- Los niños y adolescentes españoles han incorporado a su lenguaje palabras y frases propias del español de América Latina.
- Lo hacen debido a la influencia de las redes sociales, de plataformas como YouTube, Twitch y TikTok.
- Pana, fachero o mamadísimo son algunos de los términos identificados por padres y profesores.
Si usted dejó ya atrás la adolescencia entenderá que estar mamadísimo es sinónimo de estar ebrio, borracho, tal y como refleja el diccionario de la Real Academia Española. Pero si conoce a niños pequeños o preadolescentes haga la prueba y pregunte qué opinan ellos.
"Estar mamadísimo es estar súper fuerte", contesta Paula, una niña de diez años de Salamanca ante la mirada atónita de su madre. Propio de México, Guatemala y Honduras, una persona mamada es una persona "de músculos desarrollados, generalmente debido al ejercicio". Así lo recoge el diccionario de americanismos de la RAE, un compendio de 70.000 palabras usadas en países americanos de habla hispana.
"También dice palabras como pana [en Ecuador, Venezuela y Puerto Rico, amigo íntimo, compañero inseparable]. Y usa mucho la expresión 'la concha de tu madre', que no sé qué quiere decir", añade su madre. La niña responde con honestidad: "Yo tampoco sé qué quiere decir 'me cago en San Pito Pato".
Los niños y adolescentes españoles han incorporado a su lenguaje palabras y frases propias del español de América Latina. Lo hacen debido a la influencia de las redes sociales, de plataformas como YouTube, Twitch y TikTok y de los creadores que las llenan de contenido.
Pana, fachero, mamadísimo o boludo son algunos de los términos identificados por padres y profesores. Se mezclan con anglicismos y otros vocablos típicos del lenguaje digital, como stalkear (espiar en redes sociales), crush (amor platónico) o random (aleatorio) que a su vez son comunes entre jóvenes y adultos de la generación millennial. Pero los americanismos puros —palabras del español de América— están presentes, sobre todo, en niños y niñas. Los adolescentes los conocen y a veces los rechazan por asociarlos a un tipo de cultura urbana que no es la suya.