Es una situación jodida, mucho ánimo, yo he pasado por eso, lo he aguantado años, y es como dice Must, una lucha contra un gigante, porque encima el entorno familiar empeora el problema más que solucionarlo sobre protegiendo a la persona e impidiendo que avance con su actitud.
Es que el entorno familiar hace mucho. Si una persona está depresiva, apenas sale de casa, no hace absolutamente nada y su familia, para rematar, se lo "apremia" o "psé, es que es lo que hay"; eso tiene todas las papeletas de seguir así y alargarse muchísimo en el tiempo. Por mucho que digan: el amor no lo puede todo y uno no puede interferir en según qué.
Además, muchas veces, la gente cambia cuando quiere y puede. Realmente, yo creo que a alguien así tampoco le sale a cuenta luchar por la relación, porque no ve nada más allá por la depresión y nada de lo que haga (para esa persona), le va a servir. Luego años después vienen los arrepentimientos, pero eso ya es otro tema.
#15165 ¿tú qué recomiendas hacer? Sin sarcasmos.
No sé, yo es que veo que son casos de relaciones tormentosas, con problemáticas jodidas, gente que habla de AÑOS de aguantar una misma dinámica, relaciones que ya están muertas, etcétera. Lo digo porque parece que aquí se esté hablando de cosas que puedan resolverse con diálogo o teniendo paciencia. Cuando, seguramente, la gente pidiendo consejo lleva intentado de todas las maneras salvar la relación.
Yo mismamente estuve año y medio por si se arreglaba, no se arregló. Pues es lo que hay. ¿Qué le decimos? Nah, aguanta, sé un infeliz toda tu vida y malgasta años por la relación.
Es que no estamos hablando de que, a la mínima, se deje a alguien. Se está hablando de gente que ya viene de dinámicas relacionales nefastas, con la relación dando coletazos (que eso ya ni es noviazgo ni es nada) y demás.
Es durísimo querer a alguien y ver que, ni aún queriéndole ni estar ahí, sirve de nada. Que todo tiene su fin, aún esforzarte y estar ahí. Y eso duele mucho, pero no se puede estar eternamente a la expectativa de que alguien cambie. De que algún día, por gracia divina, por un click "mágico"; todo vaya a mejor.
No se puede cambiar si siempre se hacen las mismas cosas.