Harold Gillies fue un pionero cirujano plástico cuyo innovador trabajo cambió la vida de los soldados gravemente heridos en la guerra de trincheras durante la Primera Guerra Mundial.
Gillies es conocido como el "abuelo de la cirugía plástica" y dedicó su vida a devolver las esperanzas a soldados cuyas espantosas lesiones les habían convertido en un monstruo para el resto de la sociedad.
Gillies realizó el primer injerto de piel en 1917 en un marinero británico llamado Walter Yeo, que había sufrido terribles quemaduras en combate. Utilizando piel del cuello y la parte superior del pecho de Yeo, Gillies hizo una máscara de piel que trasplantó a la cara de Yeo. Esto ayudó a reparar el daño que se había hecho, ocultando su desfiguración y permitiéndole cerrar los ojos por la noche una vez más. Yeo incluso volvió al servicio activo y vivió una larga vida después.
En el Hospital Militar King George de Londres utilizaron la misma técnica en un gran número de pacientes que habían sufrido heridas espantosas a causa de la Gran Guerra. El equipo médico hizo todo lo posible por ocultar las horribles heridas de los soldados creando máscaras faciales. Las máscaras habrían dado a los soldados la esperanza de que su vida podría continuar, incluso después de pasar por el infierno.
La guerra, que duró de 1914 a 1918, impulsó grandes avances en este campo y allanó el camino para la cirugía plástica moderna.