Muere de un disparo la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala

Actualizo (atención, el contenido que estás a punto de leer se parece a lo que podría leer tu abuela en el Pronto o Lecturas, cotilleo sobre la vida de la asesinada puro y duro, si el cotilleo no es de tu interés no continues con la ardua lectura):

La familia de la viuda del ex presidente de la CAM, bajo lupa

La Policía indaga en el círculo íntimo de la mujer

La unidad se rompió tras la muerte de Vicente Sala, cuentan desde el círculo íntimo

La viuda de Vicente Sala era una de las mujeres más distinguidas de Alicante. También una de las más ricas. Vicente Sala y ella habían amasado una gran fortuna con SM Resinas SA, empresa del sector químico con una facturación anual millonaria. También con los coches, como propietario del concesionario Porsche, Volvo y Honda de Alicante, esta última se reconvirtió en Novocar, tienda multimarca de automóviles donde se perpetró el crimen. Hasta su muerte, Vicente Sala había dirigido sus negocios con mano de hierro y en solitario. Sus cuatro hijos -tres mujeres y un hombre- trabajaban allí pero las decisiones pasaban por él y, si acaso, por María del Carmen, que -dicen los que conocían al matrimonio- siempre fue una buena consejera.

Era una familia unida pero con el fallecimiento de Sala todo cambió. María del Carmen era la heredera universal. Ahora ella tenía el timón y comenzó a ejercer su autoridad con la misma mano dura que su esposo pero con la diferencia de que no era ella quien estaba al frente de los negocios. Delegó en sus hijos y, cuentan en su entorno más próximo, tenía preferencias. «Me consta que alguno de ellos se sentía agraviado por aquella situación. Hubo perjudicados. Los hubo», aclaran las mismas fuentes. La familia comenzó a romperse. Corría el año 2011.

María del Carmen sufrió mucho con aquella nueva situación. Era una mujer de profundas creencias religiosas y muy familiar. Era la gran anfitriona. Para ella, sus hijos y sus nietos eran lo primero. La familia estaba por encima de todo. También su hermana, soltera, que vivía con ella desde que se casó. La unidad era una cuestión tan primordial para el matrimonio que construyó cuatro chalés para sus hijos en el terreno en el que se erige la imponente mansión que poseen a las afueras de Alicante. Allí vivían todos con sus familias. María del Carmen los tenía cerca y era frecuente que se reunieran a diario para almorzar en la casa principal. Pero la muerte de Vicente Sala dejó otro escenario. El servicio dejó entonces de poner cubiertos para una veintena de personas a diario a la hora de comer. María del Carmen ya no reunía a los suyos con la facilidad de antaño. Cuentan amigos muy cercanos que en los últimos tiempos se quejaba de la soledad. «Repetía con cierta frecuencia que se encontraba un poco sola». También las cosas cambiaron en los negocios. El pasado 13 de octubre, el único hijo varón del matrimonio, de nombre Vicente, dejó sus cargos de responsabilidad al frente de la empresa familiar y se los cedió a dos de sus hermanas. Así, abandonó su puesto como presidente de Samar Internacional SL, que posee el 100% de la empresa familiar SM Resinas SA, para que la nueva presidenta fuera su hermana María del Mar Sala Martínez. Al mismo tiempo, Vicente Sala hijo también dejó la presidencia de Compañía Española de Resinas SL en favor de otra de sus hermanas, esta vez de María Antonia Sala Martínez. Los motivos de aquella decisión no trascendieron. Hubo discreción. Como siempre. Los hijos lo aprendieron bien. Vicente Sala padre y María del Carmen Martínez eran muy discretos, muy celosos de su intimidad y enemigos de los conflictos. De cualquiera. Todo menos dar que hablar. Tanto es así que, tal como apunta otro de los amigos de la pareja, cuando una de sus hijas se divorció, añade, «Vicente y Mari Carmen decidieron darle la concesión de uno de sus negocios de coche al que había sido su yerno durante años para evitar que pudiera sentirse agraviado». Aquella separación, apuntan desde su círculo, se vivió como un auténtico drama en la familia, sobre todo en María del Carmen, una mujer de misa semanal.

El matrimonio era también un reconocido anfitrión y sus fiestas eran muy sonadas. «Reunían a sus amigos en cenas y eran veladas muy tranquilas que se extendían hasta tarde, donde se comía muy bien y se charlaba mucho. La gente siempre estaba muy animada y quedaba encantada», rememoran las mismas fuentes.

Eran dueños de una importante colección de arte etrusco -máscaras y figuras- y de otra de cristales, dicen, de las más importantes de España. Su mansión también estaba repleta de cuadros del pintor alicantino Eusebio Sempere. Estaban bien relacionados y, a priori, no tenían enemigos.

http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/alicante/2016/12/11/584c4eb3268e3ee7238b45bf.html

Vivimos por encima de nuestras posibilidades, dicen...

#33 shhhhh xDDD que me da la risa.

#35 Lo mejor es como acaban el artículo, "Entonces, ¿Por qué alguien querría acabar con su vida?"

Ahí ya... xDDD

Está claro con lo de arriba y este final, por donde quiere el mundo que vayamos tirando... xD