucional desde la propia experiencia y es el referente de muchos que crecieron en barrios desfavorecidos de la periferia urbana. Sin embargo, unas reciente declaraciones tras un concierto han levantado una gran polémica. Para muchos, Morad, el ídolo del trap, se ha caído del pedestal al mostrar en un vídeo su apoyo incondicional al rey de Marruecos, Mohamed VI, y al posicionarse de su lado en el largo y enquistado conflicto del Sáhara Occidental, la excolonia española ocupada militarmente por Marruecos.
El artista grabó estas imágenes después de un concierto en el que alguien le lanzó una bandera de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), reconocida internacionalmente y por las Naciones Unidas. Sin embargo, Morad alude al incidente asegurando que pensó que se trataba de una bandera palestina. Realmente, pocas diferencias hay entre ambas ocupaciones ilegales, según el derecho internacional, salvo el país invasor. Aunque para Morad no parece que eso le atribuya la misma justicia a la lucha de ambos pueblos.
La influencia de Morad quedó patente en uno de los programas de Jordi Évole. El pasado febrero, el cantante mostró su barrio de Hospitalet de Llobregat y habló largo y tendido de sus inicios, de su vida anterior al estrellato, criticó los discursos de odio que se lanzan contra los menores migrantes que llegan solos al país y las situaciones cotidianas de racismo en general. Sus palabras levantaron el aplauso de miles de personas. Pero en esta ocasión le están arreciando las críticas entre una parte de sus seguidores que sí simpatizan con la causa saharaui. No es la primera vez que Morad es objeto de polémica con este tema del que, como él reconocía en ocasiones anteriores, tampoco es que tenga mucha idea.
El mejor tweet que lo resume es este:
Antisistema para unos, súbdito y persa para otros. En fin, otro con la máscara quitada ya a tope.